No cabe duda de que el 2024 puede haber sido, desde que Chiara Ferragni es una de las influencers más importantes del mundo, y especialmente de Italia y el resto de la Europa mediterránea, su peor año. Y, además, prácticamente a todos los efectos, pues comenzó con un gravísimo problema de imagen profesional —lo que en su caso como creadora de contenido, aunque también se ha reconvertido con el tiempo en empresaria, es fatal— y le siguió uno de los divorcios más sonados de los últimos 12 meses, el que protagonizó con Fedez.
Pero comencemos por el principio, por el PandoroGate, un caso tan sonado a finales de diciembre de 2023 que tuvo sus mayores consecuencias en 2024. Para las Navidades del 2023, Ferragni se alió con la compañía Balocco para crear y promocionar un pandoro (dulce tradicional de dichas fiestas) con el nombre de la influencer.
Aunque el precio habitual de este pastel no llega a los 4 euros, el suyo costaba casi diez euros, aunque había un motivo para ello: se daba a entender a los consumidores que, al comprarlo, estaban contribuyendo a una donación al Hospital Regina Margherita de Turín para adquirir una nueva maquinaria para el tratamiento de niños con osteosarcoma y sarcoma de Ewing. Las ventas fueron masivas y las empresas de la de Cremona recaudaron más de un millón de euros.
Sin embargo, la Autoridad Garante de la Competencia y el Mercado (AGCOM) de Italia poco después multó a Ferragni y a la compañía Balocco. Entre las dos empresas que gestionan las marcas y los derechos de Ferragni, Fenice y TBS Crew, habían de pagar, respectivamente, 400.000 y 675.000 euros, y Balocco otros 420.000 euros por «práctica comercial desleal», dado que la donación al hospital se había hecho meses antes, era solo de 50.000 euros y ni un céntimo de todos los ingresos habían ido a parar de nuevo al Hospital Regina Margherita.
La falsa beneficencia de Ferragni hizo estragos en su imagen pública, perdiendo en cuestión de días varios cientos de miles de followers —por entonces tenía más 29 millones y ahora acaba de superar los 28,6 millones—, teniendo que pedir perdón y asegurando que devolvería el millón de euros al centro de salud turinés. Pero el daño era mayúsculo y multitud de empresas comenzaron a cortar sus vínculos con ella, como el gigante italiano de las gafas Safilo o la empresa de papelería Pigma, que resolvió de forma unilateral su colaboración y que Chiara anunció que demandaría.
Porque, entre otras cosas, veía su imperio tambalear —estuvo más de dos semanas sin publicar nada—. Su PandoroGate propició que Italia declarase la guerra a los influencers, con un nuevo reglamento que pretendía acabar con la publicidad oculta y mejorar la transparencia en redes sociales de aquellos creadores de contenidos que superen el millón de seguidores y hayan realizado al menos 24 publicaciones en un año y multas que podían llegar a los 600.000 euros.
Mientras todo esto ocurría, la vida personal de la cremonesa se tambaleaba. «Nos amamos, pero es una crisis fuerte», serían las primeras palabras de Chiara tras su ruptura, tras ocho años de relación, con el rapero Fedez, padre de sus dos hijos, Leone, nacido en marzo de 2018, y Vittoria, que también vino al mundo en marzo, pero de 2021. El músico se había marchado de la casa y aunque oficialmente afirmaban que había «cosas que es mejor mantener dentro de la familia», la separación era cuestión de semanas.
De hecho, Fedez lloraría ante las cámaras en su primera entrevista tras la ruptura, negando los rumores de que hubiera terceras personas y explicando que los problemas que habían atravesado, como su cáncer de páncreas, pasar por terapia de pareja, la pérdida de su mascota o el propio PandoroGate, habían lastrado su amor. El punto y final definitivo tuvo lugar en mayo, en el 37º cumpleaños de la empresaria, el cual pasó con su familia pero sin el que había sido su pareja durante casi una década.
Por si cabía alguna duda, pareció que la crisis se había llevado por delante cualquier rastro de amor del ya extinto matrimonio —se casaron en 2019—, dado que poco después se dejaban de seguir en redes mutuamente, coincidiendo precisamente con que Fedez presentaba en público a su nueva pareja, la modelo francesa Garance Authié, con quien fue cazado paseando agarrados de la mano en el Gran Premio de Mónaco.
Esto derivó en unas conductas dentro de la pareja que causaron cierto malestar entre los seguidores de ambos, ya que era evidente que estaban utilizando «armas» entre ellos. Fedez prohibió a la influencer que mostrase el rostro de Leone y Vittoria en sus redes, lo que viniendo de alguien que había protagonizado un reality con ellos era extraño, aunque no tanto si se tiene en cuenta que era conocedor de que las publicaciones de Chiara con sus hijos son las que más interacciones tienen. Por su parte, Ferragni no permitía al músico ver a la nueva golden retriever de sus hijos, Paloma, y que hizo que él metiese en su casa a Silvio, un cachorro de la misma raza.
Por ello, y porque Ferragni fue ‘cazada’ con Andrea Bisciotti, un médico italiano, las vacaciones de ambos por separado y turnándose a sus hijos fueron bastante extrañas para sus seguidores. A ello hay que sumar que Fedez sufrió una hemorragia interna y que Chiara intentó zanjar la polémica por su presunta estafa anunciando que destinaría el 5% de sus beneficios útiles a la empresa social I Bambini della Fate.
Pero para nada se había acabado el año: mientras que la bloguera reaparecía en Madrid tras el verano y aseguraba sentirse «libre», una modelo e influencer italiana, Taylor Mega, afirmó que tuvo un romance con Fedez mientras seguía casado porque ese matrimonio era «una relación abierta». Y si parecía que el año no podía ir a peor, la Fiscalía de Milán observó indicios de estafa en las investigaciones sobre Chiara en campañas navideñas anteriores a la de 2023.
Era un momento de su vida en el que, si Ferragni ponía un circo… Porque si bien la influencer intentó controlar las repercusiones, cada interacción era una polémica. Para muestra, su mensaje de apoyo a las víctimas de la DANA de Valencia, que si bien era correcto, el hecho de que acto seguido promocionase un bolso de cocodrilo no sentó especialmente bien. Al menos, eso sí, en temas del corazón la situación se calmó: alcanzó un acuerdo de separación con Fedez al mismo tiempo que era pillada besando a Giovanni Tronchetti, uno de los empresarios más ricos de Italia.
La última noticia sobre ella, que obviamente espera que 2025 sea algo más benevolente y sin tantos traspiés vitales, es que ha llegado a un acuerdo con los consumidores tras el fraude de los pandoros, por lo que va a donar «200.000 euros a una entidad» relacionada con las víctimas de violencia de género, así como otras dos sumas, una para los compradores del dulce y otra por los gastos judiciales.