Publicado: octubre 20, 2025, 3:00 am
El otoño es una estación de cambios, cambian las temperaturas en España y eso hace que también tengamos que cambiar nuestros armarios, para adaptarnos al fresquito, y algunos de nuestros hábitos. Aumentan los resfriados y las gripes y por eso hay que cuidarse y protegerse un poco más.
Más allá de estos pequeños detalles, también es importante tener en cuenta otras cosas de las que no siempre somos conscientes. Tras los meses de verano, donde tendemos a salir más a la calle, llegan el otoño y el invierno, que nos invitan a quedarnos más en casa, lo que hace que tengamos que tener cuidado con ciertos aspectos de nuestra salud.
Lo que los médicos recomiendan vigilar en otoño
Nuestra salud debe ser una prioridad durante todo el año, acudiendo a las revisiones periódicas y consultando las dudas que tengamos frente a malestares, pero con la llegada del otoño surgen preocupaciones que no se tienen en primavera y verano. Es lo que sucede con la vitamina D, que puede presentar deficiencias por no disfrutar de la cantidad de sol necesaria. En nuestro país este no suele ser un problema demasiado frecuente, es más habitual en el norte de Europa, pero también conviene saber si nuestros niveles de vitamina D son los adecuados, porque es importante.
«Piensa en la vitamina D como tu ‘tanque de reserva’. Después del verano, muchas personas tienen niveles decentes de actividad al aire libre, pero a medida que llega el otoño, ese tanque comienza a escasear. Si no lo mides ahora, a mediados del invierno podrías estar funcionando sin energía, lo que puede aumentar la fatiga, debilitar los huesos y reducir la resistencia contra las infecciones», explica la doctora Mariana Sofia Riveros, médica general en SHA México, en conversación con la revista Parade.
«En mi práctica, a menudo veo pacientes con fatiga, baja energía o debilidad muscular, asumiendo que la causa son las hormonas, la anemia, la mala alimentación o la falta de sueño. Si bien esos son contribuyentes válidos, no es inusual encontrar que la pieza que falta es en realidad la baja vitamina D».
La importancia de la vitamina D para la salud
El cuerpo necesita vitamina D para crecer y desarrollarse, los músculos la necesitan para moverse, los nervios para llevar mensajes entre el cerebro y el cuerpo, el sistema inmunitario para combatir bacterias y virus. También ayuda a absorber el calcio, que favorece el fortalecimiento de los huesos, por lo que una deficiencia de vitamina D puede provocar osteoporosis y raquitismo en el caso de los niños.
Una deficiencia de vitamina D, como hemos visto, puede provocar fatiga crónica, dolor o enfermedades recurrentes, también pérdida de cabello, cambios de humor y calambres musculares. Además, a largo plazo puede aumentar el riesgo de demencia, las personas con niveles bajos de vitamina D tienen más dificultades para pensar y aprender.
La mejor fuente para obtener la vitamina D necesaria es la exposición a la luz solar, unos mitos al sol (con la protección adecuada para la piel) pueden ser suficientes para obtener la vitamina de forma natural. También puede obtenerse a través de la dieta, pero no son demasiados los alimentos que la contienen, tal y como sucede con pescados como el salmón, la caballa y las sardinas. En algunos casos, como la leche, el yogur o los cereales, pueden tenerla como añadido, son alimentos fortificados.
La tercera de las maneras de obtener vitamina D es a través de suplementos. En su mayoría son seguros, pero siempre conviene consultar con nuestro médico antes de comenzar a tomarlos, porque puede que no los necesitemos y tengamos niveles adecuados de vitamina D. Un exceso puede provocar malestar estomacal y vómitos, pérdida de peso y de apetito, debilidad muscular, incapacidad para pensar con claridad o cálculos renales.
Referencias
National Library of Medicine. (s. f.-j). Vitamina D. https://medlineplus.gov/spanish/vitamind.html
Vitamina D. (s. f.). Mayo Clinic. https://www.mayoclinic.org/es/drugs-supplements-vitamin-d/art-20363792