En uno de los salones privados del Palacio Nacional de Guatemala, dos hombres que tienen más en común de lo que el mundo cree, se han reunido para conversar sobre la democracia. Uno de ellos es el presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo , que justo ha cumplido un año de gestión frente a un país tan pequeño como convulso y cuya ascensión al poder casi fue boicoteada por fuerzas sombrías del sistema que miraban en su figura a un enemigo de la corrupción institucional que controla al sector público del país. El otro hombre, es el presidente legítimamente electo de Venezuela, Edmundo González, que debía haber asumido el cargo el pasado 10 de enero. A ambos, las mafias del sistema… Ver Más