Publicado: octubre 28, 2025, 1:30 am
Ya en su momento quiso escribir un libro a cuatro manos con James Spears sobre cómo ser buenos padres. La ocurrencia, para los fans de Britney Spears, era malvada. Pero Kevin Federline, quien fuera el esposo de la Princesa del Pop durante apenas dos años —más seis meses de noviazgo en los que él se separó de su expareja mientras estaba embarazada de su segundo hijo en común—, lo ha conseguido finalmente y este martes salen a la luz en Estados Unidos sus memorias, a las que les ha puesto de título You Thought You Knew (en español «Creías que lo sabías»).
El bailarín, que ahora tiene 47 años, se comprometió con Britney en julio de 2004. En septiembre de 2004 pasaban por el altar; en septiembre de 2005 tenían su primer hijo, Sean Preston; en septiembre de 2006, el segundo. En noviembre, Spears solicitaba el divorcio y comenzaba una batalla por la custodia que la artista perdió en cuanto se le unió, más tarde, la tutela paterna. Ante los primeros extractos que han salido a la luz, la cantante de éxitos como Toxic ha respondido tajante que está harta de la «luz de gas» que lleva haciéndole años su exesposo.
Pero Federline, que ha contado con la ayuda del editor de la editorial independiente Listenin —y también escritor fantasma— Alex Holstein, mantiene que él ha sido el perjudicado de cara a la opinión pública, contando ahora episodios como que Britney llegó a consumir drogas duras mientras daba el pecho a sus hijos o debatiendo abiertamente si no hubiese sido más conveniente eliminar el #FreeBritney de la ecuación y que la artista siguiese bajo el control de su padre. Solo quiere, asegura, lo mejor para ella.
Desde Vanity Fair han comparado el libro de Federline con La mujer que soy, las memorias de Spears, y según el medio el también modelo no sale excesivamente bien parado. Para empezar, porque él habla de ella muchísimo más de lo que ocurre al contrario. «Creo que [Britney] tiene derecho a contar su historia. No sé cuánto de verdad hay en todo aquello, pero pienso que mucha gente va a seguir callada al respecto porque quieren verla mejor. Como he dicho, todo el mundo tiene derecho a contar su historia», ha contestado sobre sendos libros.
«Solo trato de ayudar. Esto no va de hacer daño o de hundir a nadie. Se trata de intentar llegar a un lugar en el que, al fin y al cabo, siga habiendo un camino por recorrer que os implica a ti, a los niños y a la gente que te rodea y te quiere, tender puentes», ha afirmado, así como que, por contra, lleva «años sin hablar» con la madre de sus hijos. «No hemos podido comunicarnos desde hace mucho tiempo», ha continuado.
Ya dentro del libro, por ejemplo, hay pasajes que se repiten. Mientras que Spears rememoraba cómo se dieron las circunstancias de su primer encuentro, cuando se conocieron, Federline se muestra más escueto, aunque, de alguna forma, complementario a lo que escribió Spears, que mencionaba «una conexión» y daba detalles sobre Kevin diciéndole que ya era padre. «La verdad es que yo, en aquel momento, con mi mentalidad a los 25 años, lo único en lo que pensaba era en tirármela», resume el bailarín.
Eso sí, aquello hace que Federline se acuerde de su anterior pareja y madre de sus dos primeros hijos, la actriz Shar Jackson. «Gestioné mal la ruptura con Shar», revela, añadiendo que le mintió sobre por qué iba a Europa, no mencionando la gira de Spears y diciéndole que «tenía el rodaje de un anuncio en el extranjero». En un momento dado, afirma, «ya era demasiado tarde y ella ya había unido los puntos por su cuenta». No era difícil: los paparazzi les habían fotografiado juntos.
Y ahí entra lo que, según la periodista Kase Wickman, es la doble moral de Federline, diciendo en páginas consecutivas que no podía estar sin sus hijos y cómo no pasaba demasiado tiempo en casa. «Me iba a Las Vegas un par de noches. O me quedaba solo con mis colegas para tomarme un respiro. No es que me largara durante semanas, pero era suficiente», relata, así como que todo cambió tras uno de los mayores fracasos de su vida, su disco de rap, vendiendo apenas 16.000 copias, y que lanzó justo al nacer su segundo hijo, Jayden James. Apenas unas semanas después, Britney solicita el divorcio.
Él afirma no comprenderlo, dado que incluso entonces se consideraba un gran padre —a pesar de que continuamente rememora hechos que no concuerdan con sus palabras—. Y comienza referir encontronazos, como en una fiesta en la que Britney estaba esnifando cocaína y él le pidió que no amamantara a sus hijos esa noche. «Eso fue lo que acabó con nosotros», asegura, «el tema de la lactancia». «Recuerdo escuchar historias sobre ella saliendo de fiesta hasta las cinco de la mañana, dejando a los niños con niñeras que apenas conocía. Aquello me destrozó», continúa.
Pero mientras que con esto busca dejar en mal lugar a Britney, él hacía exactamente lo mismo. «Yo empecé a salir más, a beber más, a meterme coca de vez en cuando… Cualquier cosa con tal de acallar el ruido y escapar del peso que arrastraba. No importaba lo oscuras que se viera todo, yo seguía esforzándome. Preston y Jayden eran mi ancla», reconoce sin rubor alguno, puntualizando además que él sí que estaba logrando «un hogar para ellos, un espacio seguro donde pudieran ser niños, lejos de la primera línea de fuego». Y que por eso le dieron la custodia.
Pero, explica la periodista, unas páginas después describe una típica fiesta sin sus hijos. «Una orgía en toda regla a la altura del mejor Hollywood, un viaje a través de las tramoyas de Los Ángeles: strippers esnifando cocaína en los culos de las otras, tíos follándose a tías por turnos en mi jacuzzi, un burdel simulando ser una productora porno y, a su vez, una clínica dental…». Ha contestado, eso sí, las preguntas de Vanity Fair sobre esta dualidad.
«Quiero que la gente sepa que yo también tuve algo que ver en todo esto. No estoy señalando a nadie, y en el libro cuento estas cosas porque yo también estaba tratando de entenderlas. Es normal que saliese de fiesta. Yo también lo hacía. Comparto la culpa al 100%, ¿vale? La diferencia es que yo sí sabía lo que eran importante para mí con los niños, y sabía que cuando tenía a mis hijos, nada de eso iba a ocurrir, nada iba a afectar a mi paternidad», ha respondido.
Por último, la colaboradora afirma que Federline cubre todos los frentes y tiene una excusa para cada uno de sus errores. Si Spears le pidió el divorcio, él ya había roto con ella «dentro de su corazón»; si su debut en el rap fue un fracaso fue porque no se atrevió a sacar otras canciones que hizo «con productores y compositores con Grammys»; y a pesar de lo que cuenta de Britney, ahora vive felizmente casado y con «el pack completo de seis hijos» sin haber renunciado a la manutención que ella tenía que pagarle con motivo de su divorcio.
Porque él, de verdad, quiere ayudarla. «Únicamente espero que ella se dé cuenta de que hay gente que ha sido vilipendiada por haberse preocupado por ella, gente que sabe exactamente lo que está pasando y a la que no le hace caso, pero a quienes le sigue importando y que quiere que le vaya lo mejor posible. ¿Quién sería yo como padre si no abogase por la madre de mis hijos?», ha declarado Federline. No es extraño, por tanto, que los fans de Britney hayan comenzado una campaña de boicot contra el libro.
