Publicado: marzo 8, 2025, 10:30 pm
«Desde su sabiduría, el país ha ideado para mí el cargo más insignificante que haya ideado nunca la imaginación de un hombre». John Adams estrenó el cargo de vicepresidente de EE.UU. en 1789 y, con él, la frustración que lo acompaña. Ser el segundo del presidente es estar en la cima del poder y, a la vez, ser insignificante. «Vale menos que un cubo de orín templado», dijo en alarde escatológico John Nance Garner, vicepresidente con Franklin Delano Roosevelt entre 1933 y 1941. «Tienes autoridad, cargo y responsabilidad, pero sin poder real para hacer nada», lamentó Spiro Agnew, segundo de Richard Nixon entre 1969 y 1973. «Eres invisible», protestaba Walter Mondale (con Jimmy Carter, 1977-1981). «Siempre estás en la sombra»,… Ver Más