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El mal uso del crédito te impide construir patrimonio (Parte 2 de 2)

Publicado: marzo 19, 2025, 10:00 pm

Tomar un crédito es adquirir un compromiso que tenemos que cubrir más adelante.

En otras palabras, es gastar hoy el dinero que ganaremos en los próximos meses (o años). Cuando ese dinero finalmente llegue, una parte de él ya no es para nosotros. Es para pagar a nuestros acreedores. Entonces nos quedará menos. Nos alcanzará para menos. Le estamos quitando dinero a nuestro futuro.

En la cultura alemana, existe un término que refleja la compleja relación que se tiene con las deudas: “Schuld”. Este concepto abarca no sólo la idea de deuda financiera, sino también la culpa o responsabilidad moral.

En ese sentido, tener deudas (Schulden) se considera no sólo un problema económico, sino también una falta de responsabilidad y autocontrol que puede afectar la reputación y el valor personal de un individuo.

Así, la gestión de las deudas no se reduce sólo a una cuestión financiera, sino que también implica una reflexión sobre la propia responsabilidad y el impacto que nuestras acciones tienen en nuestra vida y en la de los demás.

Vale la pena reflexionar sobre ello y no tomar el crédito como algo “normal” o incluso “necesario” para vivir bien. Todo lo contrario. La deuda implica compromiso y eso necesariamente nos quita libertad.

Recientemente me ha parecido interesante revisar las solicitudes de crédito que hacen las personas en una plataforma de fondeo colectivo. Siempre me encuentro con casos de gente que, por ignorancia, está cavando un agujero del cual les costará mucho salir.

Hay algunas personase que piden prestado para irse de vacaciones. Pero lo que más me duele es ver jóvenes pidiendo a veces más de 100,000 pesos para pagar su boda. Parejas que van a iniciar una vida juntos con deudas, que desde el principio van a estar mirando hacia atrás (pagar lo que deben) y no hacia adelante (ahorrar para construirse un futuro).

También hay otros que piden para poner un negocio propio. Pero muchas veces, por las respuestas que dan a preguntas de otros usuarios, se ve que no tienen claro cuándo alcanzarán el punto de equilibrio. Hay incluso algunos optimistas que piensan que van a ganar dinero desde el primer mes. Casi ninguno ha hecho, verdaderamente, un plan de negocios.

Peor aún, hay “empresarios” que usaron sus tarjetas de crédito personales para comprar mercancía o insumos, o que han hecho disposiciones en efectivo de las mismas para pagar la nómina, y ahora buscan otro crédito, a tasa de interés menor, para pagarlas. Aunque en principio eso puede hacer sentido financiero, en muchas ocasiones tomar una deuda para pagar otra se convierte en un patrón y en una espiral descendente que tarde o temprano se sale de control.

Esa plataforma de fondeo colectivo, en específico, me gusta porque uno puede ver, a detalle, el historial crediticio de la persona a la que uno le va a prestar. Eso es muy interesante. Hay personas que tienen un historial de muchas páginas, que tienen más préstamos abiertos de los que yo he tenido durante toda mi vida. Claramente para ellos el crédito es y ha sido su forma de vida.

También he visto ahí casos tristes de personas que están pidiendo prestado para hacer frente a gastos médicos o cualquier otro imprevisto. Al no tener un fondo para emergencias, tienen que endeudarse para poder enfrentar esa contingencia. En ocasiones la cantidad que van a tener que pagar cada mes, es elevada en relación a sus ingresos. Lo cual les va a quitar capacidad de ahorro y limitar, en mucho, su margen de maniobra.

En este espacio he mencionado muchas veces que la receta para construir patrimonio es muy sencilla. Tanto, que la gente no se la cree. Piensan que debe haber un “secreto” que sólo unos pocos conocen, porque sólo unos pocos lo logran.

En realidad sólo necesitamos ahorrar una parte de lo que ganamos e invertirlo de manera inteligente durante toda nuestra vida. Porque el poder del interés compuesto se potencia con el tiempo.

El secreto, si lo hay, es la constancia, la consistencia, la disciplina, la visión de largo plazo y un poquito de cultura financiera y de sentido común. Cualquiera que esté dispuesto a poner el trabajo puede construirlo, en la medida de sus posibilidades.

Pero el patrimonio no se construye viviendo del crédito, pidiendo prestado para todo, teniendo que usar el dinero que ganamos hoy para pagar lo que compramos ayer, en lugar de utilizarlo para construir nuestra libertad financiera.

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