Con pulso del mejor cirujano, el Real Betis Baloncesto es en los partidos una llama que, aunque débil, nunca se apaga. Una suerte de superviviente que las ha visto de todos los colores, se conoce el mapa del tesoro, los atajos y como desatrancar esa última puerta que, después de muchos enigmas descifrados, lleva a la playa de la victoria. Dando y puliendo cera, como tiene acostumbrada a su afición, el equipo se exprimió para escapar de la emboscada que le tendió el Alimerka Oviedo , que si no lo llevó al límite, casi. De catorce puntos fue la mayor brecha carbayona, la que suturó el conjunto verdiblanco puntada a puntada en la segunda mitad, llevando el partido a su terreno y jugando con maestría todas sus cartas, que son pocas, ocho, tantas como jugadores disponibles. Renfroe , imperial (25 puntos, cuatro rebotes, seis asistencias y 34 de valoración) encontró en DeBisschop (18 puntos, 8 rebotes) a su mejor socio para liderar a un Betis Baloncesto entregado a la defensa como rampa de lanzamiento hacia un nuevo triunfo para seguir invicto en San Pablo. El equipo empezó muy mal. Hipotenso, desajustado, con las marcas perdidas, que ni apretaba por dentro ni por fuera. Sin un cinco específico, sólo Nweke intimidaba un poco por dentro, el Alimerka Oviedo se la jugó al tiro exterior . Como estaba previsto por otro lado, no sería porque no estaba avisado el Betis. Porque ese plan de juego lo desmenuzó el técnico bético en la previa. En siete minutos, la defensa verdiblanca, un coladero, se tragó 24 puntos , 18 a través del triple en una espectacular serie de 6/9, con cuatro de ellos de Menuge. Hubo tiempo muerto del Betis con 17-24, pero el equipo no encontraba sensaciones. Transmitía poco. Tampoco con el cambio de base (a pista Cvetkovic) mejoró. Cada canasta costaba sangre. Dos sumó de picapedrero Rubén López , pero el Oviedo orló su espléndido primer cuarto con su séptima diana exterior (Duscak) de diez intentos (21-29). Quedaba mucho, tres cuartas partes del metraje, mas el Betis no podía continuar en esa dinámica. Debía reaccionar. Tocar teclas, aumentar su intensidad, elevar sus niveles de acierto y su redoblar su capacidad defensiva, en esos momentos demasiado laxa . Se abrigaba el Oviedo con una zona y al Betis le costó interpretarla, así que Gonzalo activó a los dos bases: Renfroe y Cvetkovic al timón. Tenía que hilar muy fino en la rotación el técnico con sólo ocho hombres disponibles. Errático en el tiro, también Cvetkovic andaba desafinado, el Betis mucho hacía con sostenerse en la velada (26-34). Era un momento para sobrevivir sin perder la compostur a, confiando en que el partido cambiara a su favor con el paso de los minutos. Con 29-36, al fin Cvetkovic y DeBisschop se encontraron para agujerear la defensa zonal en un pick&roll . Funcionaba el Betis Baloncesto a tirones, sin ese punto de fluidez y ebullición emocional que da enchufar tres ataques seguidos. Hutchinson entró en calor y elevó a 14 la diferencia (33-47) con el noveno triple de 14 intentos. El Betis, por el contrario, estaba realmente enemistado con el aro (2/11 desde los 6,75 metros). Benite apenas clavó uno de sus seis triples. Sin pólvora y con esa defensa esponjosa, nada tenía que hacer el Betis ante un Oviedo en trance . Para colmo, a Rubén López le pitaron una técnica por flopping (34-48). La varita mágica de Cvetkovic no funcionaba, los triples de Benite no llegaban, de Hughes había pocas noticias y sólo con la brega de Rubén y DeBisschop no se remontaba. Fallaba lo fácil el Betis, que necesitaba un reseteo completo al intermedio. Al menos, dejó a diez la desventaja (38-48) . Poco parecía el daño para lo mal que jugaron los verdiblancos los dos primeros asaltos. Su 36% en tiro de campo y su 18% en triple contrastaban con el 53% y el 56% (9/16) de su rival en ambos apartados. El juego coral bético estaba anulado, he ahí la razón mayor de que naufragara, y el más destacado era entonces DeBisschop, con nueve puntos y seis rebotes. Acostumbrado a solventar papeletas complicadas, ahí tenía el Betis otro cubo de Rubbik que ordenar en 20 minutos. Tres triples seguidos contrarrestaron ocho puntos de Lobaco y parecieron encender la mecha de la remontada. En la medida que enchufaba canastas, la barra energética verdiblanca se llenaba y el equipo se activaba en defensa (49-56). Renfroe capitalizaba todo el juego ofensivo . Asistía y anotaba, con los galones en el pecho. Él mismo ajustaba aún más (51-56) y el Oviedo lo paraba tras parcial de 13-8 en cuatro minutos. Traccionaba el Betis en su tablero, sellando el rebote y reduciendo a cero las canastas fáciles del Oviedo. Fruto de ese trabajo, Rubén López sumó la tercera falta y Gonzalo García cambió a la pareja de pívots, dando carrete a Domènech y Kasibabu. Renfroe seguía haciendo caja (54-57), pero el Oviedo, lejos de arrugarse, bajaba al barro, forzando los contactos y yendo al tiro libre. El mérito de los visitantes fue mantener su aplomo ante las embestidas del Betis y enfrió de nuevo el ambiente (53-63, m. 27) . Otra vez subieron los anfitriones su temperatura defensiva y Doménech contestaba a Hutchinson desde el triple. A cinco (61-66) se situó a falta del último cuarto el Betis, que lamentaba sus fallos en el tiro libre. Benite al fin aparecía con cinco puntos seguidos (66-68) para darle la bienvenida al último cuarto y la remontada ya se paladeaba. En noche de escasa clarividencia anotadora, todo lo estaba consiguiendo el Betis desde la defensa, exprimiéndose hasta cortocircuitar a su rival, cada vez más ahogado. De una recuperación de Hughes, un triple del estadounidense (69-68) que volteaba, tras muchos minutos, el resultado . De Bisschop machacaba (71-68) y colocaba, tras mucho picar piedra, al Betis en la dirección correcta. La ya conocida de la victoria. Hubo tiempo muerto, pero ya imperaba la sensación de que al Oviedo se le acababan los recursos del inventario. El del Betis Baloncesto tiene el fondo del bolsillo de Doraemon. Siempre hay algún as en la manga por escasos que sean los recursos. Indestructible, la armadura del equipo lo aguanta todo. El parcial crecía hasta el 14-2 (75-68) . Con una defensa excelsa, atrapando un rebote tras otro, el Betis tumbaba a un Oviedo que rezongaba pero ya sin resuello. Renfroe encendía a San Pablo con un triple (80-75), DeBisschop ampliaba (83-75) y con 35 segundos, tras tiempo muerto, el Alimerka, desfondado, sin duende ni piernas ya, regaló la pelota en el saque y le entregó la victoria en bandeja de plata a un Betis Baloncesto inabordable en casa.