Publicado: febrero 8, 2025, 1:40 pm
Desde hace muchos años, en España hemos asumido las advertencias de los profesionales de la salud acerca de la peligrosidad potencial de mantener niveles altos de colesterol en sangre.
Cuando el colesterol ‘malo’ es elevado, corremos mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares como ictus o ataques cardiacos. Pero a la hora de combatirlo, podemos cometer errores.
Es lo que revela el médico y divulgador británico Tim Spector, que afirma que eliminar por completo las grasas para reducir el colesterol es «una tonterÃa», y añade que «seguir una dieta rica en grasas puede mejorar el colesterol», mientras que «seguir una dieta rica en carbohidratos puede empeorarlo».
El colesterol provoca la formación de depósitos de grasa en las arterias, lo que aumenta el riesgo de sufrir ataques cardÃacos y accidentes cerebrovasculares.
El colesterol de lipoproteÃnas de baja densidad (LDL) es malo para nuestro organismo, pero el colesterol de lipoproteÃnas de alta densidad (HDL) es bueno. El colesterol que está empaquetado en LDL es el colesterol que circula en nuestra sangre y se distribuye a nuestros tejidos periféricos. Se distribuye a lo largo de nuestras arterias, donde puede ser absorbido por la pared arterial.
Las partÃculas LDL tienen una etiqueta particular, llamada etiqueta de apolipoproteÃna B. Tiene una ‘etiqueta de dirección’ que dice que los receptores en el revestimiento de nuestros vasos sanguÃneos reconocen y eso le permite cruzar hacia el revestimiento de los mismos y allà ser absorbida.
Con el tiempo, esto provoca aterosclerosis, en la que las arterias se estrechan y dificultan el paso de la sangre. Esto puede provocar la formación de placa que puede estallar y, en ese momento, se produce una obstrucción que provoca un ataque cardÃaco.
Por cada milimol de aumento en el colesterol LDL, aumentas significativamente el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares en un plazo de 10 años, aproximadamente un 25%. Pero hay alimentos que pueden ayudar y otros que lo empeoran.
El efecto más potente que podemos tener es aumentar nuestra ingesta de grasas en la dieta para aumentar la cantidad de ácidos grasos poliinsaturados que incluimos en nuestra dieta.
Lo que hay que hacer es consumir los tipos correctos de grasas, en concreto que procedan de fuentes de grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas, no de fuentes de grasas saturadas.
Si se aumenta la ingesta de ácidos grasos poliinsaturados se puede reducir el colesterol LDL. Por eso los expertos aconsejan reducir la ingesta de grasas saturadas y, en su lugar, aumentar el consumo de grasas saludables, especialmente las poliinsaturadas, incluyendo también algunas grasas monoinsaturadas.