Publicado: mayo 9, 2025, 10:30 pm
La Capilla Sixtina ha sido testigo de un Cónclave de cuarenta y ocho horas en la que un total de 133 cardenales se reunían para elegir al sucesor de Francisco, el papa que luchó por cambiar la Iglesia desde dentro y dedicó sus esfuerzos a acercarse a los pobres y trabajar por la humildad y justicia social.
El resultado tras el famoso ‘Habemus Papam’ ha causado una extrañeza en la inmensa mayoría de los fieles por no ser ninguno de los que han estado sonando en las apuestas: el nuevo pontífice es el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost, que ha elegido el nombre de León XIV para presidir la Santa Sede y es miembro de la Orden de San Agustín, una de las muchas órdenes religiosas pertenecientes a la Iglesia católica que, históricamente han experimentado tensiones y rivalidades.
Una de las más conocidas en la historia eclesial fue la que enfrentó a la Compañía de Jesús (jesuitas) con la Orden de Predicadores (dominicos): en el siglo XVI y XVII los jesuitas desarrollaban misiones en Asia, particularmente en China e India, y adoptaron una postura culturalmente adaptativa en la que permitían ciertos ritos tradicionales (como el culto confuciano) bajo la premisa de que eran compatibles con el cristianismo.
Por su parte, los dominicos denunciaron estas prácticas y las calificaron de sincretismo o herejía, acusando a los jesuitas de debilitar la doctrina cristiana en aras de una evangelización demasiado permisiva. Tal fue la disputa que el asunto llegó hasta Roma y causó un debate que duró décadas y culminó con el Decreto contra los Ritos Chinos en 1704, que prohibía esas adaptaciones litúrgicas. Pese a la clara victoria de los dominicos, siglos después la Iglesia revisó esta postura.
La Órden de San Agustín (Agustinos)
La Orden de San Agustín, inspirada en la espiritualidad y las enseñanzas de San Agustín de Hipona es una de las órdenes más antiguas y de mayor influencia en la historia eclesiástica, especialmente en el ámbito de la educación, la filosofía y la misión evangelizadora.
Sin embargo, San Agustin vivió en el siglo IV y la orden como tal fue fundada oficialmente en 1244 y consolidada en 1256 por el Papa Alejandro IV, quien unió a varias comunidades de ermitaños que seguían la Regla de San Agustín. Fue precisamente esta unión de comunidades dispersas lo que marcó el nacimiento de la Orden de los Ermitaños de San Agustín, conocidos comúnmente como agustinos.
Esta Regla escrita por el propio San Agustín es una de las más antiguas del cristianismo occidental. En ella, se establece que la comunidad debe vivir «con una sola alma y un solo corazón dirigidos hacia Dios». La Regla promueve la vida fraterna, el desapego de los bienes materiales, la oración común, el estudio y el servicio a la Iglesia.
Actualmente, los miembros de esta orden se dedican a la educación, la evangelización, la defensa de los derechos humanos y el acompañamiento a las comunidades más vulnerables. También administran parroquias, colegios, universidades y centros de reflexión teológica.
Compañía de Jesús (Jesuitas)
Fundados en 1540 por San Ignacio de Loyola, los jesuitas —orden a la que pertenecía el fallecido Francisco— son, probablemente, la orden más influyente en la Iglesia contemporánea. Aunque su vocación inicial fue la misión y la educación, pronto se convirtieron en formadores de élites políticas y eclesiásticas, confesores de reyes y directores espirituales.
En 2013, con la llegada del primer papa jesuita de la historia, el Papa Francisco, vieron consolidada su influencia en el Vaticano y, desde entonces, han sido varios los jesuitas que han ocupado puestos relevantes en la Curia Romana, como el Dicasterio para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio), el Observador Permanente del Vaticano ante la ONU y cargos diplomáticos.
Además de su rol en la Iglesia católica, los jesuitas administran instituciones académicas de renombre, como la Universidad Gregoriana en Roma, formadora de obispos y cardenales. De hecho, tal es su autonomía, influencia intelectual y acceso a las élites, que en el siglo XVIII, los monarcas europeos de Portugal, Francia y España, influidos por las ideas de la ilustración, comenzaron a ver a los jesuitas como un obstáculo, la soberanía de los Estados.
La presión de estas monarquías llevó finalmente al papa Clemente XIV a suprimir oficialmente la Compañía de Jesús mediante el breve Dominus ac Redemptor el 21 de julio de 1773 y la Compañía dejó de existir oficialmente durante 41 años. Fue en 1814, tras la caída de Napoleón y el colapso del orden ilustrado absolutista, cuando el papa Pío VII restauró la Compañía de Jesús mediante la bula Sollicitudo omnium ecclesiarum. Desde entonces, los jesuitas han retomado su papel como educadores, teólogos, misioneros y consejeros papales.
Orden de predicadores (Dominicos)
Fundados por Santo Domingo en 1216, los dominicos han jugado un papel central en el desarrollo de la formulación teológica y la defensa doctrinal de la Iglesia y son conocidos tradicionalmente por su vínculo con la Inquisición, ya que, aunque fue el papado quien la creó, fueron los frailes dominicos quienes la gestionaron activamente a partir del siglo XIII.
Sin embargo, los dominicos también dieron a la Iglesia a uno de sus más grandes santos místicos: Santa Catalina de Siena, y Santo Tomás de Aquino, uno de los filósofos cristianos más grandes de la historia. Además, en el Vaticano, los dominicos han ocupado puestos relevantes en la Congregación para la Doctrina de la Fe, asesorando directamente al Papa en cuestiones teológicas, aunque también son responsables de instituciones claves como la Universidad Pontificia Santo Tomás de Aquino (Angelicum) en Roma.
Orden de San Benito (Benedictinos)
Herederos de San Benito de Nursia, los benedictinos son los monjes por excelencia de la Iglesia occidental. Pese a ser conocidos por su carácter contemplativo y litúrgico, su influencia histórica es enorme, ya que varios papas medievales (más de 30) y renacentistas fueron benedictinos.
Cabe destacar su papel en la conservación de la cultura occidental, ya que durante los siglos V al IX, en plena caída del Imperio Romano y las invasiones bárbaras, los monjes benedictinos fueron los grandes copistas y conservadores de libros clásicos y cristianos, una labor que les valió el apodo de «los bibliotecarios de Europa». Además, los benedictinos son conocidos por formar parte fundamental del desarrollo y preservación del canto gregoriano. También han ocupado cargos en la Congregación para el Culto Divino, encargada de la liturgia oficial de la Iglesia.
Orden de Frailes Menores (Franciscanos)
Fundados en 1209 por San Francisco de Asís, los franciscanos representan el ideal de pobreza, sencillez y cercanía al pueblo que el Papa Francisco tanto admiraba y del que tomó su nombre. En el Vaticano, los franciscanos tienen presencia en áreas como justicia social, paz, ecología y misiones. Administran la Custodia de Tierra Santa, una de las misiones más sensibles y emblemáticas de la Iglesia. También han tenido representantes en dicasterios relacionados con la vida consagrada y la doctrina social.
Salesianos de Don Bosco
Los salesianos fueron fundados en el siglo XIX por San Juan Bosco y constituyen la orden religiosa más grande del mundo en cuanto a número de miembros. Su enfoque está en la educación y formación juvenil, especialmente en contextos vulnerables. De hecho, el Sistema Preventivo de Don Bosco fue una auténtica revolución educativa en el siglo XIX porque, en una época en la que la disciplina y los castigos físicos eran la norma, proponía educar sin castigar y sin humillaciones. Hoy, los salesianos están presentes en más de 130 países con miles de colegios, centros de formación técnica, hogares y parroquias.
Legionarios de Cristo
El sacerdote Marcial Maciel fundó Los Legionarios de Cristo en 1941, que fueron, durante décadas, una de las congregaciones religiosas de crecimiento más vertiginoso en el siglo XX.
Sin embargo, en los años 2000 estalló uno de los escándalos más graves de abuso en la Iglesia moderna, cuando se reveló que el fundador, cometió abusos sexuales contra seminaristas, tuvo relaciones con varias mujeres e incluso tuvo hijos con al menos una de ellas. Como consecuencia, en 2006, el Vaticano le impuso sanciones canónicas y en 2010 ordenó una profunda reforma interna dirigida por un comisario pontificio.
Otras órdenes cristianas del Vaticano
- Redentoristas: esta fundación casi fracasa por una confusión legal: durante años coexistieron dos ramas con diferencias internas -una en Nápoles y otra en el Reino de Nápoles-, hasta que el papa las unificó en 1793.
- Misioneros del Verbo Divino (SVD): Fueron fundados en Alemania en 1875 por san Arnoldo Janssen, en un momento en que los religiosos eran perseguidos por el gobierno alemán y hoy son una de las congregaciones misioneras más internacionalizadas del mundo, con más de 6.000 miembros en más de 70 países.
- Carmelitas y Pasionistas: Se originaron en el Monte Carmelo, en Tierra Santa, hacia el siglo XII, como una comunidad de ermitaños y son la única orden mendicante con raíces en el mundo oriental bíblico, vinculada directamente a Elías el profeta, quien según la tradición vivió en esa montaña.