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Groenlandia acude a las urnas este martes bajo la alargada sombra de Trump y su plan para adquirir la isla ártica

Publicado: marzo 11, 2025, 8:30 am

Desde el 20 de enero Groenlandia está en el mapa de la actualidad y en la conversación internacional. Es culpa de Donald Trump. El presidente estadounidense dijo este domingo (en su red Truth Social) que Estados Unidos «apoya firmemente el derecho de Groenlandia a determinar su propio futuro». Se refiere a las elecciones que los groenlandeses, los habitantes de este territorio autónomo danés, celebran este martes.

No son unos comicios más. Todo ha cambiado por el enorme interés mostrado por Trump por adquirir Groenlandia «de una forma u otra» (como dijo durante el discurso que ofreció ante la sesión conjunta del Congreso estadounidense). La Casa Blanca ansía incorporar esta isla de 2,2 millones de km2 (el 80% cubierto de hielo de forma permanente) a su territorio por motivos de seguridad nacional, dice el presidente. Lo ha dicho desde el día en que regresó al despacho oval y, de hecho, unos días antes, Donald Trump Jr. ya estuvo visitando la isla.

Independencia, pero sin prisas

Convertirse en objeto de deseo del nuevo presidente de EEUU ha situado la cuestión independentista en el centro de la campaña de las elecciones legislativas de este 11 de marzo. La independencia ha sido un tema recurrente en las elecciones groenlandesas desde hace décadas y, en especial, desde 2009, cuando se aprobó un nuevo Estatuto de Autonomía que reconoce el derecho de autodeterminación.

Dinamarca gobernó Groenlandia como colonia hasta 1953 y aunque hoy se reconoce la autodeterminación, Copenhague sigue controlando su política exterior y de seguridad. De hecho, en los últimos 15 años, sólo se han transferido tres competencias de las más de 30 que permite el Estatuto. Según un reciente sondeo, el 85% de los groenlandeses no quiere ser parte de EEUU, aunque la mayoría está a favor de la independencia.

El marido de una tránsfuga que se ha ido de un partido del Gobierno a otro que defiende un tratado de asociación con EEUU, se ha reunido ya con el círculo de Trump

Los partidarios de mantener los vínculos con Dinamarca han ido perdiendo peso. Hacia Copenhague todos miran con resentimiento. No es solo por el pasado colonial, sino «por sentirse tratados como ciudadanos de segunda y ser el blanco de comentarios racistas. Y, luego, está el elefante en la habitación: la independencia. Los groenlandeses creen que, para sentirse iguales a los daneses, deben tener su propio estado», le ha dicho a RTVE Ulrik Pam Gad, del Instituto Danés de Estudios Internacionales.

4 partidos principales y sólo uno proamericano

Ahora, todas las fuerzas políticas con representación parlamentaria apoyan la independencia, pero difieren en los ritmos y en la forma de sustentarla. La primera fuerza política, el socialista Inuit Ataqatigiit, y la segunda, el Siumut (socialdemócrata), abogan por construir primero una base económica sólida. En cambio, el Naleraq (tercer partido del Parlamento) defiende un proceso más rápido y la firma de un tratado de asociación con EEUU, aunque tampoco da una fecha para la independencia.

Inuit Ataqatigiit

Es el partido del presidente autonómico, Múte B. Egede. Inuit Ataqatigiit (Comunidad inuit) defiende un nuevo marco de «colaboración» con Dinamarca y crear una base económica «sólida» sobre la que basar un futuro Estado independiente. «Lo más importante es ser minuciosos, acercarnos a nuestro objetivo cada día. No quiero dar una fecha», ha dicho Egede.

Siumut

Ha sido el tradicional dominador de la política groenlandesa y es socio menor de la coalición de gobierno. Siumut (Adelante) viene mostrando divisiones internas y su presidente, Erik Jensen, ha mandado mensajes ambiguos sobre activar las negociaciones con Copenhague la próxima legislatura. «Una negociación real puede durar mucho. No podemos decir si formaremos un Estado mañana, el año que viene o el futuro próximo», ha afirmado Jensen.

Naleraq

El Naleraq (Punto de orientación) representa una línea más rupturista. Este partido centrista defiende un tratado de libre asociación con EEUU a cambio de apoyo económico y de garantizar la seguridad. Sin embargo, tampoco esta formación populista se atreve a dar una fecha concreta, ni para eso ni para la independencia, y admite que el proceso puede llevar tiempo.

Este partido ha «fichado» recientemente a dos diputadas del Siumnut, que lo han abandonado fruto de sus tensiones internas. Una de estas tránsfugas es Aki-Matilda Høegh-Dam, que se ha pasado al Naleraq junto a su pareja, Kuno Fencker. Éste viajó hace unas semanas a EEUU, donde se reunió con personas del círculo del presidente Trump. Además, Naleraq cuenta con el apoyo de Qupanuq Olsen, la principal influencer de Groenlandia, con casi 1,5 millones de seguidores entre TikTok, YouTube e Instagram.

Demokraterne

La cuarta fuerza política son Demokraterne (los Demócratas), que parecen estar cerca de la postura de socialistas y socialdemócratas. De corte social-liberal, quieren asumir más competencias y reducir la dependencia económica de Copenhague. «No podemos empezar a construir la casa por la chimenea», afirma su líder, Jens Frederik Nielsen.

Cómo se posicionan ante las ansias de Trump

Todos los partidos políticos apoyan la independencia de Groenlandia y por eso todas han respondido con vehemencia a los «cantos de cartera» de Trump. O casi. Tras las palabras del presidente («los Estados Unidos de América consideran que la propiedad y el control de Groenlandia es una necesidad absoluta»), Naleraq llamó a la unidad y a definir quién es groenlandés, reiterando su idea de crear un «registro» para inuit, una polémica propuesta que hasta ahora ha sido rechazada por el Parlamento.

Más indignados los demás. «Groenlandia es nuestra. No queremos ser estadounidenses, tampoco daneses, somos groenlandeses. Los estadounidenses y su líder deben entenderlo. No estamos en venta y no pueden adquirirnos sin más, porque nuestro futuro lo decidimos nosotros en Groenlandia», respondió el socialista Egede, el presidente autonómico.

Jensen, del socialdemócrata Siumut, habló de «falta de respeto» de Trump y calificó sus palabras de «preocupantes». Nielsen, de Demokraterne, declaró que no iba a «permitirle» a Trump comprar Groenlandia ni «amenazar» su democracia.

En su nuevo mensaje de este domingo, el presidente estadounidense le dice al pueblo groenlandés: «Si así lo deciden, ¡les daremos la bienvenida como parte de la Mayor Nación nunca habida en el Mundo, los Estados Unidos de América!». Y añade: «Les vamos a seguir PROPORCIONANDO SEGURIDAD, como hemos hecho desde la Segunda Guerra Mundial, y estamos dispuestos a INVERTIR BILLONES DE DÓLARES para crear empleos y HACERLOS RICOS». Las mayúsculas son del mensaje original de Trump.

Luego están los problemas concretos. Groenlandia tiene uno muy serio con su población: apenas ha variado desde 2008, pero el número de groenlandeses que viven en Dinamarca ha subido un 23 % y los expertos calculan que, en 25 años, habrá 10.000 habitantes menos en la isla. Además, arrastra desde hace décadas una sanidad y una educación con peor nivel que el resto del Estado danés, cuestiones que han tenido protagonismo en la discusión electoral.

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