Publicado: febrero 24, 2025, 11:55 pm
Si hay algo que la historia de la ciencia nos ha enseñado es que incluso los más brillantes científicos son, al final del día, humanos. Y, como veremos, están sujetos a todas esas pequeñas y grandes debilidades que caracterizan nuestra especie: el orgullo, los prejuicios y, por qué no decirlo, la obstinación. La historia de la rivalidad entre Subrahmanyan Chandrasekhar (1910-1995) y Arthur Eddington (1882-1994) es quizás uno de los ejemplos más ilustrativos de cómo estas debilidades humanas pueden retrasar el progreso científico durante décadas. Pongámonos en escena. Nos encontramos en 1930 cuando un hindú de apenas diecinueve años, durante su viaje en barco desde Madrás hasta Inglaterra, desarrolla una teoría revolucionaria sobre el destino final de las estrellas. Este… Ver Más