Publicado: diciembre 13, 2025, 5:30 pm
¿Quién lo hubiese dicho? Obviamente nadie. A estas alturas la temporada pasada, el Espanyol tenía catorce puntos y el puesto de Manolo González pendía de un hilo. Todo es distinto este curso para los periquitos. En un estadio tan complicado como el Coliseum, los blanquiazules consiguieron una victoria seria, defensiva, de oficio y supereficaz. 30 puntos y una racha que no se conseguía desde que Mauricio Pochettino se sentaba en el banquillo del Espanyol. El Getafe no podía contar con uno de sus hombres claves y el más creador, Luis Milla. Además, Bordalás dejó a Mayoral en el banquillo. Manolo suplió a Dolan, expulsado, con Jofre. La Liga, otorgando al encuentro el privilegiado horario de las nueve de un sábado, pareció hacer un guiño al fútbol rudo, auténtico y del sacrificio extremo como forma de vida. Desde el principio quedó claro que el centro del campo iba a cobrar, por parte de ambos, un papel más bien secundario. La ausencia de Lozano también era clara señal de ello. Ha muerto Robe Iniesta y parece que una parte de nuestro país se ha ido con él. Sin duda, el descaro y la irreverencia de sus canciones -y de su figura- enganchó a toda una generación. Algo similar puede pasar cuando González y Bordalás se retiren. Son dos cuerdas disonantes en un ecosistema que alaba con devoción el estilo de Guardiola, Luis Enrique y Pellegrini, pero caen bien a quienes valoran el trabajo, el esfuerzo y la autenticidada por encima de todo. Desde el inicio reinó el juego directo, el cuerpeo y, sobre todo la presión, arma fundamental de azulones y pericos. ¿Es que no es más trepidante así? Nadie terminaba de dominar, pero ambos se acercaban. La primera clara, de Kike García, que falló, en el 17, lo que jamás se espera uno que un goleador como él falle a escasos tres metros de la portería. Para su paz mental, era fuera de juego. Gil Manzano, uno de los grandes enemigos del espanyolismo, que entiende que el descenso de 2023 directamente corrió a su cargo, fue de pito fácil y con facilidad paraba el partido por faltas y quejas. En el 25 el extremeño se llevó una ovación del Coliseum tan solo por pitar una falta a su equipo. La primera mitad fue lenta y trabada, de poco fútbol y muchos centros. Los estereotipos son terribles -aunque han dado películas magníficas como ‘Intocable’ o ‘Green Book’-, pero a veces se confirman. Al minuto 40 contabilizábamos ya quince faltas. Para hacerse una idea, en todo el Barça-Osasuna de justo antes apenas hubo una decena. Kike García tuvo que irse a la banda a tratarse una herida sangrante en la cabeza tras una disputa con Abqar. Tan solo volver del descanso, David Soria se estiró para despejar un tiro que Expósito pudo preparar sin oposición. Luego, de nuevo el meta azulón sacó la mano para salvar el cabezazo de Cabrera. Sin embargo, justo en la jugada siguiente, ya no pudo evitar que el remate de especialista del charrúa, contra el suelo, tocaran la red y supusiera el 0-1. Justo después del tanto, Bordalás hizo un triple cambio: Coba, Mayoral y Kamara. Pero el Espanyol aprovechaba las pérdidas del Getafe, incapaz de probar a Dmitrovic, y volvió avisar con un gol de Milla que terminó invalidado por fuera de juego de Roberto. El Espanyol firmó una segunda parte tremendamente seria. Manolo ha construido un equipo identificable y con personalidad. El Getafe quiso crecerse con los cambios, en el 66 entró Juanmi, pero los pericos son ‘cum laude’ en saber sufrir y esperar. Igualmente, Manolo imprimió su miedo en una doble sustitución: Rubén Sánchez y Pickel por Kike y Jofre. Romper estadísticas asusta, y el Espanyol lleva sin conseguir cuatro victorias seguidas desde 2009. 16 años atrás. El Getafe apretó y con Coba y Mayoral hacía más daño, pero no conseguía doblegar a su rival, que aprovechaba para correr cuando recuperaba. El gran culpable de que los azulones no sacaran rédito de su empeño fue el podería aéreo del Espanyol. Todos los centros, algunos excelentes, terminaban despejados. Además, las interrupciones que en la primera mitad truncaban el fútbol ahora eran más que bienvenidas por parte de los jugadores del Espanyol, para los que el tiempo jugaba a su favor. En el 89, Manolo cambia Pere Milla por Miguel Rubio. Otro cambio defensivo, con el riesgo que comporta cuando quedan pocos minutos. Sin su mentalista, el Getafe fue un equipo plano que tiró por primera vez entre palos en el 94, un disparo de Arambarri despejado por Dmitrovic. FICHA DEL PARTIDO GETAFE: Soria, Kiko Femenía, Abqar, Duarte, Iglesias, Djene, Arambarri, Rico (55′ Kamara), Sancris (55′ Coba), Mario (81′ Muñoz), Liso (55′ Mayoral). ESPANYOL: Dmitrovic, Omar, Calero, Cabrera, Romero, Urko, Edu (80′ Lozano), Jofre (68′ Rubén Sánchez), Milla (89′ Rubio), Kike (68′ Pickel), Roberto. GOLES: 0-1 Cabrera (53′). ÁRBITRO: Gil Manzano (extremeño). Amonestó a Femenía (21′), Omar (27′), Duarte (33′), Djene (42′), Sancris (50′), Kamara (84′).
