Publicado: diciembre 11, 2025, 12:30 am
La reciente publicación de la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos confirma los peores pronósticos para los europeos, Rusia y Estados Unidos coinciden en sus planteamientos: el uso de la fuerza como instrumento político y la consideración de la Unión Europea como un obstáculo para sus intereses.
Esta nueva estrategia norteamericana de la era Trump manifiesta «un interés central de los Estados Unidos en negociar un cese rápido de las hostilidades en Ucrania». Una declaración de interés tan clara frente a Rusia, en medio de la negociación del plan de paz de Trump para Ucrania, es una desventaja para Europa en toda regla, pero eso es algo que parece no importar al magnate y presidente norteamericano, cuyo objetivo real está por encima de todo: restablecer cuanto antes la oportunidad de hacer negocios con Rusia.
Mientras tanto, los máximos representantes de la Unión Europea y los dirigentes de los países europeos mantienen las mismas declaraciones de principios, de sanciones a Rusia, de apoyo militar a Ucrania y de falta de unidad en cuestiones esenciales, como la utilización de los activos rusos congelados, sin dignarse a explicar a los ciudadanos los nuevos escenarios inmediatos: qué efectos tendrá un acuerdo de paz por rendición de Ucrania, que es lo que negocia Trump y si éste no se firma, qué implicará apoyar a Ucrania ahora, sin la asistencia de Estados Unidos.
Empieza a manifestarse el desgaste de la guerra, que era uno de los cálculos de Putin frente a Ucrania, frente a Europa y frente a Occidente y el temor y el riesgo al enfrentamiento directo aumentan, ya que Rusia está intensificando violaciones de soberanía con procedimientos de guerra hibrida en territorio europeo, justo coincidiendo con la doctrina autoritaria del nuevo presidente americano Donald Trump, el mejor aliado posible para los intereses rusos.
La situación no puede ser más perversa para la UE y los aliados europeos enfrentados a Putin en la defensa de Ucrania, primero con el apoyo del anterior presidente —Joe Biden— y repudiados después, en medio de la acción, por el nuevo presidente Trump, hasta el punto de poner precio no sólo a la ayuda militar, sino a la propia relación. Un giro de guion imposible de digerir e imposible de disimular por más tiempo, pero que no se ha traducido en un cambio en profundidad de la doctrina europea de Defensa, mas allá de anunciar facilidades de mayor gasto para reforzar la industria de la defensa.
A Putin le ha faltado tiempo para criticar los cambios de Europa al Plan de paz de Trump y avisar a los europeos de que Rusia «está lista» para una guerra. Un salto cualitativo en la retórica rusa que coincide con el cambio de posición del presidente Trump y que añade riesgos a la situación. Esto plantea la pregunta: ¿está Europa dispuesta a enfrentarse a Rusia? ¿Hasta qué punto estamos preparados para hacerlo, a qué coste?
De momento la Presidenta de la Comisión Europea se ha abstenido de pronunciarse sobre la realidad de una Unión Europea despreciada por Estados Unidos; la Alta Representante sí lo ha hecho pero, como indica su nombre, representa pero no decide y quien decide de verdad, que es el Consejo Europeo, no tiene la unanimidad y quizá tampoco la voluntad política de integrar militarmente la defensa europea, en tiempo y forma. Los únicos pasos dados van en la línea de reforzar la industria de la defensa, con el Libro Blanco sobre la Defensa Europea y el plan ReArmar Europa, en el marco de una Preparación con el objetivo puesto en 2030.
En definitiva, Rusia ha hablado claro con hechos, Estados Unidos acaba de hablar muy claro con la publicacion de su nueva Estrategia de Seguridad Nacional, pero la Unión Europea ni habla claro, ni tan siquiera está hablando del impacto de los cambios recientes. La ciudadanía europea ha estado a la altura del apoyo a Ucrania y en la defensa de los valores y estabilidad atacados por Rusia y merece conocer de primera mano los escenarios posibles. Entre líneas anda el juego porque, en estos momentos, sólo hay una fina línea entre apoyar la defensa de Ucrania y enfrentarse directamente a Rusia.
