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El caso de Cheryl Ann Branker: Una madre en búsqueda desesperada

Publicado: mayo 11, 2025, 2:30 pm

El dolor y la resistencia de las madres de los presos políticos en Venezuela

 

En Venezuela, ser madre de un preso político es cargar con el peso de una ausencia injusta, vivir en la zozobra y la incertidumbre, y transformar el dolor en una lucha incansable por la libertad y la verdad.

Es aprender a resistir con el corazón en la mano, a sostener la esperanza cuando todo parece perdido y a encontrar fuerza en medio del dolor más profundo.

Estas madres enfrentan una doble condena: la de ver a sus hijos tras las rejas por motivos políticos y la de sufrir amenazas, hostigamiento y vigilancia por parte de los cuerpos de seguridad.

Hoy, Día de las Madres, muchas no celebran con abrazos ni risas, sino con la firmeza de quienes no se rinden ante la injusticia.

Aunque muchas prefieren ocultar su identidad por miedo a represalias, otras alzan la voz exigiendo justicia y libertad para sus seres queridos, denunciando las condiciones precarias de reclusión, el aislamiento, la tortura y la suspensión arbitraria de visitas.

Ser madre en estas circunstancias es convertirse en voz y escudo, en refugio y bandera, y demostrar que el amor de una madre es capaz de desafiar el miedo y la represión, manteniendo viva la esperanza de volver a ver a sus hijos libres.

El caso de Cheryl Ann Branker: Una madre en búsqueda desesperada

 

Cheryl Ann Branker, madre del periodista Rory Daniel Branker, trabajador del portal La Patilla, y quién fue detenido el 20 de febrero por funcionarios del régimen de Nicolás Maduro, es una de ellas y hoy pasa un día de las madres sumida en la tristeza y en la preocupación.

Cheryl Ann, de 78 años y con una salud frágil tras un evento cerebrovascular hace par de años, vive en la angustia y el desconcierto. “Quisiera saber dónde está mi hijo (…) No sé si está desaparecido o dónde está. Esto me está matando, por favor”, repite una y otra vez.

Su dolor es el de tantas madres venezolanas: la impotencia de no saber si su hijo está bien, si recibe atención médica o si podrá volver a abrazarlo.

Las madres de los presos políticos en Venezuela han transformado su dolor en una causa colectiva.

“Somos familias que con dignidad y dolor alzamos la voz porque amamos la libertad, la justicia y la vida. Lo que hacemos no es delito: es nuestro derecho. Y aunque intenten dividirnos, mentir o sembrar miedo, seguimos más firmes que nunca”, expresó esta semana el Comité por la Libertad de los Presos Políticos (@clippve)

En cada testimonio, en cada marcha, en cada carta pública, resuena el amor indestructible de las madres venezolanas. A ellas, la represión no les ha quitado la voz ni la fuerza. Su lucha, marcada por la ternura y la valentía, es un recordatorio de que la libertad y la justicia siguen siendo posibles, aún en medio del dolor más profundo.

Liberen a Rory Branker

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