Publicado: julio 31, 2025, 10:00 am
Vivimos tiempos en donde difícilmente algún aspecto profesional o personal puede darse el lujo de escaparse de la inteligencia artificial. Oficios y profesiones se preguntan diariamente hasta qué punto podrá la inteligencia artificial servir como un complemento o inclusive resultar en una amenaza para las distintas habilidades. Naturalmente el mundo del trabajo no es ajeno a la situación anterior y, puntualmente, las inspecciones laborales pueden capitalizar en gran medida las herramientas que nos ofrece esta nueva manera de entender el mundo,
Cuando se presentó el Programa de Inspección Federal del Trabajo 2025 por parte de la Dirección General de la misma institución y de la Unidad de Trabajo Digno, precisamente se planteaba que la utilización de la tecnología, pero puntualmente de la inteligencia artificial, resultaría en un aliado estratégico para mejorar la calidad de dichas visitas. Específicamente, a través del Sistema de Inteligencia de Datos para la Inspección Laboral (SIDIL) se alcanzarían modelos de predicción que permitieran detectar a los centros de trabajo con mayores incumplimientos.
Los próximos años nos estarán dictando hasta qué punto estos modelos predictivos terminan por verdaderamente coadyuvar al trabajo digno de nuestro país, pero por lo pronto reafirma que el espíritu colaborativo entre las distintas dependencias de nuestro país ya no es la única forma de ampliar el espectro de revisión, sino que con certeza la inteligencia artificial traerá consigo mayor profundidad en este tipo de visitas relativamente cotidianas por parte de las autoridades. Y es aquí precisamente en donde puede presentarse un punto de especial interés para las empresas con operaciones en México en lo que respecta a los estándares de cumplimiento normativo.
Por muchos años se ha pensado que el orden interno de las empresas –también conocido como cumplimiento normativo o “compliance” – es un lujo que pocas empresas pueden darse y que en ocasiones parece enfocado a las grandes empresas que, dicho sea de paso, no dejan de ser una clara minoría. Es decir, que, si no soy una empresa de grandes recursos y con una nómina extensa, no tengo los recursos necesarios para garantizar que la “casa” esté ordenada para cuando lleguen las visitas. Lo anterior podemos analizarlo desde dos vías que presento a continuación.
Por una parte, es cierto que cumplir en México no es sencillo para las empresas, ni tampoco barato. Con toda certeza somos uno de los países con mayor regulación laboral y en muchas ocasiones los incumplimientos de las empresas pueden explicarse desde la ignorancia de temas legales o inclusive la posibilidad material. Una pequeña empresa mexicana normalmente tendrá como prioridad asegurarse que las cuentas se cobren, pagar la nómina, para luego ocuparse de las múltiples obligaciones laborales y de seguridad social que nos exige la Ley Federal del Trabajo y legislaciones análogas.
Y sí, posiblemente ese pequeño negocio esté al tanto de que el aguinaldo se paga en diciembre, pero difícilmente dominará todas las Normas Oficiales Mexicanas (NOMS) que pueden resultarle aplicables. No podemos simplemente llamar al idealismo empresarial y jurídico, esperando un cumplimiento a cabalidad, si no empezamos por aceptar que cumplir en nuestro país es caro, difícil y que son pocas las empresas que pueden pagar consultoría legal de alto nivel. Ni siquiera las grandes empresas que cuentan con asesoría externa y departamentos internos encargados de este tipo de temas, pueden presumir un récord perfecto en materia de inspección del trabajo. Nuevamente, bienvenido el llamado al cumplimiento, pero desde la realidad empresarial y la empatía.
Ahora bien, desde luego que, si aspiramos a mejorar nuestros niveles de productividad, estándares de trabajo digno y el llamado equilibrio en los factores de la producción, tenemos que garantizar los medios para que cumplir no sea solamente la posibilidad de unas cuantas empresas. En el mediano plazo, tendríamos que asegurarnos que las mipymes cuenten con la información, sensibilidad y mapa de riegos necesario, para que terminemos por entender que, inclusive pragmáticamente, cumplir resulta en un buen negocio.
Con frecuencia las pequeñas empresas mexicanas viven en el imaginario de conocer algunas obligaciones laborales, desconocer otras y vivir al límite del riesgo, esperando que jamás sean objetivo de alguna inspección laboral. La estadística marca que tarde o temprano serán visitadas y, para muchas de ellas, unas cuantas multas y sanciones podrían inclusive representar su desaparición.
Dicho lo anterior, no se trata lisa y llanamente de llamar a la prevención cotidianamente y esperar que la pequeña empresa súbitamente se interese por este tipo de temas, cuando estará muy ocupada sobreviviendo en este entorno laboral tan complejo y –ahora–dinámico.
Se trata de hacer al cumplimiento parte del Plan de Negocios de cualquier empresa, por pequeña que sea. Sí por un tema ético, de responsabilidad, pero inclusive por un tema de pragmatismo, como comentaba con anterioridad. Con toda certeza la situación será más manejable en la medida que haya tenido algún tipo de prevención y trabajo proactivo, en contraposición a pretender arreglar la empresa de un día para otro.
Con esquemas de inteligencia artificial, difícilmente alguna empresa podrá presumir estar libre de inspecciones. Hagamos el trabajo, cuidemos a las personas trabajadoras y a nuestras empresas.