Publicado: noviembre 4, 2025, 6:30 am
La investigación del robo del siglo sigue su curso. La Policía ya ha detenido a siete personas en relación a la sustracción de joyas de la Corona francesa del Museo del Louvre. Entre los arrestados se encuentran al menos tres de los cuatro autores materiales, pero la Policía todavía no ha sido capaz de encontrar el botín, valorado en 88 millones de euros.
Un día después del robo el Gobierno francés defendió que, cuestionando los sistemas de seguridad del museo, se estaba contribuyendo a generar «una alarma» injustificada. «Los sistemas no fallaron», declaró el 20 de octubre la ministra de Cultura, Rachida Dati. En cambio, una semana después, en el Senado galo, admitía la existencia de errores y anunciaba una investigación exhaustiva de lo sucedido.
Tres semanas después, poco ha podido sacarse en claro, pero sí ha trascendido documentación en la que se demuestra que distintos organismos advirtieron al museo de su fragilidad en materia de protección. Según ha publicado ahora Libération, varias auditorías de sistemas informáticos realizadas entre 2014 y 2025 por la Agencia Nacional de Seguridad de la Información (Anssi) revelaban errores bastante groseros en su red crítica.
Por ejemplo, que la contraseña de uno de los sistemas de videovigilancia del Louvre era el propio nombre del museo en letras mayúsculas: LOUVRE. Para entrar en el otro sistema de videovigilancia la clave era THALES, el nombre del programa informático que lo protegía.
Son fallos burgos que los expertos de la Anssi denunciaron tras descubrirlos e infiltrarse sin mayores problemas en las redes del museo. Asimismo, la agencia también avisó de que sus softwares y sistemas operativos estaban claramente obsoletos. Por ejemplo, los ordenadores trabajaban con Windows 2000.
Libération recoge además que en las auditorías llevadas a cabo en 2021 y 2025 se hallaron hasta ocho programas no solo obsoletos, sino imposibles de actualizar por su antigüedad. Días después el robo, la directora del Louvre, Laurence Des Cars, admitió la precariedad de su sistema de seguridad. En línea con sus palabras, también trascendió un informe preliminar del Tribunal de Cuentas francés en el que, antes de que se produjera el robo, ya alertaba de que existían retrasos «considerables y persistentes» en el despliegue de los nuevos equipos de vigilancia de la institución.
