Publicado: enero 24, 2025, 4:15 am
Hace unos meses, el teléfono de Eva Hache sonó, y quien estaba al otro lado de la línea, era el Ministro de Cultura para decirle que iba a recibir la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes. «Menos mal que me habían avisado, porque si no yo igual le cuelgo, ¿sabes? No estoy para hostias… no me lo esperaba para nada. Además, yo pensaba que tenía que estar más cerca de la muerte», reconoce la actriz para este periódico.
Pero lo cierto, es que, aunque le cueste admitirlo, es todo un referente dentro del mundo de la comedia y una de las primeras mujeres que se dedicó, hace ya más de 20 años, a la stand up comedy, un género un tanto desconocido en España: «Toda esta nueva hornada de mujeres cómicas que hay ahora, que hay muchísimas, gracias a los pódcast y a Internet, me tienen ahí como maestra y no me lo acabo de creer».
La realidad es que, en el mapa de su vida, no estaba como destino final la comedia, por lo menos en el que habían trazado sus padres. «El accidente, fue la filología. Yo quería hacer arte dramático, pero eran unos estudios que no estaban ni siquiera homologados a finales de los 80, que fue cuando empecé la universidad. Mis padres me pidieron por favor que no fuera tan original y que estudiara otra cosa que me gustara mucho…, pero realmente soy filóloga de corazón«, asegura.
Estudió filóloga inglesa, concretamente, aunque nunca ha estado en Dublín. Precisamente así se llama su última obra Nunca he estado en Dublín, una comedia que estará en el teatro Pavón desde el 5 de febrero hasta finales de abril. «Como todas las buenas comedias, habla de temas muy importantes. Aquí, todos los personajes tienen algo que ocultar. Me resultan muy interesantes los personajes de los padres, sobre todo el mío, porque nunca pensamos que una madre tenga cadáveres debajo de la alfombra. Desde pequeños tendemos a pensar que nuestros padres no follan o que nuestros padres no tienen vicios y que no tienen nada que ocultar, y no es así», explica Eva Hache.
Una comedia, que como me asegura, habla de lo importante, porque el humor es una de las herramientas más potentes para decir verdades: «No creo que haya límites en el humor. Creo que hay buen gusto y mal gusto. Lo que pasa es que eso, es algo absolutamente personal», apunta.
Pero ella no lo tuvo tan fácil, cuando comenzó no existían tantos referentes femeninos haciendo monólogo: «Venimos de un país de cómicas excelentes, pero siempre más relacionadas con la ficción, con el cine, con el teatro. A mí me encantaban actrices como Florinda Chico, Rafaela Aparicio, Lina Morgan, en casa éramos superfans de Gracita Morales o Beatriz Carvajal».
Esta última alcanzó su fama en el conocido programa Un, dos, tres. “Imagínate la cantidad de cómicas que veíamos, por ejemplo, en Un, dos, tres. Creo que ahí había un sentimiento paritario, que después se ha perdido un montón con el tiempo. Chicho Ibáñez Serrador fue un tipo con la mente muy abierta» me asegura.
Cómica, actriz e incluso directora de la película Un mal día lo tiene cualquiera, una de las mejores experiencias de su vida, me dice entusiasmada, aunque por el momento no repite. En su horizonte solo está el teatro, la comedia y Dublín, aunque el viaje nunca se sabe en qué punto del mapa acaba.
