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El ataque a Polonia, visto desde Moscú

Publicado: septiembre 12, 2025, 12:30 am

La entrada de un considerable número de drones de ataque rusos en el espacio aéreo de Polonia ha provocado una verdadera conmoción política en nuestro lado del Atlántico. Von der Leyen, la siempre cuestionada presidenta de la Comisión, ha llegado a decir que Europa está en guerra. Técnicamente, sus palabras no dejan de ser ciertas —porque lo está Ucrania, aunque Rusia diga que no— pero nadie se las ha tomado demasiado en serio. Baste decir que Polonia, en respuesta a los apuros por los que ha pasado, ha preferido invocar el Artículo 4 del Tratado de Washington —un texto tibio que promueve las consultas entre aliados cuando alguno de ellos se sienta amenazado— en lugar del artículo 42.7 del Tratado de Lisboa, aparentemente más garantista pero respaldado por la UE en vez de la OTAN.

Hemos oído multitud de explicaciones de lo ocurrido procedentes de líderes y analistas occidentales. Todas culpan a Putin, claro —aunque sus portavoces no terminan de admitirlo, los drones son suyos— pero las acusaciones van desde un acto deliberado de guerra híbrida hasta un descuido irresponsable. En un punto medio, donde no siempre se encuentra la virtud, desde Polonia se culpa a Putin de poner intencionadamente a prueba la firmeza de la Alianza.

La explicación más lógica a lo ocurrido nos llega, quién lo iba a decir, de Bielorrusia, que culpa a la guerra electrónica del desvío de los drones. Estas molestas aeronaves, diseñadas en Irán y producidas a bajo precio, no tienen los sistemas inerciales necesarios para sustituir a la navegación por satélite cuando esta falla. ¿Son muchos drones para haber entrado en Polonia por error? Eso dice el Gobierno polaco, pero un error artificialmente inducido en las señales de los satélites desviaría igual a uno que a cincuenta.

A la hora de valorar los hechos, el Secretario General de la OTAN, Mark Rutte, emplea la palabra «reckless» —imprudente— para calificar el ataque ruso. Creo que, en este caso, tiene mucha razón. Como los conductores que atropellan a un peatón mientras circulan a gran velocidad por las calles de la ciudad, Putin es culpable de no tomar las debidas precauciones para evitar lo ocurrido. Si se siente en la obligación de atacar blancos cerca de la frontera polaca, tanto las leyes de la guerra como el sentido común exigen que emplee medios menos vulnerables a la guerra electrónica que los drones de diseño iraní, aunque le salgan mucho más caros. Si no lo hace, cabe concluir sin riesgo de error que mucho no le importa.

Más vale que Europa se ponga las pilas si quiere evitar una derrota que, a la postre, sería de todos

Con todo, lo que yo querría llevar hoy a la consideración de los lectores de 20 Minutos es lo que ha ocurrido en el espacio de información ruso. Y lo haré con tres pantallazos del periódico Izvestia, la voz del Kremlin. El primero, justo después del ataque, anuncia alborozado: «Las Fuerzas Armadas rusas lanzaron un ataque masivo contra las empresas del complejo militar-industrial ucraniano». En el texto, el ministerio de Defensa asegura, como es habitual, que se alcanzaron con éxito todos los objetivos. Nada, en definitiva, que pueda reprochársele a un país en guerra.

El segundo titular, unas horas después, niega rotundamente la denuncia polaca: «La embajada de Rusia en Polonia declaró que las acusaciones en la nota sobre los vehículos aéreos no tripulados no están fundamentadas». Vale, la primera obligación de un acusado es negar los cargos, y tampoco me atrevo a asegurar que en Ucrania o en nuestro país no pasaría lo mismo.

Es el tercer titular el que me parece más característico de la Rusia de Putin. A medida que, de cara al exterior, el Kremlin se muestra dispuesto a discutir el asunto con Polonia, el Izvestia encabeza sus líneas con este anuncio a sus compatriotas: «Importante: entran en vigor nuevas normas para el transporte en autobús en Rusia». El asunto no solo ha desaparecido de la portada, sino de toda la edición digital y, me atrevo a decir aunque no lo puedo comprobar, de todo el espacio informativo ruso.

«Conoce al enemigo», aconseja Sun Tzu como el primer paso hacia la victoria. Tome nota, pues, el lector de la magnitud del desafío. Es esa Rusia que jamás reconoce errores ni fracasos —y no los EEUU derrotados en Vietnam por su propia opinión pública— el enemigo con el que Ucrania tiene que lidiar. Vista la reacción de la Casa Blanca —ese ambiguo «here we go» que puede traducirse de mil maneras— más vale que Europa se ponga las pilas si quiere evitar una derrota que, a la postre, sería de todos.

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