Publicado: noviembre 17, 2025, 11:30 pm
La artista Encarnita Polo, que ha muerto estrangulada por un intento de la residencia de ancianos donde vivía, tuvo una época gloriosa que le reportó muchos beneficios económicos. Pero en el momento de su muerte estaba en la ruina, por negocios fallidos y porque la caída de su popularidad significó que fue apartada progresivamente de los circuitos profesionales.
Según publica Vanitatis, perdió primero la que había sido su casa de toda la vida tras un proceso judicial complejo que acabó en desahucio. Después llegó el golpe más duro: el fraude de las participaciones preferentes, que atrapó a decenas de miles de pequeños ahorradores. Encarnita invirtió ahí unos 70.000-90.000 euros y se quedó sin nada cuando estalló el escándalo.
Aunque la mayoría de afectados acabaron recuperando el dinero, nunca trascendió públicamente si ella llegó a recuperar la totalidad de lo perdido. Para entonces ya había tenido que empeñar joyas y pertenencias en el Monte de Piedad para sobrevivir, y se quejaba abiertamente de que las televisiones la invitaban a programas sin pagarle, algo que —decía ella misma— le quitaba la ilusión que aún conservaba.
Su carrera musical tuvo un pequeño repunte cuando, en plena fiebre viral, alguien mezcló su Paco, Paco, Paco con un videoclip de Beyoncé y la canción volvió a circular por internet. Pero aquel revival digital no cambió nada para ella: no generó derechos, no trajo contratos nuevos y no significó mejora económica alguna. Encarnita llevaba años sin ingresos regulares y la música, ese oficio que da tanto, también puede abandonarte sin avisar.
En esa fragilidad económica tomó una decisión importante: marcharse a Ávila, donde la vida era más barata y donde su hija Raquel (hija también del músico argentino Adolfo Waitzman) podía ayudarla. Se instaló en casa de su hija, que la cuidó durante años.
Pero a comienzos de 2025 la familia tomó una decisión dolorosa pero inevitable: ingresarla en una residencia, porque ya no podían ofrecerle en casa los cuidados que ella necesitaba. Fue un paso difícil, pero necesario para garantizarle más atención.
Encarnita llegó a sus últimos años sin patrimonio: no tenía propiedades a su nombre y la empresa con la que en su día gestionó su actividad artística, Kelly Media SL, llevaba 20 años disuelta y sin actividad. El Registro Mercantil confirma que la sociedad se disolvió en 2004, que Hacienda la dio de baja provisional en 2009 por incumplimientos fiscales, que no presentó cuentas durante años y que en 2022 la Agencia Tributaria revocó definitivamente su NIF, lo que dejaba la sociedad completamente inoperativa.
