Publicado: abril 10, 2025, 2:30 pm
Los canales de parto más grandes se relacionan con un ritmo de marcha más lento, menor dolor de espalda , pero mayor riesgo de osteoartritis de cadera, mientras que los canales de parto más estrechos se asocian con un menor riesgo de trastornos del suelo pélvico , pero mayor riesgo de parto obstruido. Estas son las principales conclusiones de un estudio combinado sobre la morfologÃa de la pelvis humana, basándose en la genética y el aprendizaje profundo con datos de más de 31.000 individuos, que revela vÃnculos genéticos entre la estructura y la función pélvica, la locomoción y los resultados del parto. Los hallazgos, que se publican en ‘Science’, ofrecen nuevas perspectivas sobre cómo nuestra especie evolucionó para equilibrar las exigencias contrapuestas del bipedalismo y el parto. La transición a caminar erguidos en los homÃnidos provocó cambios significativos en la morfologÃa pélvica, incluyendo una pelvis más corta y ancha , lo que facilitó una postura erguida y una locomoción eficiente. Sin embargo, esta adaptación también representó un desafÃo para dar a luz , ya que el estrechamiento del canal de parto dificultó el paso de bebés con cerebros más grandes. Este conflicto, conocido como el « dilema obstétrico », ha generado debate durante décadas. Se ha sugerido que este dilema podrÃa haberse aliviado mediante la evolución, al dar a luz a bebés menos desarrollados, lo que les permitió pasar por el canal de parto con mayor facilidad. Sin embargo, esta teorÃa ha sido cuestionada por estudios recientes que muestran que la gestación humana y el tamaño del recién nacido son comparables a otros primates de tamaño similar. Si bien los estudios genómicos funcionales sobre la expresión génica y las comparaciones entre los grandes simios y los humanos han proporcionado información sobre el desarrollo pélvico, la base genética de la morfologÃa pélvica en humanos sigue siendo en gran parte desconocida. Para estudiar la base genética de la pelvis humana, Liaoyi Xu y sus colegas utilizaron imágenes de absorciometrÃa de rayos X de energÃa dual (DXA) de cuerpo completo y datos genéticos de 42.284 individuos en el Biobanco del Reino Unido. Utilizando un enfoque de aprendizaje profundo en 39.469 imágenes DXA de alta calidad, Xu y su equipo derivaron un conjunto completo de 7 mediciones esqueléticas de la pelvis humana y realizaron escaneos de todo el genoma para identificar loci genéticos (en relación con la genómica, es un sitio o ubicación fÃsicos en un genoma) asociados con variaciones en la proporción pélvica. Descubrieron 180 loci genéticos independientes asociados con la forma pélvica y encontraron diferencias especÃficas de cada sexo en la arquitectura genética, asà como asimetrÃas en la estructura pélvica relacionadas con la lateralidad. También descubrieron que los canales de parto más anchos se asocian genéticamente con una marcha más lenta y un mayor riesgo de trastornos del suelo pélvico , asà como con un menor riesgo de parto obstruido . Mientras que los canales de parto más estrechos se relacionan con un menor riesgo de trastornos del suelo pélvico, pero un mayor riesgo de parto obstruido Además, el estudio no halló evidencia de que una gestación más corta evolucionara para facilitar el parto, pero sà observó correlaciones genéticas entre la forma de la pelvis y el tamaño de la cabeza, lo que sugiere respuestas evolutivas a los desafÃos del nacimiento de bebés con cerebros grandes. «Este estudio muestra nuevos y apasionantes hallazgos que ponen de relieve que la evolución de la forma de la pelvis humana no solo tiene que ver con el parto y la locomoción , y que otras dimensiones del canal pélvico distintas de la anchura también pueden estar sometidas a restricciones selectivas en los humanos«, explica a SMC Nicole Grunstra, antropóloga evolutiva, bióloga evolutiva e investigadora posdoctoral senior en la Universidad de Viena (Austria). Los autores han hallado una asociación fuerte entre un mayor riesgo de disfunción del suelo pélvico (en particular el prolapso) y canales de parto más anchos mediolateralmente. «Esto respalda la hipótesis del suelo pélvico, según la cual este es especialmente importante en los seres humanos debido a nuestra postura erguida, y un canal de parto más estrecho ha evolucionado en beneficio de la salud del suelo pélvico «, añade Grunst. «Además, mientras que la mayorÃa de los trabajos anteriores han analizado el dilema obstétrico centrándose en la anchura de la pelvis, este estudio demuestra que la longitud o profundidad anteroposterior (del vientre a la espalda) del canal del parto también influye en la locomoción y el dolor de espalda. Esto último podrÃa apuntar a una relación entre la curvatura de nuestra columna bÃpeda y la forma de la pelvis, que se ha planteado como hipótesis, pero aún no se ha comprobado. Este estudio proporciona un indicio más de que esta podrÃa ser una nueva y fructÃfera dirección de la investigación en el ámbito de la evolución», concluye.