Publicado: febrero 27, 2025, 3:00 am
¿Quién dijo que la moda y el arte no maridan? Se retroalimentan y son capaces de gestar nuevas propuestas estéticas, símbolos de comunión y, con ello, razones para luchar por una identidad, una convicción, una postura política frente al mundo.
Ejemplos notables de esta exquisita hibridación los hay, pero quizás ninguno como el trabajo del ilustrador de moda y fotógrafo puertorriqueño Antonio López, quien, junto con su pareja sentimental, creativa y de arrojos, Juan Ramos, fundaron la firma Antonio en los 60 y fueron capaces de cambiar todos los paradigmas de la estética, estrechar polos creativos. Juntos, Antonio y Juan, se apropiaron de Nueva York con una generación de artistas vaya que ubicables: Andy Warhol, Keith Haring, Jean-Michel Basquiat.
Eso apenas es un asomo de lo que ofrece la exposición Antonio. Moda indomable , que desde este jueves 27 de febrero principia su estancia en el Museo Franz Mayer con alrededor de 460 piezas entre fotografías, dibujos y videos de esta pareja creativa, así como algunas prendas de la firma Yves Saint Laurent y unas cuantas obras de Warhol. Ambos, Antonio y Andy, encabezaron un movimiento estétio diferente y, por tanto, un cambio en los aparadores de la segunda mitad del siglo XX en Occidente.
Dicha exposición es toda una efeméride dado que se trata de la primera dedicada por completo al genio de Antonio López en América Latina. Además, fue curada especialmente para la fisonomía del Franz Mayer. Es un primer gran vistazo a la vida y obra de un genio latinoamericano desde la región que lo vio nacer.
Confeccionado a
medida del Franz Mayer
“Ésta no es una simple exposición, es un homenaje rendido a dos monstruos no solamente de la historia de la moda sino de la historia del arte del siglo XX. Efectivamente, es un proyecto que ha sido diseñado especialmente para y con el Franz Mayer. Es una exposición compuesta por muchas piezas que no se habían expuesto antes. La hemos concebido, tejido, cosido como se crea un vestido que se adapta perfectamente a las formas del museo”, señaló Anne Morin, curadora de la muestra y portadora de sendas credenciales, entre ellas el reconocimiento como Curadora del Año 2022 por la Fundación Lucie, con sede en Nueva York, dedicada al reconocimiento e impulso de los prodigios de la fotografía.
Y continuó: “Considero que el Franz Mayer es una institución que eleva al máximo de su paroxismo la obra de cada artista que se presenta aquí”.
Pero, para volver al razonable principio y antojar al público sobre lo que le espera en el museo del centro de la Ciudad de México a partir de ya, las pregunta es:
¿Quién era Antonio?
“Antonio era un monstruo bicéfalo. Era más que una firma. Antonio reunía a dos artistas que entraron en el mundo de la moda por una pequeña puerta, que fue la ilustración de moda en los años 60 (…) Ambos nacieron en Puerto Rico, sus familias se mudaron a Nueva York, probablemente buscando una vida mejor, y se instalaron en el gueto de inmigrantes, Harlem. Ingresaron al mismo tiempo en el Fashion Institute of Technology, que a finales de los años 50 era una entidad de cierto prestigio, donde se aprendían todos los oficios que tenían que ver con la moda”.
El resto es historia, una historia bien contada por la curaduría y museografía de la exposición Antonio. Moda indomable . En ella se exponen geniales ilustraciones donde, claro, pondera el atuendo de los modelos dibujados por Antonio, la mayoría de las veces con marcador a base de agua, tinta, lápiz o acuarela sobre papel, pero con una soltura que trasciende solamente las previsiones sobre determinadas prendas de vestir. En cambio, sus composiciones tienen vida, sugieren historias, escenarios, statements , para parecer más ad hoc. Hay personajes en ellas, flexiones, estados de ánimo, rostros desafiantes; son dibujos modelando las prendas.
Durante la presentación para la prensa y más tarde para todo el público, en el Franz Mayer también estuvo presente Susan Baraz, amiga, modelo y testigo desde los años 60, desde el día uno de la construcción de leyenda en la que se convirtió la firma Antonio, y quien acompañó al ilustrador hasta el día de su muerte, el 17 de marzo de 1987, por complicaciones causadas por el sida.