Publicado: marzo 9, 2025, 6:31 pm
En una decisión con pocos precedentes en la historia de Estados Unidos en las relaciones con un aliado, el Gobierno de Donald Trump paralizó este lunes la ayuda militar a Ucrania. Una medida de presión tomada tras la discusión pública en el Despacho Oval que busca forzar a Kiev a aceptar las condiciones de las negociaciones que Washington y Moscú están llevando a cabo para poner fin a la guerra.
Menos de 24 horas después de la decisión, Volodímir Zelenski rectificaba púbicamente y aceptaba el liderazgo de Trump, consciente de lo que significaba perder el apoyo estadounidense. Parecía que la medida sería rectificada, sin embargo, la decisión no solo se ha mantenido, sino que se ha ampliado. Desde este miércoles Estados Unidos ha dejado de compartir información de inteligencia con Kiev, dejando a Ucrania en una situación límite que le obliga a mirar a Europa.
La Comisión Europea ha anunciado un paquete de ayuda a Kiev de 3.500 millones de euros y Francia ha anunciado ya que ha comenzado a compartir Inteligencia con el Ejército ucraniano, pero podría no ser suficiente. Este jueves en la cumbre extraordinaria en Bruselas donde se ha acordado un histórico plan de rearme europeo los líderes de la UE no han conseguido aprobar el aumento de la ayuda a Kiev. El bloqueo de este tipo de decisiones —entre otras cosas por la postura de Hungría— ralentiza las pocas opciones que tiene Ucrania de alargar lo máximo posible el bloqueo en el campo de batalla que todos los expertos auguran tras el fin de la ayuda estadounidense.
«Es probable que las existencias ucranianas recibidas por Estados Unidos duren todavía dos o tres meses», explica a 20minutos el general de División del Ejército de Tierra retirado Juan Carlos Domingo. «Ese es el tiempo del que dispone la Unión Europea para materializar sus promesas de ayuda, antes de que la defensa ucraniana colapse«, afirma.
Así cambiará la guerra sin la ayuda de EEUU
Las ayudas militares prestadas hasta ahora por Estados Unidos son multidimensionales: desde munición, armamento, misiles, tanques, aviones, helicópteros y fuerza naval hasta elementos de Inteligencia y tecnológicos. Pero también apoyo económico canalizado a través del Banco Mundial para dar soporte a las principales instituciones del Estado ucraniano que se han resentido como consecuencia del conflicto; entre otras el pago de nóminas de funcionarios y militares.
«De todos esos apoyos, la inteligencia es el más sensible», insiste Domingo. El general de división aclara que está la Inteligencia humana, la que se puede hacer con agentes en el terreno, que «sí puede ser suplida por países europeos», y por otro lado está la Inteligencia de señales, es decir, la electrónica. «Algunas de las armas sofisticadas que usan los ucranianos, como es el caso de los lanzadores múltiples de cohetes, emplean señales proporcionadas fundamentalmente por EEUU. La defensa antiaérea ucraniana necesita de esa alerta previa, porque los rusos están usando misiles de crucero que pueden tener un alcance de 2.500 kilómetros. Sin ese apoyo tenemos la tormenta perfecta», reconoce.
Por tanto, además de dejar de recibir material de última tecnología para usar en el campo de batalla, otra de las implicaciones más visibles será la defensa antiaérea de las ciudades, algo que ha sido fundamental para que en lugares como Kiev se pueda llevar una vida relativamente normal. Se verá afectado todo el sistema de Inteligencia, el sistema de protección y el sistema satelital que tiene que ver con la defensa ucraniana, así como la identificación de las propias posiciones en el terreno de las tropas rusas.
«Los analistas calculan que los ucranianos podrán aguantar hasta el verano de este año. Esto si al mismo tiempo que usan las existencias que ya tienen las van supliendo con sus capacidades de guerra para abastecerse, algo que han mejorado mucho en estos años. Si consiguen esto es posible que puedan resistir este primer empujón de Trump», agrega Domingo.
Del levantamiento de sanciones al papel de Europa
El las últimas semanas la Administración de Trump ha vacilado con la posibilidad de quitar las sanciones al Kremlin en multitud de ocasiones, lo que le podría ayudar a que su economía no se viera afectada por el conflicto. No obstante, en los últimos días la Casa Blanca ha dejado caer que la decisión no está tomada. De hecho, este viernes el presidente estadounidense ha llegado incluso a amenazar con sanciones «a gran escala» contra Rusia si rechaza un alto el fuego. Una medida de presión parecida a la utilizada con Kiev en la que iría levantando las sanciones a medida que se va avanzando en la negociación.
Para José Ángel López, profesor de Relaciones Internacionales y Derecho Internacional de Comillas ICADE, una de las medidas que podrían decidir el devenir del conflicto es este levantamiento de las sanciones. «Esto puede tener repercusiones desde el punto de vista económico y financiero, pero también tecnológico», apunta el profesor, que califica esta medida de «pinza de Rusia y de Estados Unidos» que «la Unión Europea no puede ni evitar ni tratar de cubrir desde el punto de vista de ayudas». «Europa no podrá sustituir a EEUU. Lo que se está planteando ahora en Bruselas lógicamente necesita tiempo para poder implementarse», añade.
Con Budapest alineado con Moscú, el resto de países se conformaron este jueves con firmar una declaración que marca las líneas rojas para futuras conversaciones de paz, insiste en la inclusión de Kiev a la Unión y promete ayuda militar al ejército ucraniano para combatir la agresión rusa. La oposición del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y de su homólogo eslovaco, Robert Fico, dejaron claro que la respuesta al giro de Estados Unidos sobre Ucrania no necesariamente surgirá de la UE en un sentido estricto.
Líderes como el primer ministro checo, el conservador Petr Fiala, mencionaron en la cumbre la posibilidad de recurrir a «otros formatos (fuera de la UE) donde se dan cuenta del riesgo que supone la agresión rusa». En este sentido, el Gobierno de Francia ha reconocido que «Europa no puede limitarse a hacer declaraciones», por lo que ha comenzado a entregar a Kiev información de Inteligencia y ha acelerado el envío de armamento. «Nuestro servicio de Inteligencia es soberano. En los últimos años nos ha llevado más tiempo acelerar el proceso, pero la ventaja es que lo hemos hecho con nuestras propias capacidades», ha sostenido el ministro de Defensa francés, Sébastien Lecornu, tras afirmar que un paso similar por parte de Reino Unido sería «más complicado», dado que «forma parte de una comunidad de Inteligencia con Estados Unidos».
El Reino Unido, cuyo primer ministro, Keir Starmer, organizó el pasado domingo una cumbre de emergencia tras el enfrentamiento entre Trump y Zelenski, parece un aliado clave para esa coalición y en la que también podrían entrar Canadá y Noruega. «La urgencia es tan grande que solo se explica de esta forma el hecho de que tanto Canadá como el Reino Unido, estando al margen de la Unión Europea, estén participando en todo este tipo de conversaciones urgentes que pretenden hacer algún tipo de contrajugada», afirma López.
Pese a ello, todos los analistas consultados coinciden en que por mucho apoyo que pueda aumentar Europa, si Estados Unidos sigue presionando, es inevitable que Ucrania se acabe sentando en una mesa de negociación con sus normas y exigencias. De hecho, este viernes la Casa Blanca ya ha confirmado una primera toma de contacto entre estadounidenses y ucranianos en Arabia Saudí. Mientras tanto, en el campo de batalla Ucrania empieza a sentir la falta de apoyo estadounidense. Tiempo en le que Rusia podría aprovechar para avanzar y seguir ganando peso de cara a una futura negociación que ponga fin a los combates.