El príncipe Andrés, ¿al exilio?: "Es la única manera de que su caso desaparezca" - Venezuela
Registro  /  Login

Otro sitio más de Gerente.com


El príncipe Andrés, ¿al exilio?: «Es la única manera de que su caso desaparezca»

Publicado: octubre 22, 2025, 12:30 am

Mejor provocar la tormenta y que esta pase cuanto antes que seguir esperando viendo las nubes tan cargadas. Es lo que han debido pensar desde Buckingham Palace para su último movimiento, con Carlos III de Inglaterra prácticamente obligando a su hermano menor, el príncipe Andrés, a renunciar a todos sus títulos —exceptuando el de príncipe, dado que es lo obtuvo de nacimiento por ser hijo de la reina Isabel II— para que sus continuadas controversias y polémicas dejen de socavar la confianza de la ciudadanía en la monarquía.

Porque el príncipe Andrés y su exesposa, Sarah Ferguson, llevan unos meses encadenando titulares que vuelven a relacionarlos con el magnate y depredador sexual Jeffrey Epstein, además de que en el caso de Andrés hay que sumar sus negocios con un espía chino. Por eso su nombre es ahora mismo veneno la familia real británica, que se está planteando, según explican ya diversos medios anglosajones, una solución, si bien dramática y drástica, también necesaria para que sus delitos del pasado dejen de manchar la imagen de La Firma: el exilio.

De alguna forma, se podría decir que Andrés, quien igualmente ha renunciado a otras distinciones honoríficas importantísimas para él, como la Orden de la Jarretera, una de las más antiguas y prestigiosas de todo el país, ya vive en un semiexilio, teniendo en cuenta que su propia madre, para quien era su ojito derecho, no pudo hacer la vista gorda en 2019, tras su famosa entrevista en la BBC para justificarse de la denuncia de Virginia Giuffre y su relación con el banquero y pederasta, y le apartó de todo evento y acto oficial.

A ello, tras el suicidio de Epstein y a tenor de la demanda civil que Giuffre interpuso contra él en Nueva York, se le unió que Isabel II le retiró sus títulos militares y le prohibió usar el tratamiento de Su Alteza Real. Ahora, tras otro suicidio, en este caso de la víctima —Virginia se quitó la vida el pasado abril—, y con sus memorias a punto de ver la luz, no se ve con malos ojos entre los expertos en la familia Windsor, ni entre varios royals, que dicho exilio se convierta en una realidad fáctica, con el príncipe Andrés teniendo que abandonar Reino Unido.

No sería, de hecho, la primera vez que esto se diese dentro de la familia real británica. En los años 30 del siglo pasado, Eduardo VIII, tras abdicar al enamorarse y querer casarse con una mujer americana divorciada, Wallis Simpson, hubo de dejar el país, si bien en aquel entonces también entró en juego la política, dado que el que fuera rey apoyaba la ideología nazi, y recorrió por aquel entonces la Alemania de Hitler, con quien se llegó a reunir.

La palabra exilio, cuando se pronuncia en Buckingham, vuelve a ser, por tanto, un punto y aparte en la vida de uno de sus miembros cuando esta viene marcada año tras año por el escándalo, con acusaciones de pedofilia, una larga lista de frases lapidarias contra él —»Es un hombre que actuaba como si tener sexo conmigo fuera su derecho de nacimiento», llegó a decir Virginia, que tenía 17 años cuando sucedieron los hechos—, una fama de grosero y altivo que viene de lejos, como se explicita con su apodo en el ejército, «Andresito el cachondo» (Randy Andy), y un vacío total por parte de los otros miembros: el príncipe Guillermo ni le miraba cuando le hablaba durante el funeral de la duquesa de Kent y sus hijas no pueden verse junto a él debido a los planes que tiene para ellas la corona.

«La única manera de que esta historia desaparezca es si se exilia», ha opinado rotundamente Andrew Lownie, escritor de libros como The Rise and Fall of the House of York (traducible como Auge y caída de la Casa York, en español). El experto, recogen desdeVanitatis, se muestra rotundo contra alguien que se creyó intocable, al que el propio Epstein consideraba un crédulo e insensato según sus propios escritos, y cuyos excesos, casi siempre llenos de sombras, han acabado por sepultar.

Máxime si se tiene en cuenta el pulso que le sigue echando a su hermano por culpa de Royal Lodge. Lownie recalca: «[El príncipe Andrés] Debería abandonar el Royal Lodge, ese palacete de treinta habitaciones donde vive con su exmujer Sarah Ferguson. Lo que tendría que hacer es marcharse al extranjero si realmente quiere poner fin a todo este bochorno». Y es que sigue viviendo en esta espectacular vivienda dentro del parque de Windsor y que el príncipe Guillermo quería para él y su familia, pero su tío se negó a abandonarla.

Y eso que apenas puede mantenerla, porque paga un alquiler «simbólico» de 260.000 libras, dinero que nadie sabía de dónde obtenía desde que dejó de tener la manutención de la corona y que más tarde se explicó con sus colaboraciones con el espía chino, si bien él desconocía, en teoría, las intenciones del mismo. «Si no está dispuesto a mudarse a una vivienda más acorde a su estatus actual, el país tiene derecho a saber cómo se le permite seguir allí», ha declarado el exministro Norman Baker.

Asimismo, Baker ha reclamado a la corona que haga públicos los términos del contrato del príncipe, ya que, ha puntualizado, todas las propiedades de la realeza han de tener una cláusula de rescisión, por lo que sería posible «forzar su salida si el rey lo considera oportuno». Porque el caso de Andrés ha llegado como tal avalancha a Westminster que todos tienen los ojos puestos en el monarca.

Por un lado, la política laborista Rachael Maskell ha dejado claro que, en su opinión, la única forma de avanzar como sociedad es que se modifique la ley para que el monarca pueda retirar títulos sin necesidad de recurrir al Parlamento. «El caso de York es una prueba de que necesitamos un mecanismo rápido para actuar ante comportamientos que atentan contra los valores de una ciudad y de una nación», ha dicho, algo que entronca, según ciertas voces, con el pensamiento del príncipe Guillermo, que sería mucho más radical con su tío de lo que está siendo el actual soberano.

Porque, hoy por hoy, el único que puede despojar a Andrés de su título de príncipe, al que él mismo no puede renunciar, es Carlos III de Inglaterra. Y de ahí que la pelota esté ahora en su tejado. Tendría que ser él quien, mediante un documento denominado patente real («letters patent» en inglés), le retirase de manera directa el título de nacimiento. El comentarista experto en la casa real Alastair Bruce cree que al ser un título ligado a la sangre azul y que «la difunta reina consideraba algo especial», a Carlos le da reparo retirárselo por la memoria de su madre.

Sea como fuere, el príncipe Andrés y Sarah Ferguson siguen en Royal Lodge, prácticamente aislados del mundo y de su familia. Porque además se avecinan nuevas tormentas: Scotland Yard está investigando un correo electrónico de 2011 en el que quien fuera duque de York utilizaba a un escolta real para investigar de manera clandestina y privada la vida personal de Virginia Giuffre con el objeto de «desacreditarla». Y a buen seguro desde Buckingham Palace ya está buscando la fórmula para adelantarse a ello.

Related Articles