En España, la adicción a las redes sociales está relacionada con el 55 por ciento de los síntomas de ansiedad, el 52 por ciento de los de depresión y el 48 por ciento de los comportamientos agresivos con los demás. Ahora, surge una nueva corriente denominada ‘oversharing’, que se traduce en la necesidad de compartir aspectos de nuestra vida en redes sociales sin control, y que puede llegar a tener consecuencias muy negativas a medio plazo sobre nuestra salud mental.
Los españoles, según el datos que revela el informe ‘Oversharing: Adictos a compartirlo todo. Consecuencias psicológicas de la adicción a las redes sociales en España’, vivimos pegados a los móviles, con una media de seis horas diarias de uso, de las cuales 4 se centran en las redes sociales. Sucede que, en esta realidad, las personas con menor capacidad para manejar sus emociones se convierten en adictas a las redes.
Oversharing, la adicción de compartirlo todo en redes
El informe sobre oversharing ha sido elaborado por el seguro de salud de Línea Directa, en colaboración con la experta en Inteligencia Emocional Ruth Castillo-Gualda, y el especialista en Intervención de la Ansiedad y el Estrés Juan Ramos-Cejudo, profesores de la Facultad de Salud de la Universidad Camilo José Cela.
El objeto de este estudio ha sido conocer cómo afecta el uso de redes sociales a la salud mental de las personas, para proponer consejos preventivos que ayuden a los usuarios a abandonar la adicción. Y es que la dependencia de las redes sociales es una poderosa herramienta de validación social, que hace que muchas personas compartan detalles de su vida personal para ‘encajar’ en el grupo, para sentir que pertenecen a él.
La sobreexposición en redes sociales tiene efectos negativos
El hecho de vivir enganchados a las redes sociales, y exponer nuestro día a día para sentirnos ‘importantes’, en la mayoría de los casos se hace de manera inconsciente, sin pensar que puede tener una consecuencia directa (y negativa) sobre nuestra salud mental.
Los jóvenes acceden cada vez a edades más tempranas a las exigencias de la tecnología, algo que ha forzado a muchos gobiernos a controlar su uso. El uso intensivo de las plataformas está detrás de un aumento de los problemas de salud mental. Las personas que pasan más tiempo posteando una vida perfecta en la red son quienes se enfrentan a mayores problemas de salud mental.
Un tercio del oversharing se asocia con la incapacidad para controlar las emociones, hasta el punto de que las personas con menor capacidad para dominar lo que sienten se vuelven adictas a las redes sociales: sentir nervios y agresividad contra el prójimo son dos emociones que influyen en un tercio de los adictos, que suman depresión e ira a sus emociones crónicas.
Así podemos combatir la adicción a exponernos en redes sociales
Negar los beneficios que nos aportan los avances tecnológicos es absurdo e incoherente. Lo que debemos hacer, según los expertos en salud mental, es aprender a gestionar el uso que hacemos de ellos. Entre los límites deseables está el tiempo de uso desde la adolescencia, algo que deben controlar los padres, para conseguir un uso responsable de las pantallas.
Además, es bueno que enseñemos a nuestros jóvenes a priorizar los encuentros presenciales, por encima de los digitales, y a preservar detalles personales del escarnio público. Aprender lo que pueden y no pueden mostrar al mundo es una buena lección con la que aprenderán a elegir, y a priorizar, para evitar ser víctimas de una auténtica epidemia llamada oversharing.