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Alcaldes del norte del país se mantienen bajo alerta y con incertidumbre ante las amenazas de deportaciones masivas de migrantes que ha realizado el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Claudia Agatón Muñiz, alcaldesa de Ensenada, Baja California, dijo a El Economista que en su municipio se intensificaron las acciones para atender el tema y detalló que, desde la semana pasada, se han llevado a cabo mesas de trabajo con el gobierno estatal y que el pasado lunes por la noche se recibieron los primeros migrantes en la ciudad.
“Ya estamos haciendo la ruta de contención, sobre todo social para poder acuerparnos con la tramitología y, sobre todo, con el abastecimiento de la parte formal que es: alimento, el cobijo para ellos (connacionales)… Vamos a solicitar de manera muy expresa, pues darle continuidad a través del gobierno federal para podernos ayudar y ver qué políticas crudas o de qué nivel es a los que los llevará el presidente Trump”, señaló.
Y agregó: “estamos enfocándonos en darles (a los mexicanos que retornen) información y acompañamiento desde su llegada, con un enfoque humano y preventivo para evitar que sean presas de actividades ilícitas dentro de la ciudad”, agregó Agatón en el marco del Encuentro Nacional Municipal, que se realizó el pasado jueves, en la Ciudad de México.
Fernando Martínez Manríquez, presidente municipal de Altamira, Tamaulipas, señaló que se están tomando medidas para ofrecer refugio temporal a migrantes, así como oportunidades de empleo para aquellos que sean repatriados.
“Se están tomando medidas para que los migrantes que recibamos en nuestro estado pues tengan un lugar donde estar en mientras que pernoctan y mientras que van a sus lugares de origen los que sean de Tamaulipas, pues ya también tomarlos y considerar la oportunidad de darles lo mejor”, mencionó.
Por su parte, la gobernadora de Chihuahua, Maru Campos, en el mencionado evento, comentó a los medios de comunicación que su administración se encuentra en estado de alerta preventiva ante la incertidumbre por las posibles deportaciones y repatriaciones masivas de mexicanos tras la toma de posesión del nuevo presidente de Estados Unidos.
“Todos los secretarios de Gobierno del Estado estamos en modo preventivo, en alerta (…) no sabemos realmente qué medidas se van a tomar, de qué tamaño sean las deportaciones o las repatriaciones”, afirmó.
Mencionó que, hasta el momento, el enfoque de las acciones a realizar están enfocadas en garantizar condiciones básicas para quienes lleguen al estado, particularmente en temas de salud y alimentación.
“Son 21 albergues, aproximadamente, en Ciudad Juárez, en Ojinaga tenemos cuatro, nada más, pero el gobierno federal ha estado haciendo revisiones para poner casas de campaña o poner otro tipo de centros para apoyar a los migrantes”, precisó.
La presidenta municipal de Nuevo Laredo, Carmen Lilia Canturosas Villarreal, indicó que, en la localidad, se están instalando carpas, baños, comedores y otros servicios necesarios para atender esta situación. Además, contamos con tres albergues municipales que podrían recibir alrededor de 1,000 personas”.
La alcaldesa subrayó que, aunque aún no hay cifras concretas sobre cuántas personas podrían ser deportadas, el municipio está enfocado en garantizar la atención médica, alimentación y alojamiento de los migrantes.
Canturosas Villarreal también reiteró que el apoyo no se limitará exclusivamente a mexicanos, destacando que el municipio está dispuesto a recibir y atender a personas de otras nacionalidades si fuese necesario, bajo un enfoque humanitario.
“Quiero resaltar y quiero decirles que como gobierno municipal vamos a trabajar coordinadamente, pero el Gobierno federal a nosotros no nos ha pedido que metamos dinero o que estemos haciéndonos cargo solamente nosotros del tema… el Gobierno federal está asumiendo la responsabilidad”, precisó.
Plan de emergencia
El pasado 27 de diciembre, en conferencia de prensa matutina, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum informó que la Secretaría de Gobernación coordina un programa especial para garantizar que los mexicanos deportados puedan reconstruir sus vidas en el país.
“Lo primero es apoyar a los mexicanos y mexicanas que viven en Estados Unidos con el trabajo de los consulados y el reconocimiento de su labor en ese país. En caso de que lleguen a México, se les brindarán todas las facilidades para acceder a los Programas de Bienestar y condiciones adecuadas donde decidan establecerse,” afirmó.
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