Publicado: octubre 7, 2025, 7:30 am
Gemma Mengual es una de las deportistas más destacadas del panorama español. A pesar de que se retirase en 2012, sus dos medallas de plata en Pekín 2008, la exnadadora sincronizada sigue muy presente en el mundo del deporte como entrenadora. Sin embargo, no toda su vida ha sido sencilla.
Y es que, compaginar su faceta de madre con ser deportista profesional supuso para ella un golpe muy fuerte. Como así confesó en Madres: desde el corazón, la maternidad supuso para ella un antes y un después en su vida. Gemma fue madre poco después de participar en los Juegos Olímpicos de Pekín, cuando comenzó a replantearse hacer, o no, un parón en su carrera.
Porque, si bien sí que quería formar una familia, no fue hasta que participó en el Campeonato del Mundo de Roma, en 2010, cuando decidió que había llegado el momento. Aunque realmente ella no fuera consciente de ello: «No me di cuenta y me quedé embarazada. Todo fue muy rápido. Estaba embarazada en el Campeonato de España y no lo sabía».
Sin embargo, dar a concer la noticia a su equipo y en especial a su entrenadora, Ana Tarrés, no fue sencillo. «Ella sabía que yo quería hacer un parón. Tardé unos días en decírselo. Le dije que quería hablar con ella y me dijo: ‘Estás embarazada», recordó. Pero, lejos de alegrarse por ella, los problemas no dejaron de aumentar.
«Yo pensé que me iba a reincorporar enseguida. Me encontré con una situación que no me esperaba. Tuve la sensación, no solo yo, que no era bienvenida», lamentó al rememorar cómo volvió de nuevo ocho meses después de dar a luz, «tuve una sensación que no querían hacer excepciones conmigo. Tenían miedo que dentro del equipo hubiera una madre que un día se le pusiera enfermo el bebé y no fuera al entrenamiento».
Pero, a pesar de las pegas, ella no se rindió porque, como así confesó, ella ya contaba con «la base técnica y la madurez». «Era como si me pusieran palos en las ruedas. Iba a entrenar y me ignoraban. Todo eran pegas«, confesó. Por ello, finalmente en 2012, dos años después, decidió retirarse de las competiciones.
«A mí me ha costado llegar donde he llegado. Estoy muy feliz ahora con mi hijo. No voy a permitir que nadie me amargue la vida. Llegaba a casa cansada, superfrustrada, lloraba, y no quería transmitir eso a mi hijo», explicó. Porque, si bien la decisión era propia, sí que no pudo llegar a confesar uno de los principales motivos de su marcha: «Fue un día fuerte, porque me tuve que callar muchas cosas. Quería que fuera una despedida tranquila».
De aquel 15 de febrero de 2012 han pasado ya casi 15 años, un tiempo en el que el trato hacia las mujeres en el deporte ha cambiado por completo. Por ello, como así destacó en su entrevista, ahora las mujeres tienen mucho más apoyo en el caso de quedarse embarazadas.