Elon Musk se ha convertido en protagonista para Europa y no solamente por haberse convertido en un asesor directo de Donald Trump y porque vaya a formar parte como tal de su nueva estructura gubernamental en Estados Unidos: muchos gobiernos europeos ven al dueño de X como un peligro para la democracia, y así lo han dejado claro en las últimas horas desde algunos países como Francia, Noruega o el Reino Unido, que acusan al magnate americano de alimentar discursos de odio, fomentar la desinformación y ser «reaccionario» en un momento marcado por la inestabilidad en el mundo.
Por ejemplo, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha señalado a Musk por, sostuvo, «apoyar una nueva internacional reaccionaria» y de interferir en las elecciones de otros países, como Alemania. «Hace diez años ¿si nos hubieran dicho que el propietario de una de las mayores redes sociales del mundo apoyaría una nueva internacional reaccionaria e intervendría directamente en elecciones, incluida Alemania, quién se lo habría imaginado?», se preguntó durante un discurso ante la conferencia anual de embajadores franceses.
«Debemos conseguir una agenda de defensa de la democracia», con contrapoderes, alertó el líder galo, y también advirtió que las grandes empresas tecnológicas, a la vez que ofrecen nuevas posibilidades, también están haciendo que los Estados se sientan amenazados por su creciente poder. En este sentido, comentó que las dinámicas de Musk son especialmente negativas dado «el desorden» que hay ahora mismo en el mundo. Ante esta situación, tendió la mano al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, asegurando que el futuro inquilino de la Casa Blanca «sabe que tiene un aliado sólido» en Francia.
En la misma línea sobre Elon Musk se posicionó el primer ministro británico, Keir Starmer. En un discurso pronunciado este lunes ante trabajadores sanitarios para detallar cambios en la Sanidad pública, el jefe del Ejecutivo fue preguntado por los recientes mensajes colgados por Musk en su red social X, en los que, entre otras cosas, señala que se debería «encarcelar» a Phillips por su respuesta ante las bandas que abusan sexualmente de niños en este país. En esos mensajes, el magnate sudafricano se refiere también a la secretaria de Estado de salvaguarda, encargada de la protección y violencia contra las mujeres y niñas, como una «apologista del genocidio por violación» y la llama «bruja malvada», acusaciones que el titular británico de Sanidad, Wes Streeting, calificó este domingo ya de «difamaciones vergonzosas».
Los ataques comenzaron después de que Phillips rechazara una petición para que el Gobierno liderara una investigación pública sobre la actividad de explotación infantil detectada en la localidad inglesa de Oldham. Según dijo Starmer en su intervención al ser preguntado por la polémica, «aquellos que propagan mentiras no están interesados en las víctimas».
Noruega también se ha subido a esa dinámica para hacer frente a Musk. Su primer ministro, Jonas Gahr Store, se mostró preocupado este lunes por los recientes comentarios del multimillonario tecnológico acerca de la situación política en otros países como Alemania. «Creo que es preocupante que un hombre con un acceso enorme a las redes sociales y grandes recursos económicos se meta de forma tan directa en los asuntos internos de otros países. No es así como debería ser entre democracias y aliados», argumentó Store a la televisión pública noruega NRK.
Por ejemplo, Musk también calificó al presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, de «tirano antidemocrático», después de que éste se pronunciara en contra de la influencia exterior durante un discurso sobre la disolución del Bundestag o Cámara Baja. «Si viéramos algo así en Noruega, espero y supongo que una clase política noruega unida advierta y condene eso», dijo Støre sobre una hipotética injerencia de Musk en la campaña electoral de este país escandinavo, que celebrará comicios generales el próximo 8 de septiembre.