Publicado: julio 12, 2025, 12:04 pm
El uso de motos náuticas ha experimentado un notable incremento en los últimos años, tanto por propietarios particulares como por empresas de alquiler. Motos que no solo son un vehículo de ocio, sino que también son herramientas para el salvamento o para el control marítimo, por ejemplo. Dentro del sector, hay preocupación por promover prácticas responsables y sostenibles para compatibilizar el uso de las motos con el resto de usuarios del mar y las costas. «Las motos náuticas son herramientas fundamentales para el salvamento marítimo y el control costero. Su velocidad y maniobrabilidad les permiten acceder rápidamente a zonas de difícil acceso, como acantilados o áreas rocosas, donde otras embarcaciones no pueden llegar», resalta José Luis Fayos, coordinador de la campaña Disfruta Responsable, en la que participan la Asociación Nacional de Empresas Náuticas (ANEN), SEA-DOO y YAMAHA para fomentar la conducción segura en moto náutica, respetando el medio ambiente, a otros usuarios y embarcaciones. Son muchos los municipios costeros que emplean las motos acuáticas para el servicio de socorrismo y para reforzar la seguridad en las playas durante el verano. Además, «sus características técnicas permiten realizar aproximaciones desde el agua de forma más segura que las embarcaciones tradicionales con hélices, minimizando riesgos tanto para los bañistas como para los propios socorristas», añade. Además, estas motos facilitan la recolección de residuos en zonas costeras de difícil acceso, contribuyendo a la limpieza de playas y costas cuando se organizan jornadas específicas para este propósito. Desde Disfruta Responsable aseguran que, aunque la mayoría de los usuarios actúan de forma correcta, se han detectado infracciones, como la falta de titulaciones o la realización de maniobras irregulares. Por ello, «llevamos desde el 2020 promoviendo la formación y concienciación para garantizar un uso seguro y respetuoso de las motos náuticas», apunta Fayos. Tiene claro que este aumento de actividad también conlleva una mayor responsabilidad colectiva. «Es fundamental fomentar una cultura de navegación responsable que garantice la convivencia náutica entre todos los usuarios del litoral. Esta convivencia debe basarse en el respeto mutuo, el cumplimiento de la normativa y la conciencia ambiental», puntualiza. «Existe una comprensión creciente de que disfrutar del mar implica también protegerlo, y esa actitud está siendo reforzada por campañas de sensibilización, mejoras tecnológicas y un marco normativo exigente», resalta el responsable de la campaña Disfruta Responsable. Las motos náuticas comercializadas en la actualidad cumplen con la Directiva europea 2013/53/UE «lo que garantiza que todas ellas respetan los límites establecidos en materia de emisiones contaminantes y niveles de ruido», matiza. Es decir, los modelos que llegan al mercado están diseñados para minimizar su impacto ambiental, gracias a motores más eficientes, menor consumo de combustible, sistemas cerrados de refrigeración que evitan la descarga de sustancias al mar y una reducción significativa de las emisiones acústicas. «Y el propio sector náutico está dando pasos firmes hacia la sostenibilidad. Fabricantes como Yamaha y Sea-Doo incorporan tecnologías más limpias», puntualiza. Juan Manuel Ruz, responsable de la escuela malagueña Náutica Formación, ha notado en su centro un fuerte incremento en la demanda de la licencia de navegación, que se obtiene con un curso de seis horas (cuatro prácticas y dos teóricas) la cual te habilita para la navegación diurna de barcos de hasta seis metros de eslora y motos acuáticas. «La parte práctica no se realiza en moto de agua, solo en barco», resalta. El crecimiento de licencias se ha hecho notable desde el cambio de la normativa en 2019. «Antes pasabas un examen de moto acuática, en las CCAA, o la marina mercante. Era un carné en función de la cilindrada, y era algo específico de la moto», aclara. Sin duda que este cambio normativo ha traído muchos alumnos y para las escuelas es muy rentable pero entienden que se trata de un tema complejo y que toda precaución es poca porque los accidentes son habituales. «No todo el mundo es igual y no se puede generalizar. Pero en ocasiones hablamos de usuarios que consumen alcohol, drogas, y la moto de agua sirve para correr», alerta. Por eso es partidario de realizar, por ejemplo, un perfil psicológico, «como pasa con quienes van a usar las pistolas, para saber si tienes un perfil adecuado», matiza. Recuerda que en los clubes náuticos privados está prohibida la entrada de las motos, y es donde se encuentran muchas de las escuelas de formación. Por eso también ve difícil una solución a corto plazo, sin olvidar que la parte práctica del curso se realiza en un barco donde pueden ir 10 personas. «En una moto entran una o dos personas y encarecería mucho la formación», apunta. La empresa española One Water Toys ha traído al mercado una propuesta que transforma la percepción tradicional de la moto acuática como un vehículo individual, rápido y ruidoso. Queremos ampliar su uso, dignificar su diseño y convertirla en el corazón de una experiencia más rica, compartida y funcional», explica Amor Jiménez, CEO de la firma y diseñador de ONE 16. Esta embarcación nació de una inquietud personal y profesional de Amor Jiménez, «Como diseñador de yates, llevo años estudiando las tendencias del sector náutico, observando cómo evolucionan los hábitos de navegación y las necesidades de las nuevas generaciones de usuarios, que por lo general, son un público más joven, pero que también podrían buscar embarcaciones más accesibles», explica Jiménez. Vio que había una desconexión entre algunos segmentos de embarcaciones. «Muchos propietarios de motos de agua acaban vendiéndolas al poco tiempo por no poder compartirla con familia y amigos a la vez, y suelen pasar a una embarcación de pequeña eslora. Entonces encontré esa oportunidad que uniera ambos mundos», añade. Tras varios planes de negocio, asesoramiento técnico y comerciales, y estudios de viabilidad, pudo lanzar One Water Toys para transformar la experiencia náutica sin renunciar a la estética, el rendimiento ni la funcionalidad. Y su primera creación es ONE 16, una innovadora plataforma que convierte una Jetski en una embarcación de más de cinco metros que puede acoger hasta 6 personas. Amor Jiménez asegura que el desarrollo del proyecto ha sido un un viaje apasionante, lleno de retos técnicos y decisiones estratégicas. «Empecé con modelos 3D, luego, junto con el equipo de ingenieros navales de Visma Naval, pasamos a simulaciones hidrodinámicas por CFD y diversos estudios e iteraciones comprobando y analizando al detalle las estructuras tanto interna como externa, y finalmente construimos un prototipo funcional en el astillero malagueño KDK Advanced Boat Works, en el que hemos invertido más de 3.000 horas entre diseño, ensayos, simulaciones, navegación real y ajustes», explica el responsable. Hoy tienen varias unidades en operación en el puerto de Sotogrande, funcionando como experiencia de alquiler premium. Entre los retos de este proyecto su diseñador señala el de crear una embarcación que sea compatible con la mayoría de motos de agua del mercado y que sea segura y versátil sin renunciar a la emoción ni al diseño. Para él uno de los hitos más importantes fue la colaboración con el Cehipar (Canal de Experiencias Hidrodinámicas de El Pardo). «Allí elaboramos el molde del casco a tamaño real utilizando fresado CNC directo sobre bloque ‘en blanco’, lo cual nos permitió obtener un nivel de precisión altísimo desde el primer momento», resalta. A nivel técnico, el proceso incluyó desde simulaciones CFD para optimizar la hidrodinámica, hasta cálculos estructurales avanzados usando las simulaciones FEM (Análisis de elementos finitos) y fabricación por infusión al vacío con materiales compuestos de última generación. «Hemos utilizado espumas reciclables, resinas viniléster de alta calidad, y diseñamos una geometría interna capaz de absorber los esfuerzos dinámicos generados en el acople entre moto y casco. Todo ha sido pensado al detalle», afirma Jiménez. Hace unos años que empezaron a salir al mercado modelos de motos eléctricas aunque la amplia mayoría de los usuarios todavía utiliza modelos de combustión. No obstante, el diseño del ONE 16 se ha preparado desde el primer momento para recibir motos eléctricas, «en tanto en cuanto las geometrías del casco de dichas motos sean similares a los principales modelos con los que tenemos compatibilidad», aclara el CEO. Está convencido de que ONE 16 puede ayudar a acelerar la transición hacia la electrificación en la náutica, ya que multiplican el uso y la experiencia de una única unidad motora, reduciendo el número de motores por persona, el consumo energético global y las emisiones.