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¿El paracetamol provoca autismo? Claves científicas del polémico anuncio de la Administración Trump

Publicado: septiembre 22, 2025, 10:00 am

Robert F. Kennedy Jr., secretario de Salud de los Estados Unidos, tiene previsto anunciar que el uso de paracetamol durante el embarazo podría estar relacionado con el riesgo de que los niños desarrollen trastornos del espectro autista (TEA). La tesis va directamente en contra de las directrices médicas y científicas actuales, que consideran el fármaco seguro.

Esta noticia ha sido avanzada por los medios estadounidenses The Washington Post y The Wall Street Journal entre otros, así como por el propio presidente Donald Trump en un evento organizado este pasado sábado por el think tank conservador American Cornerstone Institute: «El lunes haremos un anuncio sobre el autismo», dijo. «Creo que será un anuncio muy importante. Creo que será una de las cosas más importantes que haremos».

El autismo, en el punto de mira

Este nuevo movimiento del Gobierno de los Estados Unidos llega en un contexto en el que los diagnósticos de autismo llevan más de dos décadas creciendo de manera muy significativa. La cuestión viene llamando la atención institucional un tiempo, y Kennedy Jr. llegó hace poco a declarar que el país se encuentra sumido en una «epidemia de autismo» alimentada por «toxinas ambientales».

El dato, no obstante, puede ser engañoso. Varios expertos (como la investigadora Christine Ladd-Acosta, del Centro Wendy Klag del Autismo y las Discapacidades del Desarrollo, en un artículo para la prestigiosa Universidad John Hopkins) han advertido de que, por preocupante que pueda parecer la tendencia, la mayoría del incremento en los casos detectados se explica más por una ampliación en la definición del autismo y en una mejora en la detección que en un aumento real de la prevalencia de la patología.

Hay que tener en cuenta, además, que los trastornos del espectro autista (TEA) han venido estando en el punto de mira de muchas corrientes pseudocientíficas y conspiranoicas desde hace décadas. Por ejemplo, es habitual que los movimientos antivacunas defiendan que es una consecuencia de la inmunización contra diversas infecciones (y, particularmente, de la administración de la triple vírica).

La cuestión es que los TEA son condiciones muy complejas y no se conoce exactamente qué es lo que los provoca. De hecho los científicos se inclinan por pensar que más que una causa única son muchos los factores que contribuyen al riesgo de la enfermedad, incluyendo cuestiones como la genética o determinados eventos del desarrollo de los niños. Desde luego, las evidencias de un posible origen en la exposición a toxinas ambientales son tenues, y la hipótesis de que lo causan las vacunas no tiene ninguna validez científica.

Evidencias tenues

La teoría de que el uso de paracetamol durante el embarazo podría relacionarse con un mayor riesgo de que los niños desarrollen autismo parece apoyarse en un par de estudios recientes (como el publicado en la revista académica JAMA Network en 2024 o el publicado en agosto de este año en Environmental Health) que han hallado cierta asociación estadística (nunca vínculos causales) entre los dos fenómenos. Pero hay que matizar estos hallazgos.

En el primer caso, se trata de un estudio nacional realizado en Suecia que incluía una muestra poblacional de casi dos millones y medio de niños nacidos entre 1995 y 2019, y que constituye el mayor trabajo sobre la cuestión hasta la fecha. Además, el método de la investigación incluyó un análisis de control de hermanos, un diseño experimental en el que un caso de la patología se compara con un hermano no afectado para controlar posibles factores que pudieran afectar al riesgo.

De este modo, el trabajo encontró en los modelos sin análisis de control de hermanos que los niños cuyas madres habían usado paracetamol sí presentaban un aumento muy marginal del riesgo de TEA o de trastorno de déficit de atención o hiperactividad (TDAH). No obstante, esta asociación no estaba presente en los análisis con control de hermanos, lo que como subrayan los propios autores en realidad sugiere que ese ligero aumento del riesgo en realidad responde a otros factores.

En la segunda investigación, los autores analizaron datos de 46 estudios previos sobre la cuestión. Aquí sí que concluyeron que una buena parte de esos trabajos, incluyendo algunos de los de mejor calidad experimental, habían hallado una relación entre el riesgo de autismo y el uso de paracetamol durante el embarazo. Pero también, observaron que otra parte importante había descartado la influencia o incluso presentaba pruebas de un posible efecto protector; al final, los propios firmantes recuerdan que esta clase de análisis no validan mecanismos causales. Tampoco debe perderse de vista la posibilidad de un ‘sesgo de publicación’: los medios científicos tienden a evitar publicar investigaciones que no muestran asociaciones significativas, lo que termina incidiendo en los resultados revisiones de literatura como esta.

En último término, la asociación entre el paracetamol y el autismo se basa en evidencias limitadas, contradictorias e inconsistentes, y, según la Fundación Científica del Autismo, «resulta prematura para el actual estado de la cuestión».

El paracetamol, la opción más segura

Con todo, podríamos pensar que aunque las pruebas científicas sean algo exiguas, convendría recomendar optar por otras alternativas y evitar el uso de paracetamol en el embarazo. Pero, de nuevo, no es tan sencillo.

Hay razones por las que las guías clínicas recomiendan el uso de paracetamol en el embarazo para el tratamiento de la fiebre y el dolor. En primer lugar, porque como recoge la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) otras alternativas comunes como los antiinflamatorios no esteroideos (por ejemplo, el ibuprofeno o el naproxeno) sí que se ha demostrado que podrían tener riesgos importantes para el feto, especialmente más allá de la vigésima semana de gestación.

En segundo lugar, ignorar condiciones como la fiebre o el dolor durante el embarazo es mucho más peligroso que preocupaciones teóricas sobre el uso de paracetamol basadas en pruebas inconclusivas. Los Centros de Control de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, sin ir más lejos, han advertido en numerosas ocasiones de que la fiebre en el embarazo puede provocar complicaciones y defectos congénitos. La Sociedad de Medicina Maternal-Fetal también ha avisado de que el dolor y la fiebre sin tratar en el embarazo conllevan riesgos importantes para la madre y el niño.

Por todo ello, las principales autoridades en la materia siguen aconsejando el tratamiento de la fiebre y el dolor en el embarazo con paracetamol, a la luz del estado actual de la cuestión. Cualquier alternativa tiene hoy por hoy más riesgos comprobados, por lo que al margen de declaraciones alarmistas y efectistas de una Administración que ha demostrado en muchas ocasiones un pobre respeto por el rigor científico, la prudencia exige guiarse por la evidencia disponible y escuchar las recomendaciones de los expertos.

Referencias

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