Publicado: junio 16, 2025, 7:30 pm
“Si bailas de aquí, pa’ya; si bailas de allá, pa’ca”, La Sonora Santanera.
Cuando de baile se trata, nada como ese vaivén cadencioso que te lleva suavemente de un lado para el otro o de adelante para atrás, y de regreso; en algunos casos, al finalizar la pieza, los bailarines no han salido del mismo lugar donde iniciaron, como pudiera ser el medio cuadrado del famoso danzón; pero no necesariamente en todas las prácticas esa ilusión artística del movimiento constante sin avance es igualmente apreciada. En temas menos armónicos, México reporta según la reciente publicación de la ENIF 2024 que el 76.5% de los adultos cuenta con algún producto financiero, y tratándose de cuentas de ahorro el porcentaje baja a 63%, hablando de productos de crédito formal se reduce a 37.3% y si trata de contar con algún seguro contratado, el indicador refleja 22.9%. En lo general, se reportan avances, pero subsiste el rezago de buena parte de la población en comparación con los países desarrollados cuyos porcentajes rondan el indicador genérico en 98%, en otras palabras, el reto para el gobierno sigue presente.
Dependiendo del sector específico, hay otras competencias directas, pero para efectos de esta nota nos enfocaremos en las facultades que tienen estas autoridades financieras. En primer lugar, a la SHCP se le confiere en el Art. 31 F. VII. el “…Planear, coordinar, evaluar y vigilar el sistema bancario del país, que comprende a la Banca Nacional de Desarrollo y las demás instituciones encargadas de prestar el servicio de banca y crédito; …” Por su parte, al Banco de México la propia Constitución Política en su Art.28 le encomienda entre otras funciones, el regular la intermediación y los servicios financieros, mientras que la Ley del Banco de México presenta mayor detalle en sus Artículos 3 F.I y 26; y finalmente, a la CNBV le tocan según lo dispuesto por la Ley de la CNBV Art. 4 en sus diversas fracciones, entre otras, las tareas de autorización de nuevas entidades, regulación prudencial y supervisión de las mismas, y en última instancia la imposición de sanciones y revocación de las autorizaciones otorgadas. Siguiendo con la alegoría musical, cada uno toca un instrumento distinto y no todos interpretan en todas las canciones, pero en lo general van en trío.
Así las cosas, basándonos en los informes anuales publicados por la CNBV y que sirven como referencia del sector (salvo el último de 2024 que a la fecha está pendiente de publicarse y que por lo tanto, los datos se han tomado del PES disponible en el mismo portal web), encontraremos que en una ventana de 10 años, el número de entidades participantes en el sector financiero en varios de los casos se ha reducido o mantenido casi igual, en contraste con los crecimientos de indicadores económicos y demográficos correspondientes al mismo período. El primer subsector para observar es el de las Instituciones de Banca Múltiple (Bancos) que en 2014 reportaba 45 entidades, 2015 (44), 2016 (47), 2017 (48), 2018 (50), 2019 (51), 2020 (50), 2021 (50), 2022 (50), 2023 (49) y 2024 (51).
En lo que respecta al subsector de las Uniones de Crédito partimos en 2014 de 101 entidades en operación, y en el mismo orden resultan para 2015 (98), 2016 (90), 2017 (88), 2018 (83), 2019 (84), 2020 (82), 2021 (82), 2022 (76), 2023 (72) y 2024 (68). Los Almacenes Generales de Depósito y las Casas de Cambio en 2014 sumaban 25 entidades en operación (16 y 9) y después de ciertas variaciones intermedias, para cierre de 2024 totalizaban 22 (15 y 7). Los Centros Cambiarios, sin ser entidades financieras pero sí empresas que requieren un registro para poder llevar a cabo esta actividad mercantil, comenzando 2013 eran 1,566 registrados y en operación, para después disminuirse hasta quedar 750 en la actualidad; y finalmente, si hablamos de Sociedades Financieras Populares o SOFIPOs, en 2014 se contaban 49 entidades financieras en operación, con las siguientes variaciones posteriores durante el mismo período: 2015 (45), 2016 (43), 2017 (44), 2018 (39), 2019 (39), 2020 (38), 2021 (40), 2022 (38), 2023 (36) y 2024 (34).
Cabe señalar que en los distintos subsectores se han presentado durante estos 10 años supuestos de nuevas autorizaciones, registros, fusiones, adquisiciones o liquidaciones, revocaciones y en los casos más apremiantes, hasta intervenciones gerenciales por parte de la CNBV, en ejercicio de sus facultades y en protección de los intereses de los usuarios de estos servicios financieros. Precisamente el 19 de diciembre de 2014 la Junta de Gobierno de la CNBV, determinó la revocación de la autorización para operar como SOFIPO a la empresa FICREA, iniciando el proceso de pago por el Fondo de Protección de las obligaciones garantizadas que calificaban como procedentes (6,266 de un total recibido de 6,347), hasta por el monto máximo cubierto que es el equivalente a 25,000 UDIs, proceso que concluyó el 17 de junio de 2015, acumulándose las peticiones por los importes no cubiertos, ya sea por razón de cuantía excedente al máximo del seguro de depósito o por otras razones varias, en el concurso mercantil y quiebra de la fallida en comento.
El pasado viernes 13 de junio, la CNBV informó de la intervención gerencial realizada en cumplimiento del acuerdo tomado en su sesión de Junta de Gobierno del 9 de junio, respecto de la empresa Consejo de Asistencia al Micro Emprendedor, SOFIPO identificada comercialmente como CAME. En este juego de sumas y restas, la actual CAME resulta precisamente de la fusión de 2 SOFIPOs en operación, Te Creemos y CAME, subsistiendo esta última, transacción que se concretó en el mes de abril de 2023 y que suponía el robustecimiento de la entidad resultante incrementando su número de clientes, sucursales e importes de carteras crediticias y depósitos. Transcurridos apenas 2 años, la suerte de esta entidad se escribió en rojo, disminuyendo la cifra de SOFIPOs en operación del cierre de 2024 con 34 instituciones para quedar en 33. Esta nueva falla en el sistema, implicará, como en ocasiones anteriores, riesgo de recuperabilidad para los inversionistas en la parte no cubierta por las obligaciones garantizadas, y también para las entidades financieras privadas y banca de desarrollo, acreedoras de los casi $2,700 millones de pesos que adeuda la entidad con un efecto de contagio indirecto, en la medida en que tales carteras no estuvieran suficientemente reservadas, amén del nuevo impacto para el saldo que el Fondo de Protección administra para afrontar estas contingencias.
Finalmente, estando nuestro país en un contexto internacional complejo, sometido a fuertes presiones comerciales externas y demandas internas que ya no pueden soslayarse ni seguirse aplazando, uno de los factores relevantes para poder impulsar estrategias como el Plan México, es contar con un sistema financiero bien integrado, sólido y solvente que crezca y a su vez, contribuya al crecimiento de México con una visión transexenal que considere realmente las características y necesidades de cada uno de sus subsectores; en otras palabras, ya es tiempo de cambiarle la tonada y acelerarle el ritmo a este baile.
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