La revista Semana ha publicado que el patrimonio que Marisa Paredes deja a su única hija, la actriz María Isasi, es el piso en el que vivió hasta su muerte, el pasado lunes 16 de diciembre, con su amor, Chema Prado.
La publicación detalla que esta vivienda está situada en el barrio de Justicia de Madrid, cerca de la céntrica calle Barquillo. Es un piso de 130 metros cuadrados que la actriz adquirió después de tener problemas con el tráfico desde su antigua residencia, a las afueras de Madrid, y llegar tarde a las funciones.
«Cuando me separé (de Antonio Isasi-Isasmendi, el padre de su hija) dejé la urbanización de las afueras donde vivíamos y me instalé en el centro de Madrid porque me fascina caminar por sus calles. Cuando vivía en Pozuelo, yendo al teatro, un día el coche me dejó tirada en el túnel del Arco de la Victoria. Armé una buena. Tuvo que venir la policía a rescatarme porque llegaba tarde a la función», contó en una entrevista. «Así que me dije: nunca más. Ahora vivo al lado del María Guerrero, del Marquina, del Español, de la Gran Vía… Y si hay huelga de autobuses, voy a pie», señaló.
En realidad, Marisa Paredes regresó a la zona donde vivió de niña, cuando su madre era portera de un lujoso inmueble, en la plaza de Santa Ana, lugar al que siempre se refería para hablar de sus orígenes humildes.
Por su parte, María ya recibió como regalo de parte de su madre otro piso también en el centro de Madrid, donde vive actualmente con su hija Telma, la única nieta de Marisa Paredes.