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El primer año de Von der Leyen 2.0: discurso coherente, competitividad como prioridad, pero una opinión pública muy fragmentada

Publicado: diciembre 1, 2025, 1:30 am

No son tiempos fáciles para la UE y quien ha perdido fuelle como lideresa es la propia Ursula von der Leyen. La presidenta de la Comisión Europea cumple su primer año de la segunda legislatura, y desde el 1 de diciembre de 2024 las cosas no han parado de acumularse en la agenda de la alemana. Su personalidad, marcada por la escasísima presencia pública, y su personalismo chocan con unos tiempos que piden decisiones rápidas y muchos consensos. Ha pasado, de hecho, de un primer lustro muy exitoso a empezar el segundo dejando más dudas que certezas.

«La Comisión Europea está logrando una comunicación institucional bastante coherente y unificado», asegura Luisa García, Global CEO de LLYC durante la presentación de un informe esta semana en Bruselas que analiza cómo comunica su agenda el Ejecutivo comunitario y cómo lo perciben los ciudadanos. El análisis de la consultora apunta que la competitividad es el tema principal en los discursos al aparecer en el 47% de 851 alocuciones de los comisarios en este primer año y más de 1.500 de sus entradas en las redes sociales. La firma, sin embargo, matiza que el mensaje se dirige a una población fragmentada y que por tanto hay una brecha importante a la hora de que la opinión pública acoja bien las hojas de ruta marcadas por el Ejecutivo comunitario.

Frente a eso, seguridad y defensa pierden fuelle y es el tercer tema más tocado (16%, en 131 discurso), superado además por el asunto relativo a la calidad de vida de los europeos (20%, en 166 discursos). A la cola de los temas analizados en los mensajes institucionales están democracia y valores (7%) y presupuesto y reformas (2%). De todos los discursos analizados, este último asunto solo está presente en 13. «La estrategia de comunicación es estable pero todo se fragmenta a la hora de llegar al público», añadieron Pablo García Berdoy, jefe de Asuntos Públicos de LLYC, y Ángel Alberdi, director de la oficina de LLYC en Bruselas.

Y es que los otros dos niveles que analiza el informe son la conversación pública (en X) y la gestión de los temas en los medios de comunicación. En el debate online los usuarios priorizan la democracia y los valores como tema principal en general, pero se ve una clara división geográfica: la seguridad y la defensa es un tema prioritario por ejemplo en los bálticos, mientras que en España un 44% hablan de democracia, un 26% de justicia social y solo un 17% pone en cabeza el tema de la seguridad. Es decir, son prioridades que no coinciden con las de los discursos de Bruselas. «De nuevo en la conversación pública se quedan a la cola los temas financieros y económicos porque son los más aburridos para la gente y los más complicados», asume García.

Pasa algo parecido cuando se habla de la cobertura de los medios de comunicación, pues tienden a enfatizar la seguridad y defensa, influenciados por el contexto geopolítico y por los países del Este, donde esta categoría domina la agenda con hasta un 68% por ejemplo en Lituania, un 67% en Bulgaria o un 64% en Letonia. De nuevo, clara división geográfica. Y, otra vez, la particularidad española: ahí la cobertura mediática reparte el foco entre seguridad (25%), democracia y valores (22%) y competitividad (20%). En cierto modo, eso sí, hay feeling entre los medios y la conversación online, con democracia y valores en ambos casos en el grupo de cabeza de los temas.

Los datos del análisis llevan a la conclusión de que todavía hay mucha distancia entre las instituciones europeas y la gente. Se pasa, dicen en LLYC, «de la razón a la emoción». Y ven tres elementos: mensaje institucional coherente, cobertura mediática muy pegada a la actualidad y una ciudadanía desenganchada. «La gente habla de democracia y valores, no tanto de competitividad y defensa», añaden García y Alberdi, que alertan de que existe un riesgo de que la gente «se aleje de la UE». En el estudio de LLYC, no obstante, matizan que lo analizado no ha sido siempre en sentido positivo. «La conversación pública también puede ser negativa, para criticar, y eso también lo analizamos». Pero al mismo tiempo lanzan un mensaje para que la Comisión Europea y sus miembros tapen los déficit que todavía hay: «Los huecos que no llenas tú, los llenarán otros».

Un año muy complicado para Von der Leyen

Con todo, Von der Leyen está en el foco. El hermetismo, si se pregunta en Bruselas, es su principal problema. Fuentes consultadas por 20minutos asumen que ese ya es un patrón que viene de su primera legislatura: Von der Leyen no se sale de los discursos oficiales, apenas concede entrevistas, su equipo de confianza es reducido y su relación con el resto de comisarios no es cercana. Eso sí, el contacto con el resto de instituciones ha ido mejorando, sobre todo porque el feeling que ahora tiene con Antonio Costa como presidente del Consejo Europeo es mucho mejor que el que tenía en el pasado con Charles Michel.

Este primer año de Von der Leyen 2.0 ha estado marcado por la defensa y la competitividad como temas principales. La primera es un eje innegable, con numerosos planes presentados por Bruselas no solo desde el punto de vista del rearme, sino también desde la movilidad militar para mejorar la coordinación entre ejércitos. Aquí Ucrania ha tenido mucho que ver, y con la UE plantada ante la idea de Trump y defendiendo que Kiev no puede ceder territorio, la alemana se encuentra entre los recelos de los países miembros por ejemplo respecto al uso de los activos rusos congelados para la reconstrucción del país invadido. Esa es la nueva prueba de fuego para Von der Leyen antes de cerrar 2025: convencer a los socios, sobre todo a Bélgica (que alberga el 62% de esos activos), que no hay riesgo a la hora de apretar a Putin con ello.

Al mismo tiempo, Von der Leyen se ha obsesionado con la simplificación burocrática, en una de las grandes peticiones de las formaciones conservadoras. Por eso en esta legislatura Bruselas ha empezado a utilizar paquetes legislativos omnibus para reformar y simplificar grandes áreas normativas sin tener que tramitar decenas de propuestas por separado. Pero los más críticos avisan de que se puede caer en una desregulación peligrosa. El mal acuerdo comercial con Estados Unidos también le pesa. El pasado mes de agosto cerró un pacto con Trump sobre la bocina para evitar una guerra arancelaria, pero la escena en Escocia fue casi de claudicación, con un papel que ahora parece mojado porque EEUU insiste en ‘retocar’ el acuerdo en cierta manera y pide que el bloque comunitario relaje uno de sus buques insignia como son las leyes de competencia.

Gaza fue la horma de su zapato, aunque salvó el partido en cierto modo en los minutos finales… sin necesitar hacer nada. Fue equidistante en todo momento sobre las acciones de Israel y tardó muchos meses en reaccionar y sus medidas no hicieron falta porque llegó el acuerdo de paz auspiciado por Trump. Además, se está enfrentando a un Parlamento Europeo dividido y por tanto más exigente, en el que ya ha tenido que superar dos mociones de censura. En tiempos tan convulsos, el mensaje que sale de Bruselas, visto lo visto, tiene sentido, pero necesita acertar mejor a la hora de llegar a la gente: el informe de LLYC avisa de que hay coherencia, pero esa coherencia no sirve de nada si los demás no la entiende. «Falta conectar mejor con lo que es la Unión», terminan.

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