Publicado: marzo 20, 2025, 6:30 am
A sus 21 años, cumplidos a finales de enero, la princesa Ingrid Alexandra de Noruega tiene todo el ojo público puesto sobre ella. Las razones por las que la familia real escandinava ha sido noticia en los últimos meses hace pensar que necesitan un cambio de imagen y ella, como futura heredera al trono, es en quien están puestas las esperanzas de cara a rebajar la frustración de la opinión pública con la realeza. Y, sin embargo, ella tiene por delante una importante decisión para la que necesita algo de tiempo y espacio, pues más allá de portar la corona, está dilucidando cuál será su porvenir más cercano.
Fue hace algo más de un año, a comienzos de 2024, cuando la primogénita del príncipe Haakon Magnus y de su esposa, la princesa Mette-Marit, comenzó su formación militar, entrando en su primer servicio en el batallón de Ingenieros de la Brigada Norte en el campamento de Skjold, en la provincia de Troms, al norte de Noruega, sirviendo como soldado ingeniero y desempeñando su papel como artillera de vehículo de combate.
De alguna forma, el hecho de estar lejos de su familia y de todas las polémicas de los últimos tiempos le ha servido para no haber sido salpicada por el escándalo de su hermanastro, Marius, que llegó a pasar un tiempo en el calabozo acusado de agresión sexual y violación, ni por la enfermedad de su madre, de quien recientemente se dio a conocer que la enfermedad crónica que padece, una fibrosis pulmonar, había avanzado.
Al igual que para el resto de su compañía, la estancia se acabó ampliando a 15 meses, lo que significa que este próximo abril llegará a su término, con una visita de su padre el día 2 con motivo de la finalización de los estudios, si bien todavía la monarquía noruega no ha dado a conocer cuándo será la fecha exacta de su graduación ni qué ha decidido la princesa que le espera tras esta experiencia, si bien se abren varias posibilidades.
Lo más probable, aun así, es que siga la senda familiar, que significaría esperar hasta el inicio del próximo curso académico para comenzar una carrera, como ya hicieran gran parte de sus antepasados. Podría tomar la senda de su bisabuelo y su abuelo. El rey Olaf V y su hijo, el rey Harald V, el actual monarca, cursaron sus estudios en la prestigiosa Universidad de Oxford, en Reino Unido, como han hecho históricamente y siguen haciendo multitud de royals y aristócratas de todo el mundo.
Mientras que Olaf V se decidió por aprender jurisprudencia y economía a mediados de la década de los años 20, su hijo le sumó, entre 1960 y 1962, a esta última carrera las ramas de ciencias sociales e historia. Ambos se decantaron para llevar a cabo su aprendizaje por el afamado centro Balliol College, uno de los que integran la conocida universidad, a lo que hay que añadir que vivieron una temporada en Londres después de que el ejército nazi de Adolf Hitler invadiese Noruega en 1940.
Por su parte, el actual príncipe heredero, Haakon —que presumiblemente reinará como Haakon VIII— marchó a Estados Unidos al año siguiente de terminar, en 1995, su formación militar en la Academia Naval de Bergen. El padre de Ingrid se decantó por la carrera de Ciencias Políticas en la Universidad de California, en Berkeley, de la cual salió licenciado en la primavera de 1999. Tras ello, continuó su formación realizando un máster en la Escuela de Economía de Londres (London School of Economics and Political Science) centrado en comercio internacional y África, que terminó en 2003. Hoy por hoy, ostenta el rango de general en el Ejército, almirante en la Marina y general en la Fuerza Aérea.
Con ello en mente, no sería descabellado pensar que la princesa Ingrid tenga claro que su siguiente paso no debe ser otro que ir a la universidad y continuar con sus estudios, si bien la duda radica en qué carrera o rama especializarse. A los 18 años recién cumplidos (enero de 2022), le hicieron una de sus primeras entrevistas, en la que dio a conocer que sus asignaturas favoritas eran la geografía, la química y el inglés.
«Mi madre quiere que me forme en medicina, pero ya veremos», confesó, así como incidió que en «por supuesto» ya tenía «un plan en mente». «Pero es que va cambiando con mucha frecuencia, así que todavía no quiero dárselo a conocer a nadie, porque puede varias. Creo que sentaría unas expectativas sobre mí que quizá sería más prudente evitar», reflexionó la princesa.
Sea como fuere, su futuro inmediato no solo pasa por tomar la decisión definitiva —al fin y al cabo tiene aún varios meses para elegir qué camino tomará, ya que las clases universitarias no comienzan hasta otoño y se podrá matricular hasta algunas semanas antes—, sino por las tareas oficiales asociadas a su título de princesa heredera. Se espera, de hecho, que cobre protagonismo, habida cuenta de la indisposición de su madre, en diferentes eventos y actos, así como que saque tiempo para poder hacer algún viaje antes de embarcarse en sus estudios o, incluso, que pueda buscar algún trabajo o ayuda humanitaria durante el verano.
