Publicado: marzo 6, 2025, 1:00 am
El 28 de febrero, asistí a la ceremonia de inauguración de la nueva fábrica de la marca mexicana de motocicletas ITALIKA en el Estado de Jalisco. Con instalaciones estándar y líneas de producción industrial bien definidas, allí tiene un ambiente vibrante y lleno de energía. Lo que más alcancé a escuchar fueron: “China es nuestro socio comercial más importante”, “China es un socio confiable”. La cooperación económica y comercial de beneficio mutuo entre China y México sirve como un ejemplo destacado, en claro contraste con los recientes aranceles arbitrarios de Estados Unidos impuestos en sus socios comerciales, incluidos China y México. La nueva administración estadounidense insiste en que “arancel es la palabra más hermosa”, promoviendo guerras arancelarias y comerciales, lo que en realidad bloquea oportunidades y se aísla a sí misma. Quiero compartir tres comentarios al respecto:
Primero, la imposición arbitraria de los aranceles perjudica a todos, incluso a quienes los imponen. Estados Unidos ha utilizado la imposición de aranceles como una medida para incrementar ingresos fiscales, proteger sus industrias y obtener ventajas en negociaciones. Sin embargo, en esta aventura unilateral no hay ganadores verdaderos. Estados Unidos enfrentará la implacable consecuencia de las leyes económicas y la firme represalia de la comunidad internacional. En los últimos años, se ha demostrado que la imposición de los aranceles sobre productos importados eleva sus precios, lo que obliga a los consumidores estadounidenses a pagar más y aumenta el costo de vida, impulsando la inflación. También incrementa los costos de producción de las empresas estadounidenses, debilitando su competitividad. Los factores como el freno al consumo y las dificultades empresariales terminarán afectando el crecimiento económico de Estados Unidos.
Segundo, la imposición de aranceles viola los compromisos de la OMC. Tras la Segunda Guerra Mundial, el sistema de comercio multilateral con la OMC como núcleo, ha promovido la resolución de disputas comerciales mediante negociaciones igualitarias y multilaterales, además ha reducido las barreras arancelarias y no arancelarias para promover la liberalización y facilitación del comercio. Según el principio de la nación más favorecida de la OMC, todos los miembros deben aplicar aranceles de manera equitativa a los demás. Cuando Estados Unidos impone aranceles unilaterales a otros países, deja de tratar a sus socios comerciales bajo este principio, lo que va en contra del sistema de comercio multilateral. Según el Banco Mundial, si Estados Unidos aplica un arancel generalizado del 10% a todos los países y estos responden con medidas recíprocas, el crecimiento económico global podría reducirse en 0.3 puntos porcentuales.
Por último, China tiene la capacidad de hacer frente a la coerción arancelaria. El pueblo chino nunca se ha dejado influenciar por falacias, disuadir por la intimidación ni acobardar por el acoso. El acoso no funciona con nosotros. La presión, la coerción o las amenazas no son la forma correcta de tratar con China. Cualquiera que utilice la máxima presión sobre China está eligiendo a la contraparte equivocada y haciendo un mal cálculo. En 2024, el valor total del comercio exterior de China alcanzó los 6 billones de dólares, con un crecimiento del 3.8% interanual. China ha consolidado la posición como el mayor país comerciante de bienes del mundo y se ha convertido en el principal socio comercial de más de 150 países y regiones. La red de comercio exterior sigue expandiéndose. China mantiene su compromiso con una mayor apertura al mundo, mostrando su sinceridad y responsabilidad para compartir oportunidades y promover el desarrollo global.
La globalización económica es una tendencia histórica irreversible. China está dispuesta a fortalecer la cooperación con todos los países incluido México, demostrando determinación y visión de futuro, superando interferencias, aprovechando oportunidades y oponiéndose al unilateralismo y al proteccionismo. Juntos defenderemos el sistema multilateral de comercio que ha costado tanto construir, y promover una globalización económica más inclusiva y equitativa.
