Publicado: octubre 11, 2025, 11:00 pm

«Activado el ejercicio de Independencia 200, toda la fuerza militar y la milicia bolivariana, toda la fuerza militar, popular y policial», arengó ayer Nicolás Maduro tras el inicio de ejercicios militares en regiones del país petrolero, como Monagas y Anzoátegui. Una supuesta demostración de fuerza convertida en brindis bolivariano al sol, bajo presión militar de EEUU y con la «inyección de energía» del Nobel de la Paz, tal y como lo describió María Corina Machado en su entrevista con EL MUNDO.
Por: El Mundo
La realidad es que el presidente pueblo compareció ayer tras una de las peores jornadas de su vida política. Todavía dormía cuando anunciaron la concesión del Premio Nobel de la Paz a la líder democrática, a la que tanto teme que esparce contra ella una y otra vez una batería de insultos e improperios.
La «salvaje demonia», como la llama, se ha convertido hoy en un emblema democrático global, que incluye la protección y la legitimación que otorga el Nobel. En cambio, Maduro, usurpador de la Presidencia para los venezolanos y jefe de una banda de malhechores para EEUU, buscaba consuelo en el Consejo de Seguridad de la ONU, que finalmente se transformó en un altavoz de todo lo que no quería oír.
«Aunque los ataques han sido de alcance limitado, las fuerzas de EEUU están listas para realizar actividades militares según sean necesarias», advirtió el delegado de Washington ante la inminencia de la «fase dos». En los ataques en el mar, al menos cuatro supuestas narcolanchas fueron hundidas por disparos estadounidenses, con 21 víctimas mortales, venezolanos al parecer. Nada hizo Caracas para responder a estos ataques frente a sus costas.
«Es racional pensar que en muy corto plazo se va a ejercer un ataque armado contra Venezuela. Hay un asesino rondando en el Caribe», avisó el embajador chavista, Samuel Moncada.
Más allá de las palabras, el Nobel de la Paz para Machado y, por extensión, para la Venezuela democrática, llega en el peor momento posible para Maduro. En la temida fase dos se escalaría desde el hundimiento de pequeñas embarcaciones, como hasta ahora, al bombardeo en la Venezuela continental de objetivos vinculados al Cártel de los Soles.
Nunca antes estuvo sometido a semejante presión el hijo de Chávez, sobre cuya cabeza pesa una recompensa de 50 millones de dólares como gran líder de la mafia narco. «El Premio Nobel es un reconocimiento de la legitimidad del movimiento de María Corina Machado y de la oposición venezolana. Pero también significa el reconocimiento de la ilegitimidad manifiesta del Gobierno de Maduro. Obviamente, este galardón ejerce más presión si cabe contra el chavismo», confirmó a EL MUNDO John Polga-Hecimovich, profesor asociado de Ciencias Políticas en la Academia Naval de EEUU.
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