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Familias de colombianos presos en Venezuela le reclaman a Petro negociar su libertad

Publicado: agosto 31, 2025, 8:00 am

Familias de colombianos presos en Venezuela protestan en la Plaza de Bolívar, en Bogotá, el 26 de agosto. SERGIO Acero Yate

 

“Lo único que él quería era darle un abrazo a su mamá después de cinco años sin verla”, relata Yeraldy Enciso, la esposa de Danner Barajas. Él fue detenido el 7 de noviembre de 2024, tan pronto cruzó la frontera desde el departamento colombiano de Arauca para visitarla en Venezuela. Enciso pasó un semestre sin poder comunicarse con su marido, al que describe como un campesino y agricultor que trabaja también como albañil en Facatativa, el municipio donde viven, a hora y media por carretera desde Bogotá. Lo que cuenta el mototaxista que lo llevaba es que los militares venezolanos lo retuvieron en la primera alcabala del otro lado del puente internacional José Antonio Paez. Después lo mandaron a Caracas, pero aún no saben con certeza bajo qué cargos lo mantienen detenido. Ya ha podido llamarlo telefónicamente dos veces, el 15 de mayo y el 26 de junio. “Vengo a reclamar por él, pues desde allá no puede alzar su voz”, asegura en plena Plaza de Bolívar, el corazón de la capital de Colombia.

Por Santiago Torrado | EL PAÍS

La mayoría de los manifestantes frente a las escalinatas del Capitolio en este martes nublado viste una camiseta con el rostro de un colombiano preso en Venezuela. La policía les impide encadenarse a las vallas, como habían planeado en un acto de protesta. Este es el quinto plantón convocado por los familiares y amigos, quienes le reclaman al Gobierno de Gustavo Petro una intervención diplomática para lograr la liberación de sus allegados, detenidos arbitrariamente en el país vecino. “Después de cada plantón de pronto puede haber al menos una llamada. Si nos quedamos quietos, el Gobierno no va a hacer nada”, se lamenta Enciso.

“Ya vamos a cumplir un año en esta lucha, y hasta no tenerlos a todos en nuestros hogares no vamos a descansar”, los arenga Viky Latorre, una abogada de 41 años, esposa de Martín Emilio Rincón, un palmicultor de 57. La acompaña Paula Rincón Latorre, de 22, una de los cinco hijos de la pareja. Lo retrata como un papá presente y amoroso. Él también cruzó la frontera desde Arauca el pasado septiembre, para ver unas tierras, con todos sus documentos en regla, asegura su esposa. Nunca antes había estado en Venezuela. Después de diez días sin noticias, se enteraron de que había sido detenido en el estado Apure y le estaban imputando delitos relacionados con terrorismo. “No entendíamos nada”, relata Latorre. Buscaron apoyo en abogados venezolanos, pero ninguno de los recursos que han presentado ha sido resuelto. También obtuvieron una primera llamada el 15 de mayo, que ella equipara a una “prueba de vida”. Hasta entonces se configuraba una desaparición forzosa, asegura. “Nosotros lo llamamos secuestro porque ellos no tienen visitas consulares, ni de familiares, ni llamadas telefónicas. Están retenidos ilegalmente”, concluye.

Un total de 35 hombres y tres mujeres de nacionalidad colombiana están presos en Venezuela luego de ser detenidos tras las elecciones presidenciales del 28 de julio del año pasado, según confirmó esta semana la Cancillería. Fuentes diplomáticas manifiestan a este periódico que, aunque Colombia ha pedido con insistencia información sobre su situación jurídica y garantías procesales, no ha recibido respuesta del régimen de Nicolás Maduro. La mayoría se encuentran recluidos en la cárcel El Rodeo, en las afueras de Caracas, sin que las autoridades consulares hayan podido visitarlos. “Estamos en manos de las gestiones que haga el Gobierno colombiano, y específicamente de lo que haga el presidente Petro”, dice Diana Tique, hermana de Manuel Tique, un trabajador del Consejo Danés de Refugiados detenido en septiembre en Venezuela.

“He conocido a través de una cantidad significativa de testimonios suyos del sufrimiento por la incertidumbre y las dificultades para acceder a la información sobre sus familiares”, escribía esta semana el viceministro de Exteriores, Mauricio Jaramillo Jassir, en una carta pública en la que les pedía disculpas a las familias de compatriotas detenidos en el exterior. “No pocos me han dicho cómo no han podido tener un segundo de tranquilidad al no saber por la situación de salud mental o física de sus familiares. No puedo imaginar la pesadilla por la que atraviesan día a día con semejante incertidumbre”, manifestaba, sin referencias concretas a Venezuela.

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