Publicado: diciembre 12, 2025, 12:30 pm
Es temprano en Sintra y el escritor portugués, Hugo Gonçalves lleva trabajando un par de horas. Se levanta antes que sus hijos, escribe mientras la casa duerme y cierra el portátil cuando la vida empieza a hacer ruido. Después saca a pasear a Amelia, su perra. Nada en su rutina parece extraordinario. Y sin embargo, hay algo profundamente político en esa coreografía discreta: proteger el tiempo, proteger la calma, proteger el silencio desde el que nacen las historias. En una época dominada por la prisa, la sobreexposición y el ruido constante, ese gesto casi invisible es ya una declaración de principios. Escribir cuando todo calla, vivir cuando el mundo vuelve a hablar. Leer
