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Hablan los militares antes de la cumbre de la OTAN: "Es la cita más difícil de la historia de la Alianza"

Publicado: junio 23, 2025, 1:30 am

Occidente se juega casi su razón de ser en la cumbre de la OTAN en La Haya que se celebra la próxima semana: la inversión en defensa y el porcentaje del 5% del gasto marcarán todos los debates, con España yendo contra corriente y Estados Unidos poniendo presión para que todos aumenten sus inversiones. En los días previos a la reunión, el que fuera general de división Jesús Argumosa, el exalmirante Juan Rodríguez Garat y el actualmente profesor en la Universidad de Navarra Salvador Sánchez Tapia, y el general Juan Carlos Domingo atienden a 20minutos para valorar qué se juega en la cumbre de la OTAN, cómo puede ser el futuro de la defensa europea y qué entra o entrará dentro del concepto de seguridad.

Preguntas:

1- ¿Qué hay realmente en juego en la cumbre de La Haya?

2- España no quiere hablar de cifras a la hora de abordar el aumento de la inversión, sino de en qué se invierte. ¿Ve correcta esta perspectiva?

3- ¿Diría que estamos en una época en la que casi todo tiene que ver con la defensa y la seguridad? Hablo de la migración, los ciberataques, los desastres naturales…

4- ¿Qué se juega España en la cumbre?

1. Primero, a ver qué pasa con el gasto militar que se ha propuesto. La segunda cosa es la unidad transatlántica, que es muy importante, a ver si se mantiene o no. Otro punto es el apoyo a Ucrania. Tiene que haber una declaración conjunta del gobierno ucraniano y luego una declaración respecto a Rusia. O sea que podemos establecer cuatro grandes objetivos.

2. La realidad es que los aliados de la OTAN tienen que comprometerse. Son solidarios y aunque desde aquí por ejemplo desde España no se ve claramente la amenaza que supone Rusia sí hay otros países que lo ven más cerca. Entonces yo creo que ahora hay una mayoría que sí aprueba o por lo menos está a favor de este aumento del 5%. España en su caso tiene problemas por ejemplo para mantener el gasto social, pero también Italia. Francia también está en situación bastante débil. Lo mismo le pasa a Alemania. Y esto nos ha puesto en contra. Han dicho que sí, con matices, pero no se oponen directamente a hablar de porcentajes.

3. La sociedad, en general, tiene que estar segura. Segura para que su gente, sus miembros, puedan ir a trabajar, alimentar a sus hijos y puedan vivir en paz, ¿no? ¿Eso cómo se consigue? Pues manteniendo unos elementos. Entre ellos son las Fuerzas Armadas. Pero también hay una cosa. Hoy en día el tema de los riesgos y amenazas no solamente son militares. Son económicos. Son también, como usted dice, estas ideas nuevas de las zonas grises. Esta idea de la desinformación. Esto produce en las sociedades una inquietud importante.

4. España es un socio fiable de la OTAN, desde siempre, y es solidario. De momento lo que ha hecho el Gobierno es oponerse a ese 5%, que en principio se apuntaba al año 2032, pero puede hablarse ya de 20235. España ha presentado una propuesta que se niega a ello, con una serie de argumentos, como que es irrazonable o como que es contraproducente o que es incompatible con el Estado del bienestar. Pero yo creo que es un tema que hay que negociar. Yo no creo que al final España se presente totalmente en contra en la cumbre a la hora de hablar de cifras.

1. En general para todo es el compromiso de Estados Unidos con la alianza, creo yo, porque Estados Unidos ha dejado bien claro que se siente vinculada a la OTAN si y solo si los aliados europeos aportan lo que Estados Unidos considera que debe aportar a la defensa colectiva y al esfuerzo común de defensa. Hasta ahora la OTAN sostiene a Estados Unidos, el secretario Hesgeth del presidente Trump ha dejado claro que ellos están en comprobación con la OTAN, pero el requisito para ello es que los países europeos contribuyan. Yo creo que eso es lo que está en juego fundamentalmente.

2. Ese es un argumento que puede ser válido, pero ese argumento lo presentan casualmente siempre los países que no cumplen o que no quieren cumplir con el 2%. Aquí hay una realidad: desde el año 2014, en la cumbre de la OTAN, en la cumbre de la OTAN de Gales, los países de la OTAN se comprometieron a gastar el 2% del PIB en defensa y de ese 2% el 20% en inversiones de equipo. Estamos en 2025 y esa situación, ese ideal comprometido, está muy lejos de alcanzarse. Ahora el presidente Trump, que ya sabemos cómo es, se ha plantado; y hay que aumentar la inversión en defensa, aunque no lo dijera Estados Unidos.

3. Al final, efectivamente, hemos securitizado un montón de cosas que realmente no son asuntos de seguridad. Claro que afectan a la seguridad, pero al final, cuando uno define todo como seguridad, nada es seguridad. Hay que tratar de concretar un poco. ¿Todo es seguridad? Pues desde mi punto de vista, no. Pero el concepto se ha enfriado. Pero vamos, en este caso, lo que estamos hablando es de defensa, que hay que gastar en defensa, aunque es verdad que se ha llegado a una solución flexible. Ese 5% tiene un 3,5% irá para defensa y el otro 1,5% en temas más relacionados precisamente con la seguridad.

4. Para mí lo ideal es que España asumiera esa realidad y se comprometiera decididamente con la OTAN. Y eso implica invertir más en defensa. Tenemos que atender a nuestra defensa y si queremos que España tenga voz y significa algo en Europa y en el sistema internacional, pues hay que gastar en nuestra propia seguridad y en la defensa, porque al final esa es una de las medidas de la influencia de un país en el sistema internacional, es la fuerza militar que tenga.

1. Básicamente hay dos campos de bienes enormes. Uno es el que que sembró Donald Trump cuando en el Foro Económico de Davos decidió poner sobre la mesa ese 5% que no se basa en ningún estudio, sino en su voluntad. Se va a poner sobre la mesa si todos los aliados son iguales, o si somos unos lacayos de EEUU. Evidentemente no lo somos. Cuando Estados Unidos piso el apoyo de la OTAN para su invasión de Irak se encontró con todas las puertas cerradas, pero parece que ese debate vuelve a ocurrir. Y hay otro más importante: si Trump decide que no suscribe a cualquier acuerdo en la cumbre para condenar a Rusia y apoyar a Ucrania, entonces ya es todavía peor, porque se desnaturaliza el propósito de la Alianza. Es la cita probablemente más difícil de la historia de la OTAN.

2. No se puede discutir cuánto dinero nos vamos a restar si no sabemos ni qué vamos a comprar, ni para qué lo vamos a comprar, ni qué libertades nuevas, qué independencia estratégica vamos a tener. Evidentemente, el 5% es descabellado. Lo único que cabe discutir entre los aliados europeos es cómo enfrentarse a esa situación, si con mano izquierda o con una embestida. Lo que ya no es tan evidente es que el gobierno nuestro trate de defender distintos sacrificios, porque las capacidades no se compran con porcentajes del PIB, y tiene razón, pero las carreteras tampoco se compran con porcentajes de mi salario, y los impuestos al final dependen de mi salario. Esto es lo mismo.

3. El problema está en que en los últimos cinco años, y en concreto desde la invasión de Ucrania, todos los elementos que daban seguridad al mundo se han caído a la vez. El primero que se cayó es la ONU, que ya no sale en las portadas como hace diez años. Ha desaparecido la confianza en que la disuasión nuclear iba a prevenir la guerra, más bien todo lo contrario ahora. Y ha desaparecido también, y eso es muy importante que nos demos cuenta, la idea que había en Europa de que a la paz se podía llegar por el camino de las relaciones comerciales. Esa fue la gran apuesta de Merkel, comprándole energía a Rusia; y falló. El último bastión que queda en este sentido es la OTAN, y también está pasando momentos complicados.

4. Es importante porque el Gobierno en momentos de debilidad tiene que aprovechar. Lo hacen todos los gobiernos de todos los países en momentos de debilidad. Tratan de llevar a la mente de los ciudadanos problemas exteriores. Por eso dará una batalla que a la alianza no le importará demasiado, pero que dificultará que esta cumbre tan difícil se salve con buenos resultados. Aquí lo que necesitan los aliados de la OTAN es mano izquierda y torear al presidente Trump, y el Gobierno de España ha decidido ir a un enfrentamiento directo con EEUU (sobre el 5% de gasto), también para no ser tachado de belicista por sus socios.

1. El orden geopolítico ha cambiado radicalmente. Al menos el occidental, si no queremos ser demasiado presuntuosos. La OTAN se encuentra en un delicado momento refundacional. Un momento en el que se intentará restituir el equilibrio euroatlántico perdido una vez que la diplomacia estadounidense plantease, con toda crudeza, la demanda de una mayor corresponsabilidad europea en su propia defensa. Es una reclamación que no es de ahora; que viene de lejos. Trump ha puesto los modos, cierto; pero solo porque Europa había externalizado indecorosamente su defensa. La cuestión que sobrevolará en La Haya es que si la cumbre cierra con un fracaso este periodo de introspección, podría darse al traste con uno de los proyectos más exitosos y que más ha hecho por la estabilidad mundial.

2. Es una perspectiva correcta, pero usada torticeramente. Recientemente se aprobó el objetivo de capacidades que la OTAN cree necesarias para hacer frente a los retos de hoy. Con ello, la Alianza reconoce las áreas en las que es deficitaria, lo que debería de servir como guía a las políticas de adquisición nacionales. Aquí se hurta a la opinión pública, interesadamente sin duda, que eso solo sería posible con una política exterior común y después de una comunalización efectiva de las inquietudes de defensa. Aun así, el reparto de los costes asociados a la adquisición de esas capacidades debería hacerse equitativamente, lo que nos devuelve otra vez al criterio del esfuerzo nacional en defensa medido en términos porcentuales del PIB.

3. Creo que estamos en una época en la que se fomenta un debate artificioso en beneficio de la seguridad y en perjuicio de la defensa. Todo lo que tiene que ver con la defensa está relacionado con la seguridad, pero lo contrario dista mucho de ser cierto. Los seres humanos mantenemos la mayor parte de nuestras relaciones sociales, financieras o emocionales en el ciberespacio. Garantizar la seguridad de las comunicaciones a través de las cuales se materializan la mayor parte de esas transacciones es una cuestión de seguridad nacional, pero no de defensa. La seguridad es un concepto más amplio, que tiene para los políticos que desean hacerse trampas al solitario un enorme atractivo, ya que permite desviar créditos hacia la industria pretendidamente de doble uso.

4. Tengo que decir que, en esto, España juega con fuego al arrogarse nuevamente el liderazgo de la oposición europea a la diplomacia estadounidense. Las opciones disruptivas de Donald Trump son muchas usando como elemento a Marruecos, y no sería la primera vez. El protagonismo que busca en estos momentos Pedro Sánchez puede tener un coste desmesurado para los intereses españoles en muchos sitios, también en el norte de África.

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