Publicado: diciembre 22, 2025, 6:19 am
El Gobierno pacta con Bildu una nueva prórroga de la moratoria de los desahucios por impago del alquiler. La medida, que fue aprobada al principio de la pandemia como parte del escudo social para evitar que familias vulnerables y personas que habÃan perdido el empleo por las restricciones sanitarias se quedaran sin casa, se extenderá a un séptimo año como pedÃan las organizaciones sociales y rechazaban las plataformas de afectados por la okupación . La ampliación de la medida será incluida en un decreto que será aprobado en el último Consejo de Ministros del año y dejará bloqueados entre 30.000 y 60.000 procedimientos de desahucios de inquilinos que han dejado de abonar el arrendamiento a sus caseros. Según lo anunciado por el diputado de Bildu, Oskar Matute , la moratoria de los lanzamientos se prorrogará todo el año 2026, durante el que quedarán prohibidos los desahucios sin alternativa habitacional para familias vulnerables y el corte suministros básicos. Además la formación abertzale también ha pactado con el Ejecutivo de Pedro Sánchez, la prórroga del bono social eléctrico, todas ellas medidas que iban a decaer el próximo 31 de diciembre , y que también pedÃan extender Sumar o Unidas Podemos. El decreto tendrá que pasar en todo caso por el Congreso de los Diputados y ahà el Gobierno y sus socios no las tienen todas consigo porque también dependen del ‘ok’ de Junts, que sigue sin querer recuperar las relaciones con el PSOE y amenaza con tumbar cualquier iniciativa que lleve el principal partido del Ejecutivo al hemiciclo. El anuncio del acuerdo ha sido un jarro de agua frÃa para los propietarios. Los primeros en reaccionar han sido la Plataforma de Afectados por la Ocupación e inquiocupación (PAO) , una asociación que lleva años pidiendo la eliminación de la medida, y que ha vuelto a lamentar hoy que la extensión de la moratoria salga adelante cuando «el Gobierno no se ha hecho responsable de las familias vulnerables durante los 6 años de ejecución» como exige el decreto del escudo social. «La falta de vivienda social, asà como la falta de dotación presupuestaria vinculada al decreto, hace que las administraciones públicas hayan derivado su responsabilidad de ofrecer recursos habitacionales a familias vulnerables hacia los pequeños tenedores», se quejan desde la PAO, quienes recuerdan que la oferta del mercado del alquiler en España está constituida por un 93,4% de viviendas que pertenecen a familias con una única vivienda en alquiler. « En ningún caso se trata de un mercado en manos de grandes tenedores o fondos de inversión, por lo que la paralización de desahucios y la dejación de funciones del Gobierno volverÃan a asfixiar a miles de familias que por decreto se ven obligadas a mantener a las familias vulnerables», reflejan desde la asociación en un comunicado. Según el relato de la PAO, que tilda de «fracaso» la gestión de la vulnerabilidad desde la entrada de la medida en 2020, el decreto ha servido para paralizar desahucios y lanzamientos de familias vulnerables, « pero también de muchas ‘falsas vulnerables’ que se aprovechan de las lagunas legales». Además, dicen que el Gobierno se «escuda» en unas compensaciones a los afectados por la paralización de desahucios «que no llegan». Según la plataforma, el año pasado solo el 7% de los afectados habÃan recibido esta compensación que es gestionada por las comunidades autónomas. También desde el ‘lobby’ de propietarios con vivienda en alquiler Asval han condenado la prórroga de la medida, que ellos creen que «erosiona» el derecho de propiedad y «aumenta la desconfianza de los propietarios en las instituciones del Estado, incrementando la sensación de inseguridad jurÃdica». Además, aseguran que su extensión conlleva un «alto riesgo» de reducir la oferta de viviendas en alquiler «en un momento en que el mercado ya presenta niveles mÃnimos de disponibilidad y tiempos de recuperación de inmuebles superiores a los 20 meses». «Lo que nació hace más de 5 años como una medida excepcional durante la pandemia se ha mantenido en España de forma casi estructural, a diferencia de la mayorÃa de paÃses europeos, que la retiraron gradualmente a medida que la situación sanitaria y económica se normalizaba», han remarcado desde la asociación.
