Publicado: noviembre 26, 2025, 1:30 am
Crecer en plena naturaleza, lejos del estrés de la civilización urbana, de la ansiedad de la ciudad y de su aire contaminado, suena idÃlico. Es el sueño de muchos, pero ¿qué ocurre cuando unos padres implican en ese sueño a sus hijos? ¿No tienen esos progenitores la responsabilidad de socializar a los niños adecuadamente?
Es lo que les está exigiendo el Estado italiano a Nathan Trevallion (51 años) y Catherine Birmingham (41), una pareja británico-australiana que decidió vivir aislada en un bosque. No están solos. Con ellos, sus tres hijos: Utopia Rose, de 8 años, y los gemelos Galorian y Bluebell, de 6.
VivÃan en plena naturaleza, sÃ, pero en una casa sin servicios higiénicos mÃnimos y no estaban escolarizados. De modo que un Juzgado de Menores ha intervenido separando a los pequeños de sus padres.
El sueño de Nathan y Catherine
En 2021, Nathan y Catherine se fueron a vivir a Italia. Él venÃa de ser chef en Bristol y ella habÃa sido profesora de equitación en Melbourne. Compraron una propiedad en ruinas en una zona boscosa de Palmoli, en la región central de Abruzzo. Su sueño era que la familia creciera lo más cerca posible de la naturaleza.
Todo era perfecto. Nathan y Catherine cultivaban sus propios alimentos, generaban electricidad mediante energÃa solar y extraÃan agua de un pozo. Los niños crecÃan rodeados de caballos, burros y gallinas, cuenta The Guardian. Pero los padres no se olvidaron de socializarlos. Por un lado recibÃan educación en casa y por otro, una vez a la semana, iban hasta San Salvo (20.000 habitantes) para que conectaran con el mundo exterior.
Pero esa vida idÃlica se rompió el pasado mes de septiembre, cuando todos enfermaron tras ingerir setas venenosas recogidas del bosque. El suceso les obligó a ir a un hospital. Desde ese momento quedaron bajo la lupa del Estado.
¿Pésimas condiciones de higiene?
Al llegar para la revisión obligatoria, los trabajadores sociales intervinieron. Lo hicieron tras comprobar que los tres hijos de la pareja no asistÃan a la escuela, a pesar de haber realizado las pruebas de fin de curso obligatorias en un centro público.
Además, descubrieron que la casa del bosque carecÃa de baño, agua corriente y electricidad. La vivienda familiar estaba «en ruinas, en pésimas condiciones de higiene y carecÃa de los servicios básicos», según consta en un documento judicial.
En consecuencia, el Juzgado de Menores de L’Aquila decidió separar de sus padres a los niños. El pasado jueves, Utopia Rose, Galorian y Bluebell ingresaron en una «casa-hogar» de esa ciudad italiana. Por la mediación de los trabajadores sociales, se consiguió que su madre pudiera acompañarlos.
¿Cómo se puede separar a los niños de sus padres? Quedarán traumatizados»
Los medios locales dieron a conocer la noticia. «Fue la peor noche de mi vida», declaró Nathan, el padre, al periódico local Il Centro. «¿Cómo se puede separar a los niños de sus padres? Quedarán traumatizados«, clamaba. Y repetÃa: «Quitar a los niños de un padre es el mayor dolor que existe. Es una injusticia».
Educación pero también socialización
El Tribunal de Menores italiano alega que esa vida en el bosque supone un grave perjuicio para el desarrollo de los pequeños. «La privación de interacción entre iguales en la edad escolar primaria puede tener efectos significativos en el desarrollo del niño, que se manifiestan tanto en el ámbito escolar como fuera de él», dice la sentencia.
No existe riesgo de violar el derecho de los menores a la educación, pero sà existe riesgo de violar su derecho a la vida social»
Porque el magistrado reconoce que en este caso «no existe riesgo de violar el derecho de los menores a la educación», pero considera que «sà existe riesgo de violar su derecho a la vida social (reconocido en artÃculo 2 de la Constitución italiana). Ello, argumenta, «puede causar graves consecuencias psicológicas y educativas» para los menores afectados.
Riesgos fÃsicos o soluciones alternativas
El juzgado ha separado a los niños de sus padres, además, «en consideración del peligro para su integridad fÃsica derivado de las condiciones de vida, asà como de la negativa de los padres a permitir los controles y tratamientos médicos exigidos por ley». El magistrado se refiere a «la falta de habitabilidad y, por tanto, de seguridad estática, también en términos de riesgo sÃsmico y prevención de incendios, de las instalaciones eléctricas, de agua y calefacción, y (la carencia) de la seguridad, higiene y salubridad de la vivienda».
Todo ello, según el tribunal, «da lugar a la presunción legal de la existencia de un periodo de perjuicio para la integridad y la seguridad fÃsica de los menores». Según Giovanni Angelucci, abogado de Catherine y Nathan, los padres van a apelar esta semana.
«Están arruinando la vida de una familia feliz»
En declaraciones a La Repubblica, el padre se explicó: «Vivimos fuera del sistema… Esto es de lo que nos están acusando. Están arruinando la vida de una familia feliz». Pese a todo, la pareja sigue defendiendo su elección, la de vivir en el bosque para «liberarse de la toxicidad de la vida moderna». Según Nathan, los niños, «están felices, huelen bien, bien educados y bien alimentados… ¿Por qué romper este vÃnculo?»
Están felices, huelen bien, bien educados y bien alimentados… ¿Por qué romper este vÃnculo?»
El abogado de los padres, Giovanni Angelucci, defiende el modo de proceder de los padres. Ha explicado que calientan la casa con una chimenea, consiguen luz eléctrica con energÃa solar, y el inodoro interior lo han sustituido por uno de compostaje al aire libre. Además, han eliminado el agua corriente para evitar los microplásticos y, en su lugar, toman agua fresca de un pozo.
El caso ha abierto un candente debate en Italia, pero también en Reino Unido y Australia, sobre la responsabilidad de los padres para con sus hijos y los lÃmites del papel de Estado. Ha habido hasta una recogida de firmas para defender el proceder de Catherine y Nathan.
