El mundo del fútbol y del corazón han contenido el aliento con la noticia de la separación de una de las parejas más queridas del país: Pep Guardiola y Cristina Serra. Un punto y final de una longeva historia de amor que ha dejado en shock a muchos de los fans del entrenador, como se ha visto en redes sociales estos días.
Y, por si alguien apuntaba a terceras personas, las periodistas del podcast Mamarazzis -quienes dieron la exclusiva de la ruptura en El Periódico– confirmaban que, tras 30 años juntos y con tres hijos en común, aquella se trataba de una separación amistosa y cordial.
Pero por muy amigable que sea el punto y final entre ellos, eso no quita que, para Pep, el varapalo sentimental ha coincidido justamente con su mayor crisis profesional desde que el entrenador se encuentra al frente del banquillo del Manchester City.
Pese a su renovación por dos años más, que firmó el pasado noviembre, la derrota del equipo inglés ha sido la tónica habitual desde hace un tiempo, por lo que gestionar no alcanzar las expectativas para el Manchester City y, a la vez, que su matrimonio se ha terminado, son dos circunstancias de alto impacto emocional.
Ocupar tantos titulares con la noticia de su separación y, por tanto, ser el centro de atención de los medios, es algo a lo que la expareja tampoco estaría acostumbrada, ya que siempre habían sido muy discretos en lo que a su vida privada se refiere, alejándose por completo de compartir posibles altibajos o escándalos fuera de su relación.
Si bien para Cristina, al estar viviendo en Barcelona y con el apoyo de una de sus hijas, centrarse en el trabajo y en otras facetas de su vida, pueden ser dos factores de mucha ayuda de cara a atravesar este momento, Pep, lejos de los suyos y con un panorama profesional incierto, podría verse padeciendo otros efectos en su salud física y mental.
Y es que la acumulación de estrés por la combinación de ambas situaciones pueden derivar en agotamiento, ansiedad e incluso depresión. Un matrimonio que fracasa y se rompe y un equipo de fútbol que falla en el campo, serían preocupaciones recurrentes del técnico, un círculo en el que puede llegar a sentirse atrapado.
Procesar la derrota, sea en el plano personal o en el profesional, es algo que genera desmotivación y -como la pescadilla que se muerde la cola-, cuanta menos motivación, más complicado es rendir en cualquier ámbito de su vida, lo que a su vez se traduce en que se prolongan los malos resultados.
Así que una solución para el entrenador sería la de volcarse en su entorno recibiendo apoyo emocional (familiares, amigos o profesionales, en caso de necesitarlo). Pero también poner unos límites entre su trabajo con el Manchester City y su vida personal, para ser capaz de desconectar y centrarse en hábitos saludables que le hagan sentir bien.
Además, por mucho que se hayan solapado estas dos crisis, mantener su cuerpo y mente en equilibrio, así como enfrentarse a cada problema de manera separada, le va a ayudar a responder mejor a los siguientes desafíos y volver a un estado de bienestar no solo en el campo, sino consigo mismo.
De Barcelona al mundo: su historia de amor
Antes de tomar caminos separados, Pep Guardiola y Cristina Serra vivieron una tierna historia romántica que dio comienzo en 1994, cuando ella tenía 18 años y empezaba su camino en el mundo de la moda, y Pep era uno de los fichajes estrella del F.C. Barcelona.
Cristina trabajaba en una tienda de ropa, una boutique familiar que se remonta a su abuelo, quien fue sastre; y fue ahí donde se cruzaron sus caminos, ya que el futbolista se presentó para una sesión de fotos donde luciría diseños de Antonio Miró.
Curiosamente, aquel comienzo, cada uno inmerso en un universo diferente y volcándose en su pasión, se repetiría 31 años después, ya que ahora Cristina está completamente centrada en el negocio y Pep, como hasta ahora, en el fútbol.
Sin embargo, antes de eso, la carrera profesional de Pep sería la que marcaría el camino de su relación, ya que fueron siguiendo los pasos del fútbol por diferentes rincones del mundo. Primero por Italia, pero también por Catar y hasta México, países donde el deportista fue jugando durante los sucesivos años.
El nacimiento en 2001 de María, su primera hija, significaría el comienzo de una nueva etapa para la pareja como padres. Sobre todo cuando, dos años después, ampliaron la familia con la llegada de su hijo mediano, Màrius.
En 2006 Pep toma la decisión de retirarse del fútbol profesional y empieza su andadura como entrenador del Barça, una etapa que a Cristina le permitía volver a estar cerca de su negocio, pero también disfrutar de nuevo de la proximidad de sus familiares y amigos. En esa etapa nacería su tercera y última hija en común: Valentina.
Si bien hasta ese momento habían continuado su relación sin oficializarla, en mayo de 2014, cuando Pep entrenaba para el Bayern de Múnich, finalmente se casaron en una ceremonia privada. Una fiesta donde no faltaron las peculiaridades que caracterizan los matrimonios en la industria del fútbol.
De hecho, para la ocasión y, después de casarse por lo civil en suelo catalán, celebraron el convite en un hotel de lujo en Marrakech con sus invitados. Un evento para el que, con antelación, les pidieron los pasaportes, ya que iban a viajar en avión privado y que fuera lo más íntimo posible.
Si las fracturas en su relación ya habían hecho acto de presencia para entonces, es algo que desconocemos. Lo que sí sabemos es que el principio del fin de su matrimonio se daría en su último cambio como entrenador de fútbol, una etapa que arrancó en el año 2016 cuando le fichó el Manchester City.
Aquí entran de nuevo las periodistas Lorena Vázquez y Laura Fa, quienes afirmaron que según sus fuentes, Cristina y Pep tomaron la decisión de dejar de vivir juntos en 2019 por las responsabilidades profesionales de Cristina.
Aquello no tendría por qué implicar una crisis matrimonial, es más, la relación Barcelona-Manchester funcionó durante un tiempo. El matrimonio seguía apareciendo en eventos e incluso pasaron juntos estas últimas celebraciones navideñas. Poco podíamos imaginar que serían también las últimas como pareja, hasta el momento.
Y es que como las periodistas comentaron, el entorno no descarta una reconciliación. Quién sabe, quizás la casa que se compraron en 2021 en el exclusivo barrio de Pedralbes (donde actualmente vive Cristina), pueda ser más adelante donde convivan… Si se da el punto de que la trayectoria profesional de Pep le lleve de vuelta a Barcelona, claro.