Publicado: diciembre 1, 2025, 1:30 am
Jordy Claude Daniel Lemoine nació el 14 de enero de 1988 en Saint-Germain-en-Laye, Francia, y tenía solo cuatro años cuando sus padres lo empujaron, con todas las notas que tiene la palabra, a la fama internacional.
Su padre, Claude Lemoine, era productor y su madre, Patricia Clerget, locutora de radio y compositora. Jordy era un pequeño cuando fue elegido para un anuncio de pañales para la televisión, cuyo eslogan era «qué difícil es hacer pipí». Claude padre vio, con sus ojos profesionales, que podía darle una vuelta a aquella frase y empezar a trabajar en el futuro musical de su hijo que, según él, tenía mucho talento.
Nació así Dur dur d’être bébé! (Qué difícil es ser bebé), un pegadizo himno dance-pop que, en 1992, alcanzó el número uno en Francia, se convirtió en un fenómeno internacional (especialmente en Europa y América Latina) y convirtió al pequeño Jordy en el artista más joven que jamás ha liderado una lista de singles, según el libro Guinness. El álbum que siguió al éxito, Pochette Surprise, vendió solo en Francia más de medio millón de copias.
El daño que toda esta etapa causaría en la vida de Jordy Claude es difícil de medir.
Durante los años siguientes, sus padres llevaron al niño a escenarios de todo el mundo, programas de televisión, grabaron videoclips, actuaciones en directo, lanzaron dos álbumes más (Potion Magique en 1993 y La Récréation en 1995) y, mientras el éxito menguaba imparable, a su alrededor se planteaban los debates éticos: ¿está bien poner a un niño tan pequeño en el centro del foco mediático?
En un intento desesperado por recuperar el auge financiero, los padres de Jordy crearon un parque infantil familiar llamado La Ferme de Jordy. Fue el último intento. El parque fracasó, sus padres se separaron y él se emancipó de su padre, a quien en un libro de memorias escrito en su mayoría de edad y a cuatro manos con su madre, Je ne suis plus un bébé (Ya no soy un bebé, 2006), llama «el rey de la manipulación mental». «Me robó y me mintió —dijo—. Fue horrible entrar a mi cuenta y ver una cantidad irrisoria de dinero. No había ni rastro de las ventas de discos, los conciertos o mis derechos de imagen», y dice también que fue gracias al apoyo de su madre que consiguió salir del círculo vicioso en que se había convertido aquel empeño por la fama y el dinero.
En 2005 participó en La Ferme Célébrités y ganó la segunda edición, donando parte de sus ingresos a France Parkinson, y en 2006 formó una banda, Jordy & the Dixies, en un intento por definir una identidad musical propia, pero el proyecto no cuajó. Intentó relanzar sus temas de infancia, pero había perdido los derechos y por ello denunció a su padre y a la discográfica. Cuando ganó el juicio, tanto el uno como la otra fueron penados a pagarle una compensación de alrededor de un millón de euros.
Hoy, más de treinta años después de alcanzar la fama, a Lemoine todavía le cuesta trabajo mantenerse anónimo. No tiene redes sociales conocidas y se esconde voluntariamente de cualquier pista que pueda llevar a él o a una imagen suya.
Esto afecta, incluso, al modo en que su familia gestiona su vida privada. Ingeniero de sonido según algunas fuentes, y casado a sus treinta y siete años con la técnico audiovisual Marion Le Strat (con quien tiene dos hijos), huye desde hace años de aparecer en ninguna fotografía en pareja o familiar en redes. Unas de las últimas donde se dejó ver pertenecen ya al verano de 2016.
Eso sí, parece que lección aprendida: en todas las fotos que Le Strat comparte donde aparecen sus hijos, su cara aparece oculta. En una foto especialmente significativa, el pequeño sopla su vela número cuatro, escondido tras el anonimato que le da un corazón.
