Publicado: abril 9, 2025, 1:00 pm
Cada vez tenemos en España una mayor conciencia de que las dolencias bucodentales no se quedan en la cavidad oral, que son un problema de salud real, y que pueden afectar a otros órganos de manera importante. Y es que las bacterias que se acumulan en la boca ocasionan inflamación, y se van filtrando en la sangre, con la posibilidad de llegar hasta el músculo y las articulaciones. A partir de ahí, estaría el campo abonado para provocar lesiones.
Sin ir más lejos, la caries dental afecta al 90 por ciento de los adultos en España, y es una enfermedad dental de origen bacteriano que debemos atajar a tiempo para evitar su expansión. En esta línea, la de la estrecha relación entre salud bucal y musculatura en forma, el fisioterapeuta Joaquín Peñalver (@centrefisioterapiapenalver en Instagram) advierte que, «cuando alguien haciendo deporte se lesiona mucho muscularmente, lo primero que debería hacer es visitar al dentista».
¿Por qué el dentista nos puede dar información sobre las lesiones?
Como hemos comenzado explicando, las infecciones bucales pueden desembocar en problemas musculares y articulares como la rotura, por ejemplo, de forma frecuente y repetida. Más allá de los estiramientos correctos e inexcusables, y una dieta con alimentos proteicos que enriquezcan el músculo, es el dentista el que tendrá la clave en el caso de que nos lesionemos a menudo.
El cuidado de la salud bucal es una inversión en la salud general, de modo que vale la pena dedicar unos minutos cada día a cepillarnos bien la boca y los dientes para cuidar indirectamente de nuestras articulaciones y músculos. A pesar de que la gran mayoría de la población desconoce esta relación tan directa, los deportistas profesionales la tienen muy presente porque las lesiones musculares son las dolencias más frecuentes derivadas de las infecciones de la boca.
Todas estas razones justifican las revisiones dentales pertinentes, para detectar la acumulación de bacterias junto a la encía, que podría ‘viajar’ por el organismo hasta invadir el músculo y debilitarlo. Si las bacterias bucales llegan a él, se harán fuertes en el músculo, produciendo inflamación y originando, en muchos casos, la fractura del mismo.
Las infecciones dentales más habituales que hay que vigilar
Las principales patologías bucales tienen un gran impacto (a veces grave) en el resto del organismo. Encabeza la lista de las más frecuentes la caries, dolencia crónica más frecuente en el mundo, que afecta en primera instancia al esmalte de los dientes, y después los invade provocando afecciones más graves. Este problema sucede cuando las bacterias de la boca descomponen los hidratos y azúcares que ingerimos en ácidos, que erosionan el esmalte y causan pequeños surcos en la superficie dentaria.
Si las bacterias que provocan caries entran en el torrente sanguíneo, pueden llegar a los músculos, tendones y tejidos, debilitándolos y haciéndolos más propensos a cansarse con facilidad. Calambres, dolencias articulares y lesiones son el siguiente paso en un proceso que puede acabar haciendo mucho daño a nuestro organismo.
En un segundo estadio está la gingivitis, enfermedad que provoca inflamación de las encías, que pueden llegar a sangrar por acumulación de placa bacteriana. Si no se ataja a tiempo, puede convertirse en periodontitis, que podría llegar a la pérdida de la pieza dental. Para finalizar, el bruxismo, afección por la que apretamos los dientes por la noche, además de llevar a la pérdida dental por desgaste también podría estar relacionada con la aparición de contracturas musculares con dolor en cuello, mandíbula, cabeza y espalda.
Cómo mantener una correcta higiene dental para evitar lesiones
Con el objetivo de intentar minimizar en lo posible esta peligrosa relación dientes-músculo, los expertos recomiendan mantener una correcta higiene dental, cepillando los dientes después de cada ingesta para eliminar los restos de alimentos que van a propiciar la acumulación de bacterias. Los movimientos del cepillado deben ser circulares desde la base de la encía hasta la parte superior del diente, durante un mínimo de tres minutos y sin frotar bruscamente.
El cepillado no finaliza en los dientes. sino que es imprescindible limpiar la lengua con un suave cepillado de la misma al final del ritual. La seda es necesaria siempre, para todos aquellos ‘rincones’ a los que el cepillo no ha podido acceder. Las pastas deben ser fluoradas, y usar un colutorio una vez al día es un gesto que mejora la higiene dental. Para finalizar, una revisión odontológica dos veces al año, con limpieza profesional incluida para eliminar los cálculos, es básica para que el problema nunca llegue a avanzar suficiente en caso de existir.
Aunque no tiene que ver con la higiene dental, los expertos recomiendan siempre comenzar a hacer ejercicio de manera progresiva, sin superar nunca el límite de resistencia del músculo; cuanto menos entrenado esté, menos aguantará. Por eso es necesario no forzarlo por encima de sus posibilidades.