Publicado: marzo 6, 2025, 1:30 pm
Se presenta Jordi Valls Nart como nuevo seleccionador nacional del conjunto femenino de waterpolo con un reto de los grandes por delante: mantener a este equipo con el espíritu, la ambición y los triunfos que han envuelto a este deporte en los últimos diez años, y con el cambio generacional que ya se ha iniciado con mucho éxito. Pero es optimista a este respecto, toda vez que conoce desde dentro el vestuario, pues fue ayudante de Miki Oca, el extécnico que llevó a España a un oro mundial y otro olímpico entre muchas otras medallas. Valls, 47 años, se convierte en seleccionador absoluto, al menos hasta Los Ángeles 2028, y contará en su equipo con Ángel Andreo y Carla Fargas. Pero no dejará su vinculación con el CAR de Sant Cugat, donde muchas jugadoras catalanas ya se entrenaban bajo sus directrices. «Una de las grandes ventajas que tenemos es que he estado estos años compartiendo el trabajo con Miki. He tenido la gran suerte de que Miki me ha dejado libertad de funcionamiento y me ha hecho partícipe de las grandes decisiones que se han tomado. Hay fondo de armario, hay jugadoras, hay apuesta de clubes e instituciones para que el waterpolo femenino siga cosechando éxitos. Y tenemos todos los ingredientes para ser competitivos al más alto nivel», aseguró a los medios en su presentación. «Mucha parte del trabajo hecho en estos últimos ciclos olímpicos era consensuado, en equipo. Tengo un gran ‘staff’ que me ayudará en el trabajo con las jugadoras, que tienen un gran compromiso. Habrá matices, pero esos matices se darán con lo que vayan aportando las nuevas jugadoras. Esos cambios darán matices al estilo de juego que podamos plasmar», prosiguió. Se están despidiendo grandes jugadoras que lo han dado todo y lo han conseguido todo: Laura Ester y Pili Peña; en el límite están ya Anni Espar, Maica garcía y Judith Forca, campeonas olímpicas, bronce mundial y plata europeas. Todavía queda reunirse con ellas y diseñar el plan de futuro con la Liga Mundial como primer objetivo para seguir sumando éxitos. «Las jugadoras saben mi forma de trabajar y cómo funcionamos. Intenté que tuvieran la idea clara de lo que queríamos, y ninguna me ha transmitido su disgusto. Tampoco lo pregunté. Y con Miki somos amigos y he hablado asiduamente con él. No hay nada a esconder. Él tomó esta decisión, pero su ‘staff’ estaba súper unido y nos apreciamos muchísimo». Pero Valls se siente capacitado: «No me iba a sentir frustrado si no era el elegido, no depende de mí. Me siento querido, me gusta mi trabajo, valoro mucho el día a día del trabajo por encima de los resultados. Aunque quiero ganar y jugar bien y trabajo para eso. No he sentido vértigo, no pienso más allá y soy muy práctico». Y también preparado, por estudios y por la experiencia: «Como jugador no llegué a la élite, dejé de jugar bastante pronto. Y empecé como entrenador desde abajo, soy licenciado en Educación Física y empecé como preparador físico en la base. Tenía muy claro desde que estudiaba que quería dedicarme al alto nivel, y por suerte hace muchos años que estoy en este mundo. Me gusta, me siento ya plenamente compensado. Mi sueño era vivir una experiencia olímpica y he vivido cuatro, y con las medallas conseguidas». La decisión no depende de Valls, pero sí de la Federación, con Fernando Carpena como cabeza visible: «El currículo de Jordi es la razón principal por la que va a llevar la selección femenina en los próximos cuatro años. Dentro de su juventud tiene una dilatada trayectoria, en el waterpolo femenino español y en colaboración con la federación catalana. Esta casa, el CAR de Sant Cugat, es el apoyo casi fundamental del waterpolo español, y en ese germen la labor de Jordi ha sido imprescindible. En su exitoso recorrido, Jordi no ha sido la cara del resultado, no la cara del equipo, pero ha sido fundamental».