Publicado: marzo 25, 2025, 12:00 am
La hidroponía ha revolucionado la forma en que producimos alimentos, especialmente en un contexto global donde la sostenibilidad es clave. Este método de cultivo, que se basa en el uso de soluciones nutritivas en lugar de tierra, no solo optimiza el uso de recursos naturales, sino que también responde a retos como la escasez de agua y la protección del medio ambiente.
Un ejemplo de esta innovación es el trabajo que realiza Grupo Altex al implementar la hidroponía en su modelo de producción. La compañía ha logrado cosechar anualmente alrededor de 35 millones de cabezas de lechuga en 21 hectáreas de invernaderos, donde la eficiencia y la sustentabilidad son prioritarias.
Alberto Schroeder, Director Comercial de Grupo Altex, explica cómo este tipo de cultivo, inspirado en las chinampas prehispánicas, ha sido optimizado con tecnologías modernas. A través de paneles flotantes y sistemas de tuberías, el agua se recircula constantemente, lo que reduce el uso de agua en un 80% en comparación con los métodos agrícolas tradicionales. «La lechuga nunca pierde contacto con el agua, lo que permite aprovecharla durante todo su ciclo sin que se desperdicie,» menciona Schroeder. De hecho, en lugar de los 200 litros de agua necesarios para cultivar una lechuga en campos tradicionales, en el sistema hidropónico solo se requieren entre 10 y 20 litros.
Además de la eficiencia en el uso del agua, el cultivo hidropónico también elimina la necesidad de pesticidas. A diferencia de los cultivos tradicionales, donde las plantas entran en contacto con la tierra y pueden verse afectadas por agentes patógenos, las lechugas cultivadas en hidroponía están protegidas, lo que resulta en un producto más limpio y seguro para el consumo directo. La vida útil de las lechugas hidropónicas también es considerablemente más larga, alcanzando de 12 a 15 días, en comparación con los 5 a 7 días de los cultivos convencionales.
El uso reducido de agua y la menor dependencia de la tierra también permiten un enfoque más eficiente en la utilización del espacio. En los sistemas hidropónicos, las lechugas no compiten por los nutrientes como en el suelo, lo que reduce el espacio necesario para su crecimiento y maximiza la producción. Este modelo es particularmente relevante en regiones donde el acceso a tierras fértiles es limitado, o donde la erosión del suelo se ha convertido en un problema ambiental creciente.
Grupo Altex ha logrado una producción eficiente y sostenible, pero como señala Schroeder, el camino no ha estado exento de desafíos. Uno de los obstáculos iniciales fue la inversión en tecnología e infraestructura, lo que hizo que la hidroponía fuera más costosa al principio en comparación con la agricultura convencional. Sin embargo, con el tiempo, la demanda nacional ha crecido de manera constante, lo que ha permitido a la empresa expandir sus operaciones y continuar con el modelo de producción sustentable.
La agricultura hidropónica no solo tiene beneficios en términos de eficiencia de recursos, sino que también contribuye a la resiliencia frente al cambio climático. Dado que los cultivos se realizan en un entorno controlado, los invernaderos hidropónicos son menos vulnerables a fenómenos climáticos extremos como lluvias torrenciales, sequías o granizadas, lo que asegura una producción constante y confiable. En un país como México, donde la crisis hídrica es cada vez más preocupante, estas prácticas agroindustriales ofrecen una solución viable para garantizar la seguridad alimentaria sin agotar los recursos naturales.
A medida que Grupo Altex sigue innovando, se han propuesto expandir su capacidad de producción, adaptando sus métodos a las necesidades del mercado mexicano, que sigue demandando más alimentos frescos y sostenibles. «Nuestro objetivo es continuar con esta expansión, siempre con la sustentabilidad en mente, utilizando tecnologías que respeten el medio ambiente y los recursos naturales», concluye Schroeder.