El ADN de la adicción: lo que comparten los humanos con las moscas de la fruta - Venezuela
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El ADN de la adicción: lo que comparten los humanos con las moscas de la fruta

Publicado: junio 2, 2025, 5:00 pm

Las moscas de la fruta comparten con los humanos el 75% de los genes implicados en la adicción a sustancias como la cocaína. Gracias a esta similitud, los científicos han podido desvelar la genética de la adicción y contribuir a la aceleración del desarrollo de terapias según un estudio recogido este lunes en la revista Journal of Neuroscience.

Estos insectos pueden resultar muy útiles para desgranar la biología de la adicción a la cocaína. Además de compartir con los humanos los genes implicados en el consumo de sustancias tóxicas, las moscas de la fruta crecen con rapidez y es relativamente sencillo hacer experimentos genéticos con ellas.

Su reacción al tomar cocaína es similar a la de los humanos, señala Adrian Rothenfluh, investigador de psiquiatría de la Universidad de Utah y uno de los autores de la investigación: «A dosis bajas, empiezan a correr de un lado a otro, a dosis muy altas quedan incapacitadas».

La diferencia radica en que las moscas de la fruta (‘Drosophila melanogaster’) no se sienten atraídas por esta droga de forma natural. «Sólo hay un problema, y es que a las moscas, a diferencia de los humanos, no les gusta nada la cocaína», apunta Rothenfluh.

La clave radica en el sabor

La cocaína activa los receptores de sensación amarga de las moscas, por lo que cuando los investigadores les dieron a elegir entre una solución dulce con sacarosa y otra similar con cocaína, escogieron sistemáticamente la opción sin droga, incluso cuando habían estado expuestas a la cocaína previamente.

La respuesta, según los científicos, puede estar en el sentido del gusto de las moscas, ya que los insectos están evolutivamente preparados para evitar las toxinas de las plantas, y la cocaína es una toxina vegetal.

La mosca, en concreto, tiene receptores gustativos en sus «brazos» (sus segmentos tarsales), de modo que pueden meter la mano en algo y saber cómo sabe antes de ingerirlo.

Al observar cómo respondían los nervios sensoriales de las moscas a la cocaína, los investigadores se dieron cuenta de que esta droga activaba fuertemente los receptores del sabor amargo en los ‘brazos’ de las moscas.

Al silenciar la actividad de esos nervios para que no pudieran percibir sabores amargos, empezaron a preferir el agua azucarada con cocaína al agua azucarada normal con una asombrosa rapidez, a las 16 horas de la primera exposición.

Acelerar tratamientos

El gran número de genes implicados en el riesgo de adicción ha dificultado determinar cuáles podrían ser las mejores dianas terapéuticas. Por lo que al comprender la biología de la adicción en la mosca abre la posibilidad de acelerar el desarrollo de nuevas terapias de prevención y tratamiento del trastorno por el consumo de esta sustancia.

«Las moscas nos ayudan a ir más rápido en identificar genes de riesgo y comprender mejor los mecanismos que guían la elección de la cocaína, que son claves para encontrar dianas terapéuticas que pueda actuar sobre ese mecanismo», concluye Rothenfluh en un comunicado de la Universidad de Utah.

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