Publicado: mayo 5, 2025, 1:30 pm
Al cumplirse dos semanas de la muerte del papa Francisco, el Vaticano ya ultima detalles para el inicio del cónclave, que arrancará este miércoles en la Capilla Sixtina. El personal de apoyo de la Santa Sede vinculado a la organización de la asamblea de cardenales ha jurado este lunes guardar el secreto de todo lo que ocurra durante el proceso. Por su parte, los 133 purpurados que intervendrán en el cónclave ya están en Roma, pero no se ponen de acuerdo con respecto al tiempo que podría durar la elección del sucesor del pontífice argentino. «Será un cónclave de algunos días porque no podemos votar a quien no conocemos», ha asegurado en declaraciones a los medios el cardenal Louis Raphael I Sako, patriarca de la Iglesia caldea de Irak.
Para el purpurado de la Iglesia iraquí, el siguiente papa debe saber dialogar, ocuparse de los pobres e intentar alcanzar la paz en el mundo. «Después de Francisco, el mundo sigue adelante y cada día hay novedades, el papa tiene que leer las señales y no encerrarse en su palacio», ha opinado. En la misma línea también se ha pronunciado el arzobispo de Bogotá, Luis José Rueda, ya que estima que hará falta «un poco más de tiempo» para conocer a los papables. Además, considera «importantes» las reuniones de cardenales que han tenido lugar en los últimos días.
Para el arzobispo de Santiago de Chile, Fernando Natalio Chomalí Garib, las congregaciones de cardenales han sido «una riqueza», porque en ellas ha sido posible conocer a personas que trabajan con los pobres o en países como Mongolia. «Es una herencia que deja Francisco», ha afirmado. Por su parte, el cardenal Jean-Paul Vesco, arzobispo de Argel, explica que por ahora el objetivo es continuar escuchando a los purpurados, ya que no todos han tenido la oportunidad de hablar. De hecho, el cardenal de Yakarta, Jean-Paul Vesco, llegó este domingo a la capital italiana y ha asistido este lunes por primera vez a las reuniones. «No hay prisa por la fumata blanca, que dure lo que sea necesario», ha sostenido Vesco.
Este lunes, el personal eclesiástico y laico que intervendrá en el cónclave ha jurado a las 17.00 horas en la Capilla Paulina guardar absoluto silencio sobre lo que ocurra durante la elección. Esta medida afecta al Secretario del Colegio Cardenalicio, al maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias y a los Ceremonieros Pontificios. Pero también a médicos, enfermeros, ascensoristas del Palacio Apostólico, al personal de limpieza, comedor, floristería y servicios técnicos. Además, aplica al coronel y a un mayor de la Guardia Suiza Pontificia destinados a la vigilancia de los alrededores de la Capilla Sixtina.
«Prometo y juro mantener absoluto secreto con cualquiera que no forme parte del colegio de cardenales electores, y esto a perpetuidad a no ser que reciba permiso especial expresamente dado por el nuevo pontífice elegido o por sus sucesores, sobre todo lo que directa o indirectamente se refiere a la votación y al escrutinio para la elección del sumo pontífice», reza el juramento que ha realizado el personal del Vaticano. «Asimismo prometo y juro abstenerme de utilizar cualquier medio de grabación, audición o visualización de cualquier cosa que tenga lugar en la Ciudad del Vaticano durante el período electoral y, en particular, de cualquier cosa que esté relacionada directa o indirectamente con las operaciones conectadas con la elección misma», concluye el texto firmado ante el camarlengo Kevin Joseph Farrell.
Los cardenales, por su parte, jurarán guardar silencio sobre el proceso de elección el miércoles por la tarde tras entrar a la Capilla Sixtina. Cuando todos hayan prestado juramento, el maestro de las celebraciones papales, Diego Ravelli, pronunciará las palabras Extra omnes, que significa ‘todos fuera’. A partir de ese momento la puerta de la Capilla Sixtina se cerrará con llave y comenzará el proceso de meditación. Una vez finalice, los cardenales votarán por primera vez para elegir al sucesor de San Pedro.
Cualquier persona que participe en el cónclave —que será presidido por el cardenal Pietro Parolin— y que revele información sobre el proceso será castigado con la excomunión. De hecho, la Santa Sede desactivará a partir de las 15.00 horas del miércoles «todas las instalaciones de transmisión de la señal de telecomunicaciones móviles y de radio» en todo el territorio para garantizar la seguridad durante la elección del siguiente pontífice. La señal volverá una vez se haya elegido al nuevo líder de la Iglesia católica. Además, las cámaras ubicadas en el interior de la capilla ya han sido apagadas.
Ante el inicio del cónclave, Roma desplegará un dispositivo de seguridad reforzado que se adaptará a los niveles de aglomeración y a la evolución de la asamblea de cardenales. El dispositivo se desplegará a partir de las 7.00 horas del miércoles y en él participarán las fuerzas de seguridad de la Santa Sede, la Gendarmería vaticana, la Policía local de Roma, otros cuerpos de seguridad y los equipos de Protección Civil y emergencias. Habrá controles en la vía que lleva al Vaticano, pero también en otros puntos sensibles de la ciudad, como la Basílica de Santa María la Mayor, donde fue enterrado el papa Francisco.