Publicado: octubre 25, 2025, 4:00 am
VÃctor Küppers llena los pabellones en los que comparte sus famosas charlas, fundamentadas en su propia experiencia y en los grandes pilares en los que se asienta la psicologÃa positiva de la que habla. Es un excelente comunicador, de eso no cabe duda, y cada vez que se sube a un escenario contagia sus ganas de vivir y de compartir con los demás. Conceptos como la necesidad de ser buenas personas, más allá de la inteligencia (que es una virtud con la que se nace, o no), de ayudar a los demás, de ser educados y capaces de hacer la vida más agradable al prójimo se repiten una y otra vez en sus exposiciones.
Y es que, de eso va la cosa, de repetir conceptos hasta que los interioricemos. Según él mismo nos cuenta: «Yo no soy experto en nada, no soy una persona muy inteligente. Leo todo lo que cae en mis manos sobre psicologÃa positiva, estudio a los expertos y simplemente traslado su ideas. Me dan más mérito del que tengo… pero yo solo explico cosas que todos sabemos y necesitamos recordar. Trabajo fácil. El verdadero mérito está en aplicarlo, y ahà yo soy un principiante cada dÃa, no soy nada experto».
¿Qué hace un consultor dando charlas de psicologÃa positiva ante miles de personas?
Ante la pregunta de cómo fue a parar VÃctor Küppers a esta nueva vida, de escenario en escenario, y de charla en charla motivadora para miles de personas, el experto (nosotros sà consideramos que lo es, y mucho, pese a su humildad) comienza explicando que la suya «no es una historia interesante, pero la verdad es que en este nuevo comienzo tuve suerte».
Para ubicarnos en su historia personal, Küppers añade: «Yo trabajaba en consultorÃa, me gustaba pero no me daba cuenta que era un trabajo que absorbe mucho y que implicaba pasar mucho tiempo lejos de casa. Tuve un accidente en 2023 y ahà fue cuando descubrà que tenÃa dos hijos fabulosos. Después de 6 meses en cama volvà al trabajo y le dije a mi jefe que querÃa cobrar menos y hacer vacaciones escolares para compartir todo el tiempo posible con mis hijos».
Pues bien, ante semejante propuesta, Küppers recibido un rotundo ‘no’. «Me dijeron que madurara, y entonces tomé la decisión de trabajar por mi cuenta, la única manera de hacer todas las vacaciones con mis hijos. A mà siempre me ha apasionado leer libros sobre la actitud y el desarrollo personal, escribà un artÃculo durante mi baja laboral, me lo publicaron y una empresa de automóviles lo leyó. A partir de ahà me solicitaron llevar a cabo una sesión para su equipo. Y lo hice. Asà empezó todo».
«En esta sociedad hay muchas personas inteligentes, pero necesitamos que además sean buenas»
Uno de los puntos clave en el discurso de VÃctor hace referencia a la bondad, como concepto absoluto. PodrÃamos decir que de esta idea parte todo lo que nos propone, que es la base sobre la que pivota la manera en la que él nos invita a vivir. «La inteligencia es importante, por supuesto, no hay nada peor que un tonto motivado. Pero no es lo único que tenemos que valorar y admirar. Al fin y al cabo la inteligencia te toca, no has hecho nada para merecerla. Sin embargo ser buena persona es un trabajo personal, es un esfuerzo diario, por eso creo que tiene más mérito».
Y continúa argumentando que «en esta sociedad hay muchas personas inteligentes, pero necesitamos que además sean buenas, que pongan su inteligencia al servicio de los demás, que la utilicen para mejorar la sociedad, hacerla más humana, más justa. Da pena mirar hacia arriba y ver en manos de quién estamos en este planeta. Quizá muchos de ellos son muy inteligentes, pero no ponen sus capacidades al servicio de los demás para intentar mejorar el mundo».
«Si los diez gobernantes más importantes se pusieran de acuerdo, se acabarÃan inmediatamente el hambre, las guerras y la insolidaridad perversa con el Tercer Mundo. Pero son planteamientos poco prácticos, cada uno es responsable del espacio que le ha tocado vivir y tiene que intentar que el suyo sea un mundo lo más humano posible».
«Que nadie se acerque jamás a ti sin que al irse se sienta un poco mejor y más feliz»
Parafraseando a la Madre Teresa de Calcuta, Küppers se suma al cien por cien a esta frase que ella hizo famosa: «Que nadie se acerque jamás a ti sin que al irse se sienta un poco mejor y más feliz». En esta lÃnea de pensamiento, y ante la pregunta de si hay buenos y malos, como en las pelÃculas del oeste, el experto comenta que «los filósofos han discutido mucho sobre ello y no voy a ser yo el que tenga la respuesta».
Sin embargo, «si me preguntas por mi opinión personal, creo que todo el mundo nace con el potencial de ser buena persona, pero muchos se convierten sin duda en malas personas. Y no tengo ninguna duda de que son mucho más felices las buenas. De hecho, pienso que el gran objetivo que tenemos en esta vida los seres humanos es luchar cada dÃa para intentar ser buena persona, ayudar a los demás y hacer su vida más agradable. No hay nada más grande a lo que se pueda aspirar».
«La motivación es importante para empezar, pero para llegar es imprescindible la voluntad»
Küppers habla mucho de la repetición de determinados conceptos que, a base de estar presentes una y otra vez, acaban por interiorizarse. A este respecto, considera que «los expertos siempre explican que el cerebro es plástico. La neuroplasticidad de este órgano vital implica que podemos eliminar hábitos y también crear otros nuevos. Es una cuestión de repetición y para ello es esencial la voluntad».
Se da mucha importancia a la motivación, «y ciertamente lo es; la motivación es importante para empezar, pero para llegar es imprescindible la voluntad. Por eso la voluntad creo que deberÃa primar sobre la motivación. Y es aquà donde llega el problema. ¿Por qué digo esto? Porque queremos todo rápido, fácil, sin hacer esfuerzos. La voluntad cuesta, pero va más allá de la inteligencia o la motivación».
«Aceptar que la vida tiene adversidades no significa resignarse»
En la vida, todos sabemos que existen las adversidades, son inevitables. «La vida a veces no es bonita, es injusta, a veces llega a ser incluso muy cruel e insoportable. Pero hay dos tipos de problemas: los dramas y los que solo son circunstancias molestas. Ante estas últimas tenemos el derecho al enfado, al desahogo justo y necesario, por supuesto. Pero después, hay que aceptar que las cosas son como son, que no todo está en nuestras manos, y que aceptar es sÃntoma de madurez. En la vida no todo es bonito, ¡claro que no!».
Eso sÃ, el experto hace una distinción clave entre aceptar y conformarse. «Aceptar las adversidades, en ningún caso quiere decir resignarse. Para nada. Después de aceptar lo que nos ha sucedido hay que preguntarse, ‘¿a partir de esta situación que no me gusta, qué puedo hacer yo?, ¿qué es lo que está en mi mano para mejorarla?’. Caer en la queja continua nos bloquea, nos quita la alegrÃa y encima no va a cambiar la realidad. Todos pasamos por situaciones incómodas y desagradables, pero son túneles, no pozos, y de los túneles se sale si sigues caminando. En la vida hay un momento para enfadarse, pero hay otro en el que hay que levantarse y seguir hacia delante«.
El positivismo sobre el que trabaja Küppers no es en absoluto superficial, no habla de estar ‘happy’ porque sÃ. «Cuando sucede un drama como un fallecimiento, una enfermedad, no tener trabajo o cualquier situación dolorosa, el sufrimiento es inevitable. Pero el tiempo, la compañÃa de personas que nos quieren y la fe son las tres cosas que nos ayudan a sobrellevarlo. Los que no tenemos dramas en este momento tenemos que ayudar a los que sà los tienen, estamos en esta vida para ayudarnos unos a otros, no vale mirar a otro lado».
