Publicado: octubre 9, 2025, 5:30 pm
El Tribunal de Apelaciones Penales de Texas ha detenido la ejecución de Robert Roberson, un hombre condenado a muerte por la muerte de su hija de dos años, Nikki Curtis, ocurrida en el año 2003. Roberson, que siempre ha defendido su inocencia, estaba previsto que fuera ejecutado el 16 de octubre, pero el Tribunal estadounidense decidió suspender la pena y enviar el caso de nuevo al juzgado donde fue condenado para una nueva revisión. El motivo de la suspensión es que la condena se basó en un diagnóstico médico conocido como «síndrome del bebé sacudido», que afirma que los movimientos bruscos o sacudidas pueden causar daños graves o mortales en el cerebro de un niño. Los los abogados de Roberson sostienen que la niña murió por una neumonía mal diagnosticada, y no por violencia física. La decisión del Tribunal se apoya en una norma aprobada en Texas en 2013, conocida popularmente como la «ley de la ciencia basura», que permite revisar condenas cuando las pruebas utilizadas en su día ya no se consideran fiables. El Tribunal americano ha puesto como ejemplo un caso reciente muy parecido, el de Andrew Roark, otro hombre condenado por la muerte de un bebé en Dallas, cuya sentencia fue anulada el año pasado al demostrarse que las pruebas médicas estaban desfasadas. «Nos sentimos aliviados de que el Tribunal haya reconocido que el caso de Robert merece una nueva revisión», declaró su abogada, Gretchen Sween, quien insiste en que «una evaluación objetiva demostrará que nunca hubo delito». El caso ha provocado una división en la opinión pública y un inusual consenso entre políticos de ideologías opuestas, que piden una revisión completa. Entre los que apoyan a Roberson se encuentran tanto legisladores republicanos como demócratas, además del escritor John Grisham y el empresario Doug Deason. «Estos jueces han cumplido con su deber de buscar Justicia frente a la presión política para ejecutar a una persona que podría ser inocente», declaró el congresista republicano Brian Harrison. Por su parte, la Fiscalía de Texas defiende que la condena fue correcta y que las lesiones de la niña muestran un claro caso de maltrato.