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Diversificar para crecer: la nueva dimensión del comercio exterior mexicano

Publicado: septiembre 23, 2025, 7:00 am

No siempre fue evidente que México pudiera competir en los mercados internacionales. Recuerdo bien aquellos años en los que la sola idea de exportar productos mexicanos —más allá de unas cuantas materias primas— era vista con escepticismo.

Antes de tener tratados de libre comercio o plataformas logísticas modernas, había que abrirse paso con esfuerzo, calidad y constancia. Así nació la estrategia de internacionalización de Grupo Modelo, llevando una cerveza mexicana a los anaqueles del mundo. Ese mismo impulso es el que hoy guía a miles de empresas mexicanas, decididas a diversificar sus mercados, con la certeza de que México tiene todo para ser un jugador global de primer nivel.

Desde la entrada en vigor del TLCAN en 1994, México construyó una economía orientada a la exportación, profundamente integrada a las cadenas de valor de Norteamérica. Esta relación, potenciada hoy por el T-MEC, ha sido uno de los principales motores de crecimiento del país. Sin embargo, también ha dejado en evidencia la concentración de nuestras exportaciones en un solo país. En 2024, el 84% de nuestras exportaciones tuvieron como destino Estados Unidos, posicionándonos como su principal socio comercial y desplazando incluso a China.

Aunque esta cifra refleja nuestra fortaleza, también nos expone a riesgos geopolíticos que pueden alterar el rumbo de nuestra economía. Las medidas arancelarias impulsadas por la actual administración estadounidense han reactivado la urgencia de acelerar una diversificación comercial real y sostenida.

Diversificar no significa abandonar lo construido. Significa fortalecer nuestra posición global, equilibrar nuestra estructura exportadora y aumentar nuestra capacidad de respuesta ante entornos inciertos.

Significa asumir que el liderazgo comercial de México en el siglo XXI depende de qué tan amplio, profundo y estratégico sea el mapa de nuestros socios comerciales. En este sentido, México ha dado pasos importantes que es necesario consolidar.

Uno de los más relevantes ha sido la modernización del Acuerdo Global con la Unión Europea (TLCUEM), en vigor desde el año 2000. Según la Comisión Europea, en 2024, la UE se consolidó como el tercer socio comercial de México, con un intercambio de bienes por 82,400 millones de euros; el segundo destino de nuestras exportaciones, con 29,200 millones de euros; y la tercera fuente de importaciones, con 53,200 millones de euros. Además, es el segundo mayor inversionista en el país, después de Estados Unidos.

El nuevo acuerdo —pendiente de ratificación— ampliará las oportunidades para ambas partes. El TLCUEM es una herramienta renovada y estratégica para fortalecer nuestra diversificación comercial en un bloque de alto poder adquisitivo, con normas exigentes y presencia global consolidada.

La Alianza del Pacífico ha sido otro instrumento de valor estratégico, que ha permitido construir una plataforma sólida de integración regional. Chile, Colombia, México y Perú trabajamos juntos para facilitar el comercio, homologar regulaciones, mover talento y promover nuestras exportaciones de manera conjunta.

Otro eje fundamental es la presencia activa de México en el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TIPAT), un acuerdo que nos abre las puertas a economías clave de la región Asia-Pacífico. Este bloque representa más de un tercio de la actividad económica mundial y, hacia 2040, se proyecta que concentrará más de la mitad del PIB global, es decir, el doble de lo que hoy representa la economía estadounidense.

En ese contexto, el TIPAT ofrece a México un acceso preferencial a mercados con creciente demanda en sectores clave como alimentos, salud, educación, manufactura avanzada, energía, servicios financieros e infraestructura verde. Además, socios como Japón, Singapur y Australia están ampliando su presencia en nuestro país mediante inversiones y nuevas cadenas de valor vinculadas al nearshoring. Esta vinculación impulsa nuestras exportaciones y fortalece capacidades productivas clave para competir.

Por otro lado, México cuenta con una red de 14 Tratados de Libre Comercio con 52 países, 30 Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones con 31 países y 9 acuerdos de alcance limitado en el marco de la ALADI, que representan una de las plataformas más amplias de acceso comercial en el mundo.

Estos cuatro pilares —Europa, Asia-Pacífico, América Latina y socios bilaterales— conforman la base de una estrategia que no debe quedarse en el papel. La diversificación requiere acciones coordinadas, infraestructura logística eficiente, cumplimiento normativo, financiamiento competitivo y capital humano preparado. Requiere también un sector privado con visión global y un gobierno que actúe como facilitador.

En el COMCE estamos convencidos de que la mejor forma de cuidar nuestro comercio exterior es construyendo relaciones sólidas con el mundo. Diversificar es una ruta de crecimiento. Y, sobre todo, es una apuesta por un país más competitivo, resiliente y presente en el nuevo orden del comercio global, para “llevar al mundo lo mejor de México, traer a México lo mejor del mundo”.

*El autor es presidente honorario del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología.

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